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cnt
n°303 julio 2004
Opinión
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233
Javier
CNT - Ponent
D
esesperación frente a la actitud
de prepotencia de la
Administración, que, escudada
tras la razón de estado, el inte-
rés público o la legislación vigen-
te, de los que es única intérprete, impone sus
decisiones a voluntad, sin que entre las tra-
bajadoras o "sus" sindicatos nadie ose enfren-
tarse con la apisonadora. Desesperación frente
a la impotencia de los sindicatos oficiales, lla-
mados por algunas "serios", impotentes para
movilizar a sus supuestas representadas fren-
te a los constantes abusos de una patronal no
por pública menos autoritaria.
Desesperación frente a la sordera de los sin-
dicatos oficiales, que, jugando el juego de la
negociación, se olvidan del trabajo de cada día
y de sus problemas.
El funcionariado es envidiado por el resto
de la clase trabajadora, y con razón. Un tra-
bajo estable no tiene precio, y eso lo puedes
comprobar fácilmente, ve a pedir un crédito y
cuando te pregunten, di que eres funcionaria
de tal o cual administración, verás cómo a tu
interlocutora se le alegra la cara.
El tener en la mayoría de los casos la jor-
nada continuada, o sea, el horario de maña-
nas, y horarios que no llegan a las 37 horas,
son un privilegio. También, el que tus jefas no
sean más que intermediarias entre tú y la ente-
lequia "Administración", alivia, aunque no
siempre, la tensión lógica entre la explotado-
ra y las explotadas.
Ventajas innegables cuando hoy la clase
trabajadora se ha de volver a plantear la
implantación real, y no legal, de las cuaren-
ta horas semanales, cuando antes de entrar en
el mercado de trabajo entramos en el de la
precariedad (becarias, contratos en prácti-
cas...), cuando las empresarias en vez de suel-
do te pagan en metros de pared, y te exigen
productividad, competitividad, docilidad, ser-
vilismo...
No somos trabajadoras, somos unos engra-
najes más en la era industrial, como en los
ciclos de la naturaleza, la industria devora las
materias primas creando objetos de consumo,
las trabajadoras devoramos los objetos de con-
sumo, a nuestra vez somos devoradas, en nues-
tros bolsillos, sí, pero antes en nuestras mentes,
por el estado y los miles de productos o sólo
marcas (sin producto real detrás). El final de
la cadena lo marcan los carroñeros, el FMI, el
BM... el capitalismo.
LAS FUNCIONARIAS no podemos quejarnos,
aún estamos bien. Y por eso no nos quejamos,
¿que llevamos veinte años perdiendo poder
adquisitivo y los sindicatos oficiales ni lo
comentan?, no pasa nada, peor lo tiene la
gente que, para que no se vaya "su" empresa
a explotar y tiranizar polacas, o bengalíes,
renuncian a un quince o un veinte por ciento
del sueldo. ¿Que cada día aumenta la preca-
riedad en la Administración?, tranqui, a ti,
funcionario de carrera o laboral fijo, hasta que
te jubiles no hay quien te eche, o casi. ¿Que
tienes que hacerle la pelota a tu jefa y a "tus"
representantes sindicales para que te tengan
en cuenta en el próximo reparto de producti-
vidades, niveles y complementos varios?, eso
nos pasa a todas, no ya por cobrar un poqui-
to más, sino por poder trabajar. ¿Que te falta
esto o te sobra aquello?, pues sí, pero podría
ser peor, lo puedes ver cada día.
Por eso frente a la vergüenza que repre-
senta el que constantemente la administra-
ción central impone nuevos y/o mayores
complementos, con el acuerdo sumiso de los
sindicatos funcionariales, con la mayor depen-
dencia que ello implica de las trabajadoras de
los caprichos de sus jefas, con el aumento de
diferencias reales (mensurables en euros) entre
compañeras, o sea, con la transformación de
compañeras en rivales. Frente a la promesa de
mayores complementos, las trabajadoras aca-
bamos esperando que nos caiga uno encima
que nos permita enjugar la constante pérdida
de sueldo. "Nuestras" representantes sindica-
les, que lo saben, entran en el juego de ése
reparto, y lo que negocian no es por un suel-
do digno
1
o por recuperar el poder adquisiti-
vo perdido en veinte años, sino por conseguir
de la Administración nuevos y mayores com-
plementos, vendiéndonos, vendidas ya ellas, a
cualquier otra imposición.
