Salud
desde el centro de represión carcelario de Puerto I
Vengo a denunciar y
difundir la censura sistemática a recibir información de libre circulación
y el derecho a libertad de expresión, derecho constitucional. Desde que
estoy ingresado en Puerto I me han estado censurando la información del
exterior, cualquier hoja escrita a ordenador me es intervenida sin más.
Alegan que es información que menoscaba la seguridad del Centro represor
(la verdad represora carcelaria les desacredita como seres humanos).
Todo va más allá cuando
empiezan a censurarme el periódico "Obrer@ Prisioner@" de CNA con su
correspondiente depósito legal, de igual o más legalidad que cualquier
otro periódico. Su contenido crudo, puro y duro de cómo funciona el
sistema no lo soportan, que toda su mierda salga a la luz como se
demuestra que todas sus leyes creadas son vulneradas por el mismo sistema
y que nadie puede oponerse, esa es la función que desempeña "Obrer@
Prisioner@", desbocar al sistema con su propia mierda.
La excusa para censurarme "Obrer@
prisioner@", el fundamento es: "que atenta contra el buen orden del
funcionamiento del centro". Esto jurídicamente me lo basan en los
artículos 46. 4 y 128. 2 del Reglamento Penitenciario. Un medio de
comunicación escrito legal por el propio sistema es censurado con tal
patética fundamentación. O sea que la libertad de expresión, algo que
tanto dicen que en España tanto abundan, me es censurado porque ellos son
quienes me aplican la ley, ¿qué respeto se le puede tener a la
Constitución cuando el Estado de Derecho español me suprime el artículo 20
entre otros?
Recuerdo que el propio
Juzgado de Vigilancia Penitenciaria censura recibir en Puerto el Molotov,
periódico con depósito legal. Así han estado hasta la intervención de tres
ejemplares de Obrer@ Prisoner@, ahora tengo una queja en el Juzgado de
Vigilancia Penitenciaria, esperando que se dicte un auto. Lo más seguro es
que este Juzgado lo desestimara como hizo con el Molotov a otro compañero,
pero es el trámite a seguir hasta que llegue al Tribunal Constitucional, y
esperemos que EL Constitucional me reconozca que es censura a la libertad
de expresión tan famosa en España. El único problema es el tiempo que
tardará esto en resolverse (algunos años).
Ahora me han censurado un
boletín de lucha y debate social, su nombre es TOKATA, los primeros
ejemplares que me enviaron los pude pillar, hasta que llegó un dictador
fascista. Este boletín no tiene depósito legal, ya que no está realizado
desde la perspectiva de comercializarlo en la calle como un medio de
comunicación profesional, sólo son un grupo de personas solidarias en
algunas partes opuestas al sistema carcelario como medio reinsertor con
ideas basadas en la libertad. Todo lo que engloba libertad, expresión,
derecho, social, etc. Estas personas confeccionan un boletín con todos
los/as presos/as que son oprimidos, agredidos desde sus vivencias
recibidas desde dentro o fuera del Maco. La difusión de la función de los
represores en esta sociedad los desacredita, su propia mierda les llega al
cuello.
Está claro que los centros
carcelarios son auténticos campos de concentración con salas de torturas y
no un sistema reinsertor. Mantienen su orden con violencia y sadismo, a
pesar del sentir del pueblo. Nunca podremos salir a la luz con un sistema
exterminador, tenemos que golpear duramente todos aquellos que crean en la
verdadera libertad para derrotar al sistema, algunos quedarán en el
intento, pero nada se gana sin esfuerzo, sangre y coraje. Es un poco de
organización, de ganas de vivir con dignidad y de una forma aleatoria se
contraataca al enemigo. La llama rebelde en los patios se apaga, los
verdugos sofocan los focos a base de tortura, aislamientos, dispersiones,
etc pero se tiene que seguir. Un poco de mucho es algo, ¡viva la
revolución carcelaria! Termino enviando un saludo a todos aquellos que
luchan por su dignidad y todos aquellos compañeros que sufren el régimen
represor con el aislamiento o FIES, en especial, los FIES 1. También un
saludo para colectivos o grupos libertarios.
Roberto
Enviado por A.L. Eliseo
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