Los presidentes de los estados español y francés se
reunían. Con esta excusa se había colapsado ya con varios días de
antelación la vida de Málaga. La ciudad estaba entregada a la policía, que
tenía total y absoluta impunidad para pedir la documentación y cachear a
quien le viniera en gana, como siempre pero más a lo bestia. El día de la
cumbre, de cada cinco automóviles que se veían , al menos dos eran
furgones azules.
Para contrarrestrar esta barbarie, se esperaba también
la llegada de 10.000 obreros y obreras del campo andaluz. Pero los
engranajes de la represión uniformada se extendían más allá de la ciudad:
cerca de 80 autobuses fueron detenidos, sin ninguna explicación, a la
entrada de la capital por la guardia civil...A pesar de todo, se reunieron
en el centro de la ciudad unas 3.000 personas, con la intención de
gritarle a la cara de los autoproclamados amos del mundo lo que opinaban
sobre sus reformas antiobreras y sus leyes antiorganizativas.
Los compañeros de la CNT salimos a la calle
reivindicando la libertad para Isaac, Iván, Jordi y Pasky, apresados en
Valencia. Pronto se sintieron muy bien recibidos, tanto ellos y ellas como
sus reivindicaciones (coreadas en masa en algunos momentos) por las bases
campesinas concentradas. «Ahí, ahí la CNT, que llevaba tiempo sin verla»,
gritaba amablemente un jornalero, mientras se acercaba a recoger nuestra
propaganda sobre los presos, sobre la reforma laboral y, en general, sobre
la CNT. Era una ocasión de lucha que hacía más receptiva la propaganda.
Por encima de problemas de siglas, leían con interés «CNT, otra forma de
hacer sindicalismo». Al poco de comenzar el recorrido, en el que los
cenetistas extendimos una pancarta de unos ocho metros con el texto
«»Libertad para los cuatro de Valencia», y detrás de la cual se colocaron
unas 1000 personas coreando «La tierra para quien la trabaja» y también
nuestros gritos en favor de los presos, y, como forma de oposición al
comportamiento represivo de los «demócratas» se gritó también «Libertad de
expresión y manifestación».
La policía cargó y, muy especialmente, contra los
cenetistas. Ya nos habían impedido el paso en Muelle Heredia (por donde
está nuestro patrimonio reivindicado) y habíamos intentado otra ruta
alternativa que también nos impidieron. Esta vez, unos cuantos policías se
colocaron delante de la pancarta de la CNT para aislarnos del resto de los
manifestantes. Después de estar unos cuantos minutos gritándoles lo que
son, enemigos de la clase obrera, y reclamando libertad de expresión, se
lanzaron sobre nosotros, haciéndonos retroceder. Varias personas
resultaron con contusiones graves. Volvimos a Muelle Heredia, donde los
«negociadores» de los sindicatos oficiales desconvocaron la manifestación.
Se les vio luego tomando cañas cerca de sus sedes y fueron abucheados por
los jornaleros que por allí pasaban camino de los autobuses de vuelta. Con
estos obreros, nosotros estamos y estaremos siempre. Nuestro sindicalismo
combativo, siempre de lucha y acción directa, coincide estrictamente con
las verdaderas y auténticas aspiraciones de los trabajadores.
Ahora, más que nunca , adelante y con cabeza, a luchar
por la dignidad de la clase obrera, con humildad y sin elitismo.
Río, Málaga