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No sólo se financia a los adoctrinadores católi-
cos, sino que el Estado, a través de sus admi-
nistraciones central, autonómica y municipal,
aportan cada año en torno a 586.000 millones
de pesetas a la Iglesia católica en sus diferen-
tes y numerosísimas vertientes.
De ese medio billón largo, sólo el 3,7% viene
de los Presupuestos Generales del Estado que
aprueban las Cortes, que ya incluye los 15.000
millones de asignación tributaria de los católi-
cos en la declaración del IRPF. Dicho de otro
modo, el Estado con control sólo aporta 1,1 %
a la Iglesia Católica y los fieles -vía IRPF-
sólo aportan el 2,6% de la financiación del
Estado a la misma. El resto sale sin control
de las arcas de varios ministerios de Estado
-Educación y Cultura, Defensa, Sanidad,
Trabajo y Asuntos Sociales- y de las conseje-
rías de los gobiernos autónomos, hasta hay
una Consejería de Medio Ambiente que finan-
cia obras de interés eclesiástico.
Las organizaciones católicas que reciben
más dinero del Estado están en el campo de la
asistencia social y de la caridad (Cáritas, 25.877
millones) y en la enseñanza. Sólo en sueldos
para pagar a los 33.440 profesores de catoli-
cismo que actúan en el sistema educativo
(15.600 en los Centros públicos), el MECD y las
consejerías autonómicas gastan más de 100.000
millones por curso, cifra pequeña para todo el
sistema de conciertos con las instituciones ecle-
siales que alcanza los 420.000 millones en sub-
venciones, el 85% de toda la enseñanza privada
concertada.
Pagamos el módulo general, las nóminas de
los docentes y hasta la administración de los
centros. Por autonomías, destaca que Andalucía
y el País Vasco destinan la misma cantidad
(54.000 millones), lo que manifiesta la altísi-
ma financiación de la enseñanza confesional en
el ámbito vasco. También Cataluña gastó lo
suyo (82.000 millones). Ambas autonomías his-
tóricas no aportan datos desde 1998.
Los profesores de religión del sistema públi-
co cobran 285.955 pesetas mensuales brutas
(secundaria), salario superior al de la privada
concertada, así que es más rentable hablar del
Espíritu Santo en la pública que de matemáti-
cas en la privada, se entiende, pues, que defien-
dan su privilegio y que CCOO se apunte al carro
de estos/as desinteresados divulgadores de dog-
mas y supersticiones.
La imponente actividad educativa de la
Iglesia atiende a 1.500.037 alumnos y 80.959
profesores y seis universidades. Este interés
social de la Iglesia no lo es en absoluto, pues
se desarrolla siempre en los barrios y núcleos
urbanos de mayor renta, en las comunidades
más ricas, no integra a las minorías y a la infan-
cia con necesidades educativas especiales.
También se financia con centros hospitala-
rios y guarderías infantiles, etc. El Estado paga
a los capellanes hospitalarios (3.700 millones),
los penitenciarios, más los capellanes castren-
ses. Todo muy aconfesional.
No menos abultadas son las ayudas para su
ingente patrimonio artístico e inmobiliario:
decenas de miles de millones públicos en estos
20 años. El año pasado, Cataluña gastó 377
millones para obras en edificios de propiedad
eclesial y como no basta participó en cuantio-
sos gastos de museos episcopales (en Vich
financió íntegramente la construcción de la
nueva sede). En Madrid, Comunidad y
Ayuntamiento aportaron 750 millones a la cate-
dral y cada año añaden más para otras pro-
puestas episcopales.
Cada año se anuncian los presupuestos de
la Iglesia, pero el presupuesto del que hablan
-23.929 millones en 2001- sólo es para pagar
los sueldos de los propios obispos (211 millo-
nes) y los de sus 19.000 curas parroquiales,
más los gastos de personal y de funcionamiento
de su propia Conferencia, pero así quieren con-
vencernos de que se financian con la declara-
ción anual de la renta.
