¿Guerra atómica?
Josep
"Quizá
estalle la primera guerra atómica. Primera porque las bombas de Nagasaki
y de Hiroshima no fueron una acción de guerra. Japón estaba vencido,
pero la bomba necesitaba probarse en ciudades habitadas para conocer su
efecto, y para advertir a la URSS de que se tenía el "arma absoluta", y
evitar que interviniese en la paz de Japón. Cosas políticas. Como las de
ahora: Pakistán, India y Cachemira son invenciones de la descolonización
británica para dejar dividido y roto el país que abandonaba.
No es una idea luminosa, sino un
sistema de descolonización. La colonización separó etnias, fronteras
naturales, idiomas y culturas, pequeñas economías, según los intereses y
las repugnancias entre los europeos; la descolonización realizó una
nueva separación cortando en dos o en tres tribus, intereses, salidas al
mar, ríos, idiomas. Se llevó la técnica know-how. Así se muere África.
Nuestro bravo mundo occidental culmina
su tarea con el refuerzo de la lucha contra la inmigración, acordada y
probablemente firmada en la cumbre aznárica del 21 de julio, recién
terminada la inoportuna huelga. A nadie se le ocurre más que a Aznar
provocar una huelga el día antes de su despedida europea.
Hay mas intervenciones de Occidente en
estos casos, que se han ido animando desde el 11 de septiembre y
responden a una plan largamente preparado. Pakistán es el sector
musulmán del imperio indio, y su dictador se apresuró en colaborar con
Estados Unidos contra Afganistán. De otro modo habría caído no ya en la
misma acción, sino que India se hubiese aprestado a la guerra por
Cachemira, que, qué desastre, es de mayoría musulmana. Cuando la India
comienza a denunciar que hay terroristas musulmanes de Cachemira y de
Pakistán corre a alistarse en la guerra antiterrorista proclamada por
Bush para estar en el buen lado de la "libertad infinita" y pronunciarse
contra "el eje del mal".
En el fondo está el deseo de destruir
Pakistán y, si puede, liberar a los iraquíes buenos dominados por el eje
del mal. Y así hay en este momento un millón de soldados, tan inocentes
como todos los soldados ?que no son más que civiles disfrazados con
uniformes por sus gobiernos- , a un lado y otro de las fronteras; y se
ensayan los misiles de cabezas atómicas.
Mi instinto, o mi buena voluntad, me
hace creer que la primera guerra atómica no sucederá. Pero todo depende
del interés de Estados Unidos y su idea de la libertad infinita. ("La
primera guerra atómica" Eduardo Haro Tecglen. Visto/Oído. EL PAIS)".
Como mi amigo Eduardo, quiero creer
que la primera guerra atómica no sucederá. Como siervos de las castas
inferiores hemos sido educados en la obediencia, el respeto, la sumisión
y toda una serie de principios morales y éticos que nos incapacitan a
pensar y a actuar con una violencia destructora tan antihumana. La
especie humana, como todos los seres vivos queremos vivir, gozar de la
vida y cuidar de nuestra descendencia. Nuestros instintos son contrarios
a la destrucción y a la guerra. ¡Para nosotros una guerra atómica es
impensable¡
Como soldados forzados necesitamos de
las enfervorizadas arengas de nuestros generales o de las eternas
recompensas de nuestros obispos para lanzarnos al combate. Los suicidas
palestinos necesitan un convencimiento absoluto del paraíso de Alá para
hacer explotar la dinamita de su cintura.
Necesitamos de las provocaciones de
los enemigos, que tan sutilmente han organizado nuestros propios
generales amigos, para ir cegados a la guerra. Han de mermar
considerablemente nuestro raciocinio para podernos arrastrar a la
barbarie. En las guerras modernas nos han de empujar con extrañas
pócimas manipuladoras de la conducta (prohibidas a la sociedad civil)
para que participemos sin excesivos problemas mentales. Difícilmente ya
no nos puede salpicar la sangre de los cuerpos que hemos destrozado
desde las alturas de las que nos hacen lanzar sus mortíferas bombas.