Esto fue así con el PSOE, lo ha sido con el PP,
y ya vuelve a serlo con el nuevo PSOE de
Zapatero, con ese nuevo talante negociador, el
mismo del que hacía gala el PP a su llegada al
poder y que demostró no hace mucho con su
ASMA en el 2002 (Acuerdo Administración-
Sindicatos para la Modernización y Mejora de la
Adminstración Pública), similar a otro ASMA
(Acuerdo Administración-Sindicatos para
Modernizar la Administración y Mejorar las
Condiciones de Trabajo) éste del 91 y con el PSOE.
Las sindicaleras oficiales se quejan que
cuando convocan movilizaciones nadie res-
ponde, deben estar sordas, desde mi lugar de
trabajo he oído muchas respuestas, la mayo-
ría no sonarían bien en sus mesas de nego-
ciación, en sus comités, o en las asambleas
que no convocan, quizás por eso mismo no las
convocan. De todas formas no se pueden extra-
ñar, si la mejora de tus condiciones de traba-
jo pasa por pisar las de tu rival... cómo pueden
pedirnos solidaridad?
UTOPÍA, es a lo que suena eso de que aún
mismo trabajo corresponde un mismo sueldo,
cuando en la AGE, como en otras administra-
ciones, ya se parte de varios supuestos lega-
les diferentes; personal funcionario, es el que,
según sentencia del Tribunal Constitucional
del año 87, debería conformar la gran masa
de empleadas públicas, con un Estatuto que se
aprueba como una ley; a su lado, personal
laboral fijo, con contrato estándar y sometidos
a Convenio Colectivo; a continuación personal
en precario (que pretenden reducir en los dos
años de vigencia del último acuerdo hasta el
ocho por ciento, cuando hay centros de trabajo
que superan el 40%) que también puede ser
funcionario interino o laboral contratado en
toda la variedad que la ley permite (y si no,
se cambia la ley, para ello existen contratos que
sólo puede efectuar la administración pública);
y finalmente, personal a dedo, llamados iró-
nicamente eventuales y asignados directa-
mente a puestos políticos que, pobres, se han
encontrado en la calle con el cambio inespe-
rado de gobierno, es el juego de la política,
nos cambian los perros, pero nosotras segui-
mos con el collar de castigo y el bozal.
Casi todo este personal se encuadra en las
llamadas RPT's, relación de puestos de traba-
jo, originalmente aplicadas al personal fun-
cionario y establecidas en su momento, por
supuesto, al más puro estilo franquista. Desde
que se aprobó en el 98 el Convenio Único de
la AGE está pendiente su confección para el
personal laboral, parece que pronto tendre-
mos la relación hecha (seis años necesita la
administración para saber, sólo en el aparta-
do de personal laboral fijo, a quién tiene con-
tratada). Los listados provisionales que entregó
la administración a los sindicatos oficiales,
éstos, en lo que parecería buena lógica, empe-
zaron a consultarlos en los algunos puestos de
trabajo, no en todos, tampoco hay que pasar-
se, que la información es poder y tampoco se
puede regalar de ese modo. Realmente, si ellas
son nuestras representantes, ¿qué derecho
tenemos las trabajadoras a ser escuchadas?:
respuesta, ¿nos han concedido alguna vez
dicho derecho?, ¿nos han concedido alguna
vez ningún derecho?
Mientras por un lado siguen recortándonos
sueldo, devaluándolo cada año un poco más,
por otro, con lo que se ahorran, siguen espe-
culando con a quién le tocará uno u otro com-
plemento, una u otra gratificación (que al final
sólo eso son las RPT's). Entre y entre, vamos
perdiendo dignidad, no ya por la pérdida de
poder adquisitivo que todo ello significa para
la gran mayoría de compañeras, sino porque
nuestro salario depende cada día más de nues-
tra amistad con las jefas, con las sindicalistas
oficiales o con las mafias funcionariales, por-
que nuestras compañeras pasan a ser rivales,
porque nuestro trabajo no es administrar los
bienes públicos al servicio de toda la socie-
dad, sino acumular puntos, complementos,
productividades y amistades que nos permi-
tan acceder a más puntos y/o complementos.