Todos estos privilegios son incompatibles con
el laicismo y es que son los herederos del aval
católico a la dictadura por el que la Iglesia a
pesar de los maquillajes, sigue sacando una ren-
tabilidad opaca para la ciudadanía en el s.
XXI. Tras los tenues vientos de laicismo estatal
en los ochenta, vimos en 1999 como Rajoy lega-
lizó la inconstitucional existencia y contrata-
ción de los adoctrinadores católicos que se han
aprovechado de la situación, para lamentarse,
luego de serles aplicada la misma medicina.
Bin Laden tiene dinero en paraísos fiscales,
¿y el dinero de la Iglesia en Gescartera no esta-
rá relacionado con el blanqueo de dinero y la
evasión de impuestos? ¿Cuál es la diferencia
entre las escuelas coránicas financiadas por los
saudíes, las escuelas bíblicas del medio-oeste
americano y lo que se propugna aquí? ¿Cuál es
la diferencia entre la confesionalidad del esta-
do talibán y el nuestro? La estrategia de Bin
Laden era mantener unida la diversidad islá-
mica o no occidental, gracias a la existencia del
enemigo occidental, pero ese también es el
enfoque de Blair, de Aznar, de EEUU.
cnt
n°294 octubre 2003
Sindical-laboral
5
5
S
omos un grupo de docentes de
todos los niveles educativos que
estamos muy preocupados por el
bajo nivel cultural en nuestra
sociedad, los altos índices de fra-
caso escolar y la proliferación de telebasura.
Todos los esfuerzos que hemos realizado
hasta la fecha desde nuestras aulas han resul-
tado insuficientes, lo que nos preocupa enor-
memente, pues no es posible que un país
prospere de espaldas a la cultura, la educación,
la ciencia, los derechos humanos, el respeto
a otras ideas y tantos otros valores que desde
la escuela nos esforzamos por transmitir.
Para salir de esta situación queremos tras-
pasar los muros de las escuelas, los institu-
tos y las universidades, llevando la cultura y
la educación a ámbitos en los que hasta la
fecha hemos estado ausentes, en los que
nuestra dejadez ha privando a muchos ciu-
dadanos del derecho universal a la cultura.
Como primer paso, queremos llegar a un
acuerdo con las autoridades eclesiásticas para
que nos cedan un diez por ciento del tiem-
po de las misas con el fin de que profesores
especialistas en las distintas disciplinas pue-
dan llegar más fácilmente a los creyentes
mediante breves intervenciones didácticas.
Estamos estudiando cuál sería el momen-
to idóneo para insertar en las misas conte-
nidos científicos y culturales, tal vez
inmediatamente después de la consagración
o justo antes del padrenuestro.
Está claro que algunos feligreses podrían,
con razón, objetar que ellos no tienen por-
qué aumentar sus conocimientos ni su cul-
tura, ya que acuden a misa con el sólo fin de
orar y escuchar la palabra de Dios. Para solu-
cionar este problema, y aunque pudiera pare-
cer inconstitucional, a la entrada a la Iglesia
les haríamos rellenar un formulario para que
manifestaran su preferencia por la religión o
la cultura. Una vez identificadas estas per-
sonas, podrían abandonar en el momento
adecuado la nave principal de la Iglesia y reu-
nirse en las capillas laterales, la cripta o el
salón parroquial. Con el fin de evitar agravios,
estas personas podrían recibir durante ese
rato charlas de carácter no cultural ni edu-
cativo pero muy relacionadas con los conte-
nidos que se estén impartiendo en ese
momento al resto de los fieles desde el altar.