Pero los resultados del horror y la destrucción no pueden esconderse.
Por esto, después de las guerras
cibernéticas, los soldados regresan tan traumatizados y enloquecidos
como regresaban de aquellas guerras medievales de 100 años de duración.
No les es tan fácil hacernos apretar el botón.
La obsesión de cualquier ciudadano que
haya colaborado en una guerra es que sus hijos se libren de participar
en ninguna de ellas.
Pero, amigo Eduardo, nosotros
olvidamos o no queremos aceptar que nuestras castas superiores han sido
educadas (para perpetuar su supervivencia) con otro tipo de criterios
morales y éticos diferentes a los nuestros. Ellos no parpadean, no
dudan, no tienen ningún tipo de escrúpulos. No tienen remordimientos de
conciencia. Ellos aprietan el botón y luego son capaces de sonreír con
la más absoluta mezquindad y declarar ante la prensa: ¡Hemos sido
elegidos por Dios para salvar a la Humanidad¡ ¡Hoy es un día histórico¡
Ellos no tuvieron la más mínima piedad
para avisar a los pobladores de Hiroshima y de Nagasaky, a sus miles de
hombres, mujeres, ancianos y niños que se lanzaría una bomba atómica
sobre sus ciudades. Ellos, los vencedores (como nos lo ha recordado a
los europeos el Cesar Bush en su visita a Normandía) no han sido
juzgados aún por ningún tribunal internacional por los bombardeos de
Dresde, ni por el napal lanzado en Vietnam, ni por los bombardeos
indiscriminados sobre Yugoslavia, ni sobre el Irak, ni sobre Afganistán,
etc.
La violencia, el uso indiscriminado de
la fuerza de destrucción siempre ha sido monopolio del poder. A las
castas inferiores nos está prohibido su ejercicio. Dicen que el pueblo
enloqueció cuando levantó las guillotinas en las ciudades de Francia.
Nos quieren sumisos y pacíficos.
Nosotros, amigo Eduardo, olvidamos o
no queremos aceptar que la propiedad sobre los medios militares, las
técnicas de armamento y los conocimientos científicos puestos al
servicio de la maquinaria de guerra es el contenido universal del poder
del que emana toda autoridad. Autoridad sobre el mundo y sumisión del
mundo: los dos elementos antagónicos de una contradicción.
Esta propiedad no puede ser
compartida. Ha de monopolizarse. Así lo ha dicho claramente Bush en su
discurso belicista en la academia militar de West Point: (...)"Cuando se
extiendan las armas nucleares, químicas y biológicas junto con nuevas
tecnologías de misiles, cuando eso ocurra, incluso estados débiles y
grupos pequeños pueden lograr un poder catastrófico para atacar a
grandes países"(...) "Tenemos que combatir al enemigo, destrozar sus
planes y enfrentarnos a las peores amenazas antes
de que surjan".
En 1990, el actual vicepresidente
Cheney ya preconizaba que los EEUU "debían configurar el mundo a su
manera y no debía dejar que le surgiera ningún competidor en esta
tarea".
A los ciudadanos nos puede horrorizar
la "ética del poder", pero no podemos cerrar los ojos ante ella. No nos
puede tampoco sorprender: es mas antigua que Matusalén.
(...)"Hoy no podemos eludir las
responsabilidades que nos incumben en las Hawai, Cuba, Puerto Rico y
Filipinas. No podemos mantenernos aislados en el interior de nuestras
fronteras y aceptar que no somos más que un conjunto de revendedores que
no tenemos ningún interés por lo que ocurre fuera (...) Si queremos
tener un lugar en la lucha por la supremacía naval y comercial hemos de
hacer valer nuestro poder fuera de nuestras fronteras (...) Esto desde
un punto de vista comercial. Desde el punto de vista del honor, el
argumento es aún más fuerte: Los cañones que tronaron sobre Manila o
sobre Santiago nos han dado éxitos y glorias..." ("La vida intensa" T.
