La
situación en el interior de las cárceles del estado español es cada vez
más tensa, tal y como ha demostrado el reciente plante de presos en
Quatre Camins. Las carencias endémicas de esta institución de control
social (deficientes infraestructuras, vulneración de derechos, sanidad
sin recursos,…) no hacen sino agravarse con el aumento de la población
reclusa de los últimos meses. Según Instituciones Penitenciarias, a
finales de abril las cárceles mantenían encerrad@s a 50.055 reclus@s, la
cifra más alta de toda la historia de la llamada democracia española. De
enero a marzo han ingresado 2.850 personas, cuatro veces más que en el
mismo periodo del año anterior.
Para el gobierno y la oposición, la
causa de estas cifras apunta en exclusividad al aumento de los delitos del
último año, sin sugerir siquiera factores como el endurecimiento del Nuevo
Código Penal o la restrictiva política de concesión de permisos y
excarcelaciones. Y es que de humanitarismo poco sabe el estado, como
demuestra que desde hace casi 3 años, momento en el que se inicia una
lucha unitaria de l@s pres@s por la excarcelación de l@s enferm@s con
padecimientos incurables y la libertad de l@s penad@s que han cumplido 20
años de condena, así como por el cese de los FIES (Ficheros de Internos de
Especial Seguimiento) y la dispersión, la administración ha hecho siempre
oídos sordos a estas demandas. La propia existencia de la última huelga de
hambre coordinada, que fue asumida por un@s 500 pres@s de 39 cárceles en
el mes de marzo, ni siquiera fue reconocida por Instituciones
Penitenciarias.
Pero el difuso movimiento de l@s pres@s
en lucha no está dispuesto a arrojar la toalla y busca imprimir un nuevo
impulso a la movilización por los citados "cuatro puntos innegociables"
con una nueva convocatoria de huelga de hambre que se prolongó del 25 al
30 de este mes de junio. Mientras, en algunos lugares del estado como
Madrid se organizó una marcha a la cárcel de Valdemoro, o Barcelona con un
fin de semana de acciones en la calle que pretende impulsar la red de
solidaridad exterior, en un momento de máximo reflujo y dispersión.
ACP