Si
liberar los pensamientos y las creencias de
influencias totalitarias se puede llamar progreso
espiritual e, incluso, social –y objetivamente puede
decirse que es así- los tiempos que corren son justo
lo contrario. No un retroceso, sino una eliminación
de las libertades en general, y las de expresión y
reunión en particular. En nombre de la seguridad, la
paz social y la democracia que se han convertido en
influencias totalitarias, en sinónimos de opresión y
tiranía.
En el vocabulario
de ahora, democracia se ha convertido en
legitimación por las urnas del capitalismo
neoliberal en lo económico, y el fascismo y la
xenofobia en lo social.
Un nuevo paso en
ese camino de conculcación, de violación, de
exterminio de derechos y libertades es la nueva Ley
de Partidos y Asociaciones.
No sé si alguien
ha tenido oportunidad de echar un vistazo a la nueva
ley. Me da la sensación de que es una de esas leyes
llenas de lagunas, de vaguedades, de párrafos cuya
interpretación se dejan al arbitrio de los
funcionarios. Lo cual quiere decir que pretende ser
una herramienta política para quitar de en medio lo
más rápidamente posible a los rivales que no
interesa que entren en el juego "democrático".
El sistema
representativo vigente huele a podrido en muchos
aspectos. Funciona porque a los que tienen el poder
les interesa. Es su juego y son sus reglas y sus
trampas (ver listas cerradas de candidatos, la misma
Ley de Hondt, etc.)
Pero resulta que,
cuando esas reglas no les dan los beneficios que
esperan de ellas, es decir, no obtienen el poder
absoluto, las cambian. No sólo se creen amos del
tablero, sino de los peones y, por supuesto, del
libro de instrucciones que viene escrito a lápiz.
Todo poder aspira
a ser eterno y la tiranía, no importa si impuesta
por la televisión y las urnas o por otras armas,
aspira, además, al poder absoluto.
Una ley que
permite ilegalizar parido y asociaciones es una
importante arma política del gobierno de turno para
usarla, primero, contra el nacionalismo vasco
–contra Batasuna como excusa- y luego, irá contra
otros nacionalismos buscando otras excusas o contra
los movimientos sociales –sindicatos no vendidos,
organizaciones no gubernamentales de verdad,
movimientos antiglobalización, etc.- cuando
adquieran el suficiente poder para oponerse, aun
puntualmente, a los dictados del estado.
Todas las tiranías
han usado leyes idénticas. Las usaron los zares y
los reyes, las usaron Primo de Rivera y Franco, las
usó el gobierno de Sudáfrica para ilegalizar el
Congreso Nacional Africano, la dictadura argentina,
Marruecos en el Sahara y contra la oposición
interna, Turquía contra partidos de izquierda y
pro-kurdos.
En definitiva, los
que siempre detentaron el poder siempre también se
inventaron las leyes para ilegalizar lo que en cada
momento les molestaba ya fueran los partidos
rivales, los movimientos sociales, los sindicatos,
etc.
El camino de
servidumbre al capitalismo y a los Estados Unidos es
cada vez más estrecho. Las órdenes cada vez más
directas y las bajadas de pantalones más evidentes.
El sistema neoliberal busca perpetuar la dictadura
de los mercados y lo hacen recortando los derechos
humanos en nombre de la justicia.
Los medios
insisten en la violencia y en la inseguridad para
que los burgueses, a los que parece gustarles tener
siempre miedo, se sientan inseguros y pidan más
policía y menos libertad. Recordemos que ser un
esclavo es tener siempre miedo.
En Estados Unidos,
no vota ni la mitad de la población, como protesta,
pero el sistema se legitima con el resto de esa
gente asustadiza que vota.
En Europa, también
usan la seguridad como único señuelo electoral,
mientras eliminan todas las garantías sociales.
Se propician
falsos debates sobre el peligro de la inmigración
para crear un ambiente social racista y se preparan
leyes de inmigración para favorecer la represión. Se
evitan cuidadosamente debates económicos. Aparte del
fútbol, la ultraderecha ya instalada ya en los
gobiernos y la sumisión al salvajismo capitalista,
lo único que tienen en común todos los países
europeos son sus repugnantes políticas de
inmigración.
Los sectores
productivos de la sociedad son los que están más
oprimidos, son más ilegales, están peor vistos o son
los más invisibles, son los más precarios. Pues,
cuanto peores sean las condiciones de vida de los
esclavos, inmigrantes, parados, precarios, amas de
casa, etc. más fácil es, para los que se lucran,
manejarles, manipularles, aprovecharse de ellos y
ellas.