Roosevelt 1899).
Sin duda que encontraríamos textos
parecidos en los escritos de Julio Cesar ("La guerra de las Galias").
Esta es la ética del poder, de los
hombres miserables, asesinos, enfermos mentales, que hoy dirigen el
mundo.
Si el interés del Imperio Bush pasa
por la destrucción de la India o del Pakistán (dos potencias nucleares)
nada detendrá la guerra.
Fallarán nuevamente nuestros
instintos, serán inútiles nuestras buenas voluntades. Sucederá aquello
que puede parecer impensable, imposible, irrealizable desde el cerebro
de cualquier ser humano. ¿Acaso no están sucediendo en el mundo cosas
impensables?
¿Acaso no estamos asistiendo a un
deterioro irreversible de las * partes del mundo que están provocando
miles de situaciones de barbarie impensables?
¿Acaso puede el sistema sobrevivir sin
mantener un saqueo sistemático del mundo, sin obligar a retroceder a
regiones enteras a situaciones preindustriales para apropiarse
enteramente de sus riquezas naturales?
Esta guerra (u otra) no solamente son
posibles en esta fase del desarrollo capitalista sino que son sus únicas
alternativas para la consolidación del Imperio. Ningún competidor en el
dominio del mundo.
Pero algunos piensan que el problema
son solamente ciertos desajustes de una política neoliberal. Frente a
los terribles acontecimientos que se están desarrollando la mayoría de
los intelectuales europeos (de la izquierda del capital) siguen sin
quererse percatar de la realidad del mundo y continúan preocupados por
"rescatar la radicalidad democrática y socialista del movimiento obrero
de los años 70". Continúan intentando, ilusoriamente, jugar un papel
destacado en el salvamento del naufrago... "Es verdad que el capitalismo
actual está sometido a continuas crisis; que el neoliberalismo que la
sostiene hace aguas por todas partes; que las declaraciones sobre la
plena autonomía de los mercados están contradecidas por las
intervenciones públicas cada vez que los Estados así lo deciden; que los
escándalos y quiebras superabundan ?Enron, Arthur Andersen, Merill Linch,
más de 40.000 suspensiones de pagos previstas este año en Alemania, etc-
; que los paraísos fiscales parecen inamovibles; que las exclusiones
dentro de cada Estado y las desigualdades entre países son cada vez más
insoportables; que la economía criminal es cada día más potente y
peligrosa; que no se resuelve el paro y que se generaliza la precariedad
en el empleo con la consiguiente inseguridad personal y familiar, y que
la desprotección social que ha generado es absolutamente dramática
(...)" (José Vidal-Beneyto ¿Cabe ser hoy socialista en Europa? EL PAIS
31/05/2002).
Yo me gustaría preguntarle al señor
Jose Vidal-Beneyto ¿cómo cree que el capitalismo actual puede imponer
las condiciones que usted mismo describe? (Condiciones, además,
inscritas en los sectores del mundo que hasta ahora hemos considerado
industrializados -las provincias ricas del Imperio-, porque para el
mundo poco desarrollado ya hace mucho tiempo que no podemos hablar de
crisis, desprotección social, desigualdades, o economías en
dificultad... sino de absoluta miseria). ¿me puede explicar usted una
sola ley económica que hoy esté realmente vigente en esta economía
criminal (por usar sus mismas palabras)?
Le responderé. La única ley que
funciona es la ley de la fuerza. Olvídese usted del libre mercado, de la
libre competencia entre las naciones, de la ley del valor, de los
tratados internacionales, del comercio justo, de las Naciones Unidas, de
la radicalidad democrática etc. etc. La socialdemocracia terminó su
andadura. Está escrito que terminaría su andadura en la última fase de
concentración capitalista. Mi pésame, señor Vidal Beneyto.
