s escribimos
desde el módulo 14 de preventivos en Picassent, nuestra situación es de
espera ante los desmanes policiales y judiciales hacia nuestra persona.
Sin comerlo ni beberlo, nos vemos encerrados, por una supuesta
organización ilícita, lo que no es posible sustentar bajo ningún precepto
jurídico y sólo es calificable bajo el despropósito dictatorial de una
justicia que encarcela en base a indicios policiales, para nada
constatables. Sus medios de comunicación se encargan de crear la alarma
social, que recaba la opinión policial como un reguero de pólvora en las
conciencias sociales de la gente de la calle.
Aquí y ahora afirmamos, que la única razón que nos
mantiene presos son nuestras convicciones ideológicas y prácticas, y que
tan sólo por eso estamos encerrados. Pero nuestra denuncia va mucho más
allá: nuestra situación es fácilmente asumible en el conflicto y, que una
vez asumida, en su práctica, nos lleva a ser cabezas de turco del estado
en la lucha por la eliminación de la disidencia política. Pero nuestra
pregunta es, ¿cuántas cabezas de turco se encuentran en el módulo 14?, ¿y
en el resto de los módulos?, ¿y en Picassent?, ¿en el resto de las
cárceles del mundo? Cabezas de turco de un sistema que, por haber nacido
en una correlación de barrios marginados, desposeídos incluso de cualquier
conciencia colectiva, ven con resignación, e incluso con hastío, cómo
padres, madres, hermanos, primos, etc. Ingresan sin cesar en el mundo
penitenciario.
Niños que se comen años de presidio por el robo de
móviles, farmacias o radiocasetes, ven cómo se les arruina la vida, la
poca a la que tenían derecho, por tan sólo querer conseguir lo mismo que
los demás, con los únicos métodos que tenían a su alcance. En realidad,
todos somos cabezas de turco. Este estado encarcela indiscriminadamente
para construir más cárceles, para , a su vez, seguir encarcelando,
demostrando la irracionalidad de un sistema autoritario. Por lo tanto,
nuestra situación no merece ninguna campaña especial o específica hacia
nosotros cuatro, sino que sólo un proyecto en el que sean incluidos todos
los y presos y presas será acogido por nuestra parte con gratitud.
Y afirmamos que las luchas específicas y puntuales que
se llevaban y se llevan a cabo en estos momentos no pueden ser marginados
o ralentizados por nuestra situación, que no es ni más ni menos que la de
cualquier preso o presa del mundo.
Nos cortan las, pero seguiremos volando.¡Abajo los
muros!
Los 4 de Valencia