Cada vez serán
ilegales más cosas. Al final, alzar la voz contra
tanto fascismo, tanta barbarie e impunidad de los
poderosos imperios será ilegal.
Siempre nos han
robado la palabra porque es la principal de las
armas. Pues con ello se condena al silencio, a no
saber, a no tener la información precisa para formar
nuestras ideas. Una mala información hace malos
pensadores.
No obstante no
tenemos que olvidar que, como dijo León Felipe: "La
radio será vuestra pero la voz es nuestra".
La excusa mundial,
para USA y sus aliados, es el terrorismo integrista,
mientras ellos practican el mismo tipo de terrorismo
a gran escala, llamándolo guerra justa.
Critica el
fanatismo de sus enemigos y nos enteramos por la
prensa de que los preescolares estadounidenses juran
por dios, cada mañana, lealtad a su bandera y que el
fiscal general del estado Richard Ashcroft considera
indecente que las estatuas griegas de los museos
estén desnudas.
En nombre del
eterno enemigo inexistente, se arman y los amos del
mercado y la economía acrecientan su poder y su
riqueza. El poder y el capital se concentra en menos
manos y los desafíos a ello, el vivir tu propia
vida, cada día se paga más caro. El verdadero
enemigo dela gente, para la seguridad y la vida, son
ellos.
En España la
excusa es la misma. La lucha contra el terrorismo.
Todo está permitido, sin que nadie se haya parado a
definir qué es eso de terrorismo desde más de una
vertiente.
¿Terrorismo, no
son los más de trescientos muertos en la
construcción en lo que va de año? ¿no son los
cientos de cadáveres anónimos que se ha tragado El
Estrecho? ¿no es la violencia doméstica? ¿no lo es
una reforma laboral impuesta por la fuerza?
Hay muchas clases
de terrorismo y al de estado se le llama política
económica.
Tal y como
plantean los medios el tema, no se puede reconocer
que el Estado, los políticos, controlados por los
caciques económicos, son el enemigo.
El Estado, para
justificarse, ha de tener un enemigo. Como no existe
o no es tan terrible, hay que inventarlo. Estados
Unidos es tan poderoso que puede declarar
"irresponsables" o "ilegales" a países enteros. Y
bombardearles y borrarles del mapa y declarar
guerras por sus intereses machacando gente, aguando
fiestas, reventando trenes, fábricas de medicamentos
y hospitales de la Cruz Roja y pidiendo además la
impunidad.
En España, donde
vivimos, serán partidos y asociaciones. Es decir,
todo lo que no ofrezca un cómodo bipartidismo o un
acuerdo para amontonar alcaldías, sobra.
No creo que a
nadie se le escape que la Ley de Partidos es
general, pese a que se está vendiendo con la excusa
de ilegalizar a un partido concreto. No creo que a
nadie se le escape que se está usando la situación
política del País Vasco (de la que apenas sabemos
nada, porque nos cuentan muy poco y muy sesgado y
siempre bajo un pactado prisma, como de "parte de
guerra" que no es llamado así) para aprobar leyes
que recortan derechos en todo este nauseabundo
estado.
No se trata de
hacer apología de nada ni de nadie, menos que nada
sacarse el carnet de ningún partido.
Se trata de que el
estado, el poder, no tenga un arma más en su arsenal
con la que amenazar e incluso castigar a aquellas
personas que en un momento concreto, en un lugar
concreto, puedan oponerse con fuerza a las
directrices de un gobierno central controlado por
los caciques de siempre.
Si un grupo de
ecologistas se opusiera a la construcción de una
presa, pudiera ser que los "intereses" económicos de
España, coincidentes con los de las compañías
eléctricas, hicieran necesaria la ilegalización de
ese colectivo por "oponerse al progreso".
Quiero decir que,
si un grupo de vecinos ocupara un finca o un
inmueble para protestar por el alto precio del
suelo, los intereses de España, del gobierno,
coincidirían, en ese caso, con el de los
constructores. Y serían ilegalizados.
¿Para qué hablar
de piquetes de huelga y sindicatos que no firmen?
Como digo arriba,
no es hacer apología de nada ni de nadie sino
señalar que hay que oponerse a una ley que
perseguirá la disidencia aun más de lo que ya lo
está. Nuevos servicios de inteligencia con nuevos
poderes infinitos para amenazar, acosar, detener y
mantener en prisión preventiva y torturar. Con la
excusa de "hacerlo por nuestro bien", con el amparo
de nuevas leyes y con el perdón en forma de
amnistías que el gobierno da, por ejemplo, a los
torturadores.