Este peligro de guerra atómica entre
la India y el Pakistán viene determinada por toda una estrategia ("la
larga guerra contra el terrorismo") diseñada por los EEUU y puesta en
marcha después del 11 de septiembre. Nada de lo que pueda ocurrir se
distanciará un milímetro de los planes minuciosamente diseñados desde
Washington. Si la India y el Pakistán están al borde de la guerra es
porque los EEUU han empujado a los dos países hasta el borde de la
guerra.
Mientras los EEUU sostienen a
Musharraf, pertrechan a su ejército, controlan su espacio aéreo,
disponen de importantes instalaciones y bases militares, y canalizan las
operaciones de inteligencia a través del ISI (Servicios de inteligencia
paquistaníes) hasta el punto de haber impulsado la creación de grupos
radicales islámicos que actúan en la Cachemira india, mantienen al mismo
tiempo un tratado de cooperación militar con la India en competencia con
Rusia y Francia. Si bien la tecnología militar india en mísiles
balísticos y nucleares ha sido transferida por las multinacionales
francesas (que a su vez participan en la construcción de submarinos para
la armada paquistaní) podemos decir que los EEUU controlan los sistemas
tecnológicos militares tanto de la India como del Pakistán.
Todo lo que pueda hacer tanto Pervez
Musharraf como Behari Vajpayee necesita del consentimiento de
Washington. Si los dos mandatarios arrastran a sus poblaciones a la
guerra saben de antemano los resultados de la confrontación:
aniquilación de millones de seres humanos, éxodos inimaginables,
miseria, destrucción, hambruna y un inmenso salto hacia un mundo
absolutamente empobrecido.
¿Acaso el empobrecimiento del mundo,
la vuelta al pasado preindustrial, la carencia de cualquier capacidad
tecnológica y su imposibilidad de alcanzarla no es la mejor estrategia
para librar al Imperio de los peligros de enemigos potenciales de
desarrollar guerras químicas, biológicas o nucleares?
Pues ésta es la cruzada contra el
terrorismo.
Pero esta cruzada fracasará porque el
mundo que necesitamos construir los humanos necesita que el conocimiento
circule sin fronteras, necesita de miles de laboratorios y centros
farmacéuticos para la fabricación de vacunas y medicamentos, necesita
que miles de estudiantes inunden los centros de enseñanza, necesita de
nuevas técnicas y nuevos materiales para poder hacer generalizable una
vida digna para todos, necesita más biólogos, más químicos, más
científicos, necesita terminar con el sistema de patentes, necesita de
un software libre,... necesita de una sociedad libre, colaboradora y
pacífica.
¿Cómo lo van ha impedir? ¿Bloqueando
las redes informáticas, bombardeando a todos los laboratorios que posean
"equipos de fermentación" para producir vacunas (como en el caso del
laboratorio de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana),
ilegalizando a las comunidades científicas e impidiendo que puedan
asistir a las reuniones internacionales, despidiendo de las
universidades a los estudiantes que no sean rubios con ojos azules,
escondiendo los estudios de Einstein, declarando un peligro social a las
matemáticas, los logaritmos, los pentagramas, etc. etc? ¿haciéndonos
volver a la prehistoria?
Su batalla está perdida de antemano.
(Un inciso: Esta vuelta de la
Humanidad a la prehistoria tiene curiosamente otro gran defensor en el
anarquista norteamericano Zerzan y en diferentes grupos
antiglobalizadores y conservacionistas. El problema sigue siendo también
que para volver a una sociedad recolectora y cazadora sobramos unos
cuantos miles de millones de seres humanos.)
Solo la indiferencia de la Humanidad
ante la destrucción del mundo y la aniquilación de los seres humanos
pueden darles la victoria. Solo con la ayuda de todos aquellos que
quieren quitar el hierro de la fragua, que anuncian que los tambores de
la guerra suenan lejanos y que nunca llegarán a nuestras ciudades... lo
conseguirán.
Yo no colaboraré y seguiré haciendo
sonar las alarmas. La más mínima posibilidad de una guerra entre la
India y el Pakistán debería poner en pie de guerra a todos los
ciudadanos del mundo.