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El asunto de la autodenominada Unión
Europea y sus elecciones no les interesa ni
siquiera a los polacos, o a los eslovacos, que
acaban de llegar y se supone que tendrían que
estar ilusionados con el estreno. En el con-
junto de la Unión los euroespañoles quedan
por encima de la media de participación con
un mísero 45%. El llanto y el crujir de dien-
tes, lágrimas y dientes de cocodrilo, se escu-
cha entre los políticos de todos los signos
pues la abstención a todos les perjudica por-
que significa que el electorado está perdien-
do su fe en el tinglado y la fe es imprescindible
para que el tinglado se mantenga, porque la
fe es una creencia que no necesita argumen-
tos ni verificación alguna, que no admite tér-
mino medio. Si en vez de la fe, el presunto
elector se inclina por el razonamiento y exige
obras concretas y se dedica a hacer pregun-
tas indiscretas, el tinglado se viene abajo y
aparece el auténtico esqueleto del asunto.
Para muchos ciudadanos la UE sigue siendo
el mercado común al que le tenemos que agra-
decer el euro que borró fronteras monetarias
para los mercaderes y encareció la vida de los
consumidores, un mercado en el que todo se
compra y todo se vende, se trafica y se
corrompe en el que todos van a sacar algo,
como por ejemplo fondos de "consolación"
para quemar cosechas de lino, o sembrar gira-
soles que nadie se tomará la molestia de cose-
char.
El tema de la Constitución Europea que
tanto parece preocupar a los europolíticos,
es una pura abstracción, una entelequia en
la que seguramente se harán declaraciones
taxativas del estilo de: todo ciudadano euro-
peo tiene derecho a una vivienda digna, un
trabajo estable y un viaje a Eurodisney. El
personal encuentra más sencillo de com-
prender y más entretenido el funcionamien-
to de la Eurocopa, o del festival de Eurovisión.
Por supuesto los que más votaron fueron
los belgas que tienen el negocio y qué nego-
cio, montado en Bruselas, y por gremios los
que más votaron fueron los eurocandidatos
que se jugaban uno de los eurosueldazos que
reparten allí. Un escaño de oro y un retiro
honorable por ejemplo para esos dos pesos
pesados, pesadísimos, que son Mayor Oreja,
de profesión sus derrotas y de vocación sus
peroratas plomíferas, y Borrell el candidato
frustrado y trasvasado a la dulce Bélgica. El
eurobalneario de Bruselas es una versión de
lujo del ostracismo que viene de ostra, en la
Eurocámara te aburres pero te forras y ade-
más no tienes que darle cuentas a casi nadie,
porque a casi nadie le importa.
Moderación
Cambiamos de gobierno, pero no de consig-
nas. Moderación, repiten, hablando de los
salarios. No creen que hay gente que no
puede moderarse sin caer en el abismo. Las
estadísticas les dicen que la cifra de los que
"no llegan" a fin de mes es mayor; y que se
acorta el plazo en que termina el mes. Los
bancos, que crece el número de morosos.
Saben que el cambio de la peseta al euro ha
producido estragos en los precios.
Desde que comenzó la transición la eco-
nomía española ha acentuado su condición
de fábrica de falsos ricos: las letras, los pla-
zos, los créditos, han funcionado con tal
abundancia que muchas personas de la clase
media, incluso de lo que fue el proletariado
cuando las palabras tenían otra certidumbre,
han creído que viven en la abundancia y
han tomado espíritu de ricos como clase
social: pequeños comercios, taxis, propie-
dad de viviendas. Muchos han sido derriba-
dos, y todos están en peligro. La falsificación
de esta riqueza ha llegado al punto de que
los intereses han ido bajando porque com-
pensa más la abundancia de clientes a bajo
interés que el número corto con interés alto.
A esta esperanza creada han respondido
con alza de precios; no sólo los del escándalo
de la vivienda, sino todos, alentados por otra
fantasía que es la de las cifras aparente-
mente más bajas. Cuando el espantajo ante-
rior gritaba "España va bien" no decía a costa
de quién, ni quiénes han mejorado la eco-
nomía de ellos: estos consumidores sobre
los que se ceban. El valor del trabajo ha des-
cendido con la incorporación de la mujer y
del inmigrante; sobre la mujer aún pesan
los salarios más bajos y el número más alto
en el desempleo. Lo que debía ser una parte
de su independencia con respecto al hombre
y al grupo familiar se ha convertido en parte
indisoluble de esa economía; lo que antes
mantenía un solo cónyuge, ahora requiere el
esfuerzo de los dos, y aún así no se alcanza
el mínimo para una vivienda en las parejas
jóvenes. El inmigrante que ayuda a que
España vaya bien hace un trabajo negro por
un precio bajo, y ha de aceptarlo todo por
miedo. Hasta contribuye a la demografía que
la pareja nativa no puede engrosar porque
la vivienda no existe, los salarios no alcan-
zan y el tiempo de trabajo absorbe las horas
y no se cubre con las semanas de materni-
dad, que son otro disimulo de lo real.
Moderación, dicen: un gobierno que se
titula de izquierdas, y lo es relativamente por-
que se opone a una derecha absoluta, no
llega al poder únicamente por retirar los sol-
dados de la guerra ni por disminuir relati-
vamente el poder de la iglesia en las escuelas:
ha de serlo por el equilibrio social o por el
nuevo reparto de la riqueza y de la pobre-
za. Es posible que no pueda porque vive en
un mundo adverso; pero cuando reclama la
moderación de salarios para mejorar la eco-
nomía española está también reforzando el
capitalismo duro.
cnt
303
Julio 2004
VI época - Madrid
La Europa de los sueldos
Eduardo Haro Tecglen
Moncho Alpuente
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El tema de la
Constitución Europea
que tanto parece
preocupar a los
europolíticos, es una
pura abstracción, una
entelequia en la que
seguramente se harán
declaraciones
taxativas del estilo de:
todo ciudadano
europeo tiene derecho
a una vivienda digna,
un trabajo estable y un
viaje a Eurodisney
Sostiene un académico de la Real que, al igual que anarquía es desorden, ban-
quero debe quedar como ladrón. Un becario del CSIC, que trabaja en el
Diccionario del Español Futuro, cree que quedaría más propio darle el sinó-
nimo de delincuente. El usurpador Alfredo Sáenz, vicepresidente del Banco
de Santander y a quien se le cae la lengua a cachos desde que sabemos que
tiene un fondo de pensiones blindado de 60 millones de euros, opina, por con-
tra, que los ladrones y delincuentes son los pobres y medianos, que se empe-
ñan en utilizar las migajas benéficas que les dejan los dueños del Estado y
del Bienestar. El agente social José María Cavernas, jefe del sindicato de
Patronos, a veces confundido con el de Banqueros, cree, igualmente, que
"seguridad social para qué si nosotros ya tenemos con qué". El becario del
habla del futuro ha denunciado acoso y derribo tras proponer para los butro-
neros, mientras seguía trabajando en la b, el calificativo de revolucionarios.
Jenofonte
Despilfarro de bienestar
la fotomatona
la fotomatona
No creen que hay
gente que no puede
moderarse sin caer en
el abismo. Las esta-
dísticas les dicen que
la cifra de los que "no
llegan" a fin de mes
es mayor
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