Una dictadura
efectiva que los medios seguirán llamando
democracia. Una dictadura que ya hay y a la que
llaman democracia.
Ni la organización
o campaña más pacífica estará segura, a menos que
sea "Manos Blancas" o campañas orquestadas desde lo
alto por ésta o alguna otra fundación del gobierno.
Es una ley de
espectáculo, de justificación. El diálogo, que es
como se solucionan las cosas, queda descartado. Es
calificado de imposible, luego se impone el show
mediático-policial. Es decir, un teatro, donde la
función puede ser eterna. Donde se repiten siempre
las mismas cosas y, de paso, se dan varios palos a
todo lo que moleste.
Entonces, aparece
el héroe de la película. Y con enfermizo afán de
Nobel se dedica a detener a montones de personas.
Que parezca que el estado hace algo. Como la
detención de los terroristas no es suficiente, vamos
a detener a todo el mundo y vamos a llamarlo
"entorno".
Lo que se pretende
desarticular así es todo el tejido asociativo en el
País Vasco y, de paso, en todo el apestado estado.
Este insostenible
sistema no se basa sólo en hacer el ridículo, sino
que ello es parte de la guerra del estado contra
todos los que se le oponen, y se mantiene por los
medios de comunicación que festejan las detenciones
aunque no tengan ninguna base legal y ocultan o
lamentan que no haya suficientes pruebas para
mantener a los detenidos en prisión.
Si se duda de la
parcialidad de los periódicos, basta leer El Mundo,
el ABC o La Razón antes, durante y después de la
huelga del 20 de junio, y, si hablamos del País
Vasco, debemos añadir El País a la lista. Pues
parece que todos ellos han firmado un acuerdo tácito
sobre dar la misma versión de la historia, como que
la fuente es verdaderamente única, la policía.
El modo de hacer
política del gobierno se basa en hacer cada vez más
grande el "entorno" hasta que entremos prácticamente
todos y la detención de un sindicalista en Murcia o
un Ocupa en Lugo sea un "triunfo de la lucha
antiterrorista".
Hay cada vez más
leyes y más represivas. Como la infame Ley de
Extranjería. Y volverán, me temo, viejas leyes, que
no se fueron del todo, con otro nombre. De "Fugas",
de "Peligrosidad Social", etc.
Los barrios
residenciales son urbanizaciones cerradas que
parecen cárceles. Se están convirtiendo las ciudades
en grises prisiones y con leyes cada vez más
restrictivas. Con la legitimización del acoso y
persecución al ciudadano, se pretende que Europa sea
una fortaleza, una Alcatraz continental. Al final,
seremos prisioneros y prisioneras porque para los
gobiernos ya somos culpables.
Los estados, al
fin y al cabo, quieren que no te muevas de tu
casa-celda, que cumplas tu prisión preventiva. Como
eres culpable, sólo has de esperar tu juicio. Puedes
permanece encerrado toda tu vida. Hasta que te
canses y, al final, grites pidiendo libertad. Y
entonces te llamarán terrorista o del entrono y te
sentenciarán por gritar, por querer ser libre.
Esta ley de
partidos no hay que leerla para e quién se queda
fuera o dentro. Esta ley hay que eliminarla porque
esta ley tiene por misión darle al Estado el poder
de chantajear a cualquier partido o asociación,
pidiendo hacer algo con lo que no está de acuerdo o
sobre lo que no quiera pronunciarse porque en otros
aspectos de la política del gobierno tampoco se le
tiene en cuenta. El arma de la ilegalización, el
poder de los medios, capaces de convertir un
semestre de mierda y una derrota inesperada a causa
de una convocatoria de una huelga general en una
victoria, es una varita mágica que le permitiría
decir "Nosotros somos los buenos y vosotros sois
ilegales". En su idioma, terroristas.
No entremos en
detalles técnicos sobre partidos concretos. No se
trata de eso. Esta ley va contra la libertad.
Primero, será Batasuna, luego su "entorno" y después
¿qué? ¿todo lo que se mueva en el País Vasco?
¿Sindicatos, Okupas, libertarios, comunistas, el
Orfeón donostiarra? ¿Se ilegalizará toda Euskadi
menos los intereses de los empresarios como los de
Mayor Oreja, en tan buena relación con el juez
Baltasar Garzón?
Después, o a la
vez, nos tocará al resto. ¿Quién irá primero? ¿se
admiten apuestas?. Salud y alegría.
Manuel Antonio