EL SUELDO DIFERIDO y la gota que colma
el vaso es el tema de las pensiones: no basta
que el personal funcionario, el personal por
excelencia de la Administración Pública tenga
obligatoriamente un sistema de sanidad pri-
vada (MUFACE), qué ejemplo para la pobla-
ción. Ahora, gracias al famoso acuerdo del
talante negociador del 2002, nos ponen tam-
bién pensiones privadas, curiosamente es en
lo único en el que todas las trabajadoras de la
AGE estaremos hermanadas, funcionarias, labo-
rales, precarias y "eventuales" (o políticas),
con dos años de antigüedad pasaremos a for-
mar parte de la gran familia que cobrará una
parte de su salario en "sueldo diferido", un
0'5% que irá a parar a una "entidad gestora",
que gestionará una miseria de pensión mira-
do individualmente, pero que multiplicado por
530.000 potenciales clientes a la fuerza, supo-
ne una buena cantidad y unos buenos intere-
ses para los banqueros, que casualmente son
los únicos que se disputan dicha gestión.
La vergüenza y desvergüenza a un tiempo
consiste en que encima nos lo venden como un
logro para las trabajadoras de la administración
(...¿a propuesta de la administración?), la
desesperación consiste en la dejadez de las
trabajadoras, frente a una miseria de "salario
diferido", una miseria de pensión de jubila-
ción que algo ayudará mientras desmantelan
por etapas las pensiones de la S.S.
No nos quejamos por perder dinero cada
año, ni nos quejamos del auténtico régimen
franquista que regula las relaciones laborales
en la administración, ni nos quejamos de que
nuestros representantes nos representen sin
contar para nada con nuestra presencia, y
cuando nos quejamos, es para quejarnos de
que no nos quejamos, así nos va. ¿Qué espe-
ramos?, las castañas del fuego nos las tenemos
que sacar nosotras mismas, está más que claro
que no lo harán las sindicaleras profesionales.
Tenemos las gobernantes que nos merece-
mos, como dice el refrán, y tenemos también
los sindicatos que nos merecemos. Las traba-
jadoras de la función pública podríamos ser la
punta de lanza, por lo menos en cuanto a dere-
chos consolidados (hasta hace bien poco), en
la lucha de la clase obrera, primero por redu-
cir la jornada, tenemos en convenio reconoci-
das las 37'5 horas, por qué no piden las
sindicaleras las 35 horas que figura en su pro-
grama, más bien al contrario han de rogar para
que no nos aumenten las que ya tenemos.
Teníamos la jornada de mañanas, el último
Acuerdo Administración Sindicatos para la
Mejora y Modernización de la Administración
Pública (o ASMA) quiere establecer como
norma la jornada partida, y encima nos lo mez-
cla con la conciliación de la vida familiar. Una
lucha que debería ser asumida por toda la clase
obrera, la jornada continuada, los sindicatos
funcionariales la venden por unos comple-
mentos, rebañados de nuestros sueldos, com-
plementos a los que sus delegadas no quieren
renunciar, aunque luego vayan a liberarse de
un horario por el que cobrarán, recordad que
la última gran amenaza fantasma de huelga
en el INEM la originó una nota poco afortunada
de la exdirectora (pobres políticas) poniendo
trabas a la concesión de complementos hora-
rios a aquellas trabajadoras que, por motivos
sindicales, previsiblemente no cumplirían
dichos horarios.
Iluso, las rivales (no compañeras) de la
Administración no unirán esfuerzos por su dig-
nidad, como mucho por una paga de produc-
tividad, como está pasando estos días en la
Tesorería de las S.S.. O quizás sí, quizás un día
empiecen a negarle el pan y la sal a las que
nos venden por unas horas sindicales, por unas
dietas para comisiones, o por salir retratadas
en sus medios, migajas de poder, miserias de
la condición humana. Aquí estaremos algu-
nas, ilusas, utópicas, organizándonos en la
CNT, aprendiendo, aguantando, luchando.
12 de junio del 2004
[1] Sueldo mensual en euros año 2004 del per-
sonal funcionario niveles C: 663'43, D:
542'47 y E: 495'24, a esta cantidad hay que
sumarle los comentados complementos.
Sueldo mensual bruto en euros año 2004
del personal laboral grupos 7: 755'24 y
8: 726'29.
DESESPERACIÓN, ésta podría ser la palabra, desesperación. No queda ya esperanza
entre las trabajadoras de la Administración General del Estado (AGE), esperanza de
cambios de verdad.
Por un sueldo diferido
La industria devora las materias primas creando
objetos de consumo, las trabajadoras devoramos
los objetos de consumo, a nuestra vez somos
devoradas, en nuestros bolsillos, sí, pero antes en
nuestras mentes, por el estado y los miles de
productos o sólo marcas (sin producto real detrás).
El final de la cadena lo marcan los carroñeros, el
FMI, el BM,... el capitalismo
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