Por ejemplo, los feligreses que no quieran
repasar la tabla periódica, estudiarán los efec-
tos perniciosos de los colorantes alimenta-
rios, los que no quieran hacer ejercicios de
educación física podrán ver un documental
sobre la obesidad, y los que no quieran repa-
sar los verbos irregulares ingleses podrían
estudiar estadísticas sobre la importancia de
hablar idiomas en el mundo moderno.
Los obispos nos han adelantado que no
habría problema en computar el tiempo de
cualquiera de estas actividades como tiempo
equiparable al dedicado a escuchar la palabra
de Dios, a la oración, a la contemplación, la
penitencia o a la caridad y en ningún caso
podrá discriminarse el acceso a la salvación
eterna a los fieles en razón a sus preferencias
religiosas o educativas.
Tampoco han puesto la más mínima obje-
ción a la aparente contradicción derivada de que
el contenido de las misas esté basado en la fe
y las creencias, en contraste con la naturaleza
científica y académica de los contenidos que
habitualmente impartimos en las aulas.
En un primer momento, las clases se
impartirían sólo durante las misas obligato-
rias de los domingos y fiestas de guardar,
para más adelante extenderse a otros actos
religiosos de asistencia no obligatoria como
bautizos, bodas, comuniones, funerales, ejer-
cicios espirituales, ordenaciones sacerdotales
e incluso ceremonias de canonización o bea-
tificación.
Pero, ¿de dónde saldría el dinero para
pagar al profesorado que trabaje los domin-
gos? Sin duda alguna de los donativos que los
fieles depositan en los cepillos, del porcen-
taje de impuestos destinados al sostenimiento
de la Iglesia Católica o, en general, de los
presupuestos de la Iglesia.
Para garantizar la calidad de las enseñan-
zas impartidas, nuestra asociación gestiona-
ría directamente el dinero aportado por la
Iglesia y con él contrataría a profesores de
sólida formación pedagógica y científica que
se encargarían de impartir las clases duran-
te las misas.
Naturalmente, dado el carácter eminen-
temente laico de las clases, no dudaríamos en
despedir fulminantemente a aquellos profe-
sores que no mantuvieran una coherencia
laica entre su vida profesional y personal
haciendo cosas como casarse por la iglesia,
acudir a misa semanalmente o participar en
cualquier tipo de actos religiosos.
Finalmente, llevaremos nuestras negocia-
ciones hasta el mismo Vaticano, con cuyas
autoridades firmaríamos un Concordato que
garantizara la continuidad de nuestra noble
tarea docente en las iglesias durante los años
venideros.
¿Te parece un disparate? ¿Te parece difí-
cil de conseguir? No es tan disparatado ni
difícil. Ahí tenemos el ejemplo de los acuer-
dos entre la Iglesia y el Ministerio de
Educación en torno a la asignatura de religión
y su alternativa. Al final han conseguido lo
que nadie hubiera creído posible.
Entre tanto, puedes hacer llegar nuestra
propuesta educativa a docentes, padres, alum-
nos, políticos, sindicalistas, medios de comu-
nicación e incluso a las autoridades
eclesiásticas. Tal vez así contribuyamos a que
se entienda mejor lo que está ocurriendo con
relación a la enseñanza de la religión en los
centros sostenidos con dinero público.
Las cuentas de
la ministra
Como primer paso,
queremos llegar a un
acuerdo con las
autoridades
eclesiásticas para que
nos cedan un diez por
ciento del tiempo de las
misas con el fin de que
profesores especialistas
en las distintas
disciplinas puedan
llegar más fácilmente a
los creyentes mediante
breves intervenciones
didácticas.
El profesorado laico da la vuelta a la tortilla
La religión contra la escuela
Lo de laico y aconfesional, aquí no lo tenemos muy claro. Obligados
a pagar impuestos, tenemos derecho a que no se financie con ellos
al cuerpo de catequistas de ningún credo religioso, y menos todavía
utilizando instalaciones de enseñanza pública.
 OTROS_NÚMEROS PORTADA 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 13 14 15 16-17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32