os
días 1, 2 y 3 de noviembre de 2002, con una continuación los días 6, 7 y
8 del siguiente diciembre, La Confederación Nacional del Trabajo (CNT)
realizó su IX Congreso, entre Perlora (Asturias), su primera parte, y
Madrid, su culminación. El prometedor y muy completo Orden del Día no
pudo llevarse totalmente a término por haberse condicionado su entero
tratamiento a la presencia o no de ponencias concretas sobre puntos
determinados. Por ello, puntos de la máxima y vital importancia para el
desarrollo identitario de la Organización, como lo son "El
anarcosindicalismo en la actualidad", punto 15, o "Estudio y denuncia de
estrategias "anarcosindicalistas" en la actualidad", fueron retirados el
15 y pospuesto a próximo Pleno Nacional de Regionales el 16. El buen
sentido confederal llevó a esta última decisión (que engloba también el
contenido del punto 15), dado que la casi totalidad de sindicatos, por
la confusión mencionada, no llevaba acuerdos para el punto 16 y por no
querer dejar el tema sin un tratamiento en profundidad por parte de la
Organización.
Con el IX Congreso, y por encima de disfunciones
menores, la CNT probó su vitalidad, su juventud y su presencia social,
así como la coincidencia de los criterios confederales en la inmensa
mayoría de la Organización. La existencia de tal coincidencia, junto al
hecho de que bastante más del ochenta por ciento de los 700 asistentes
al Congreso eran de una edad inferior a los treinta años, constituyen un
bagaje más que positivo que da aliento a un objetivo optimismo con el
que empezar las más ilusionadas singladuras en los difíciles tiempos
que, de inmediato, se nos avecinan.
)Qué aspecto nos ofrecen, de inicio, estos duros
tiempos que, en breve, se nos echarán encima en forma de avalancha? De
momento, el buque Prestige nos proporcionó un adelanto de
negrura,
en la que se resumen la absoluta incompetencia,
incluso técnica y no ya sólo política , de los gobernantes al producir
una catástrofe perfectamente evitable, su autocratismo, su despreciable
señoritismo, su menosprecio del dolor ajeno, su absoluto cinismo en la
negación interesada de evidencias, su tremenda capacidad de injusticia
al mantener preso a un anciano de cerca de 70 años por el solo delito de
haber sido la única voz que propuso la única vía de evitación de la
catástrofe, la vileza de los arreglos políticos entre formaciones afines
que, impertérritas ante la irresponsabilidad de haber reducido, por
lustros, a la mayor de las miserias a regiones enteras, sólo tienen en
cuenta, del modo más mendaz, la prostitución de la verdad de los hechos
a fin de evitar cualquier deterioro de su imagen política que les impida
seguir mandando...
En el campo del trabajo y la supervivencia, la
combinación mentirosa de aumento del paro (150,000 nuevos desempleados)
simultáneamente con el disparado ascenso de la inflación (4% en el IPC)
es un círculo vicioso infernal que atenaza a la clase obrera por arriba
y por abajo. Provocado y amañado todo ello por el gobierno, por mor de
enmascarar la realidad de la situación económica, borrando
interesadamente de un plumazo la ley tradicional del mercado que
rezaba;"la demanda es una función del precio", pues, si a menor consumo
los precios habrían de bajar, aquí es al revés, los precios suben aun
cuando la demanda ha disminuido considerablemente. Pero de lo que se
trata para los jerifaltes peperinos es de enmascarar una situación real
de deflación con una situación de inflación artificial, persiguiendo con
ello hacer creer la propagandística falsedad de que "España sigue
creciendo", cuando, en realidad, se están multiplicando los males y
haciendo, de este modo, doblemente víctimas tanto a la clase trabajadora
como a los ciudadanos más desprotegidos.
Otro aspecto monstruoso del endurecimiento de los
tiempos con que nuestros gobernantes nos regalan es la multiplicación
desmedida de su vis represiva. Incapaces de encontrar una
solución política a los problemas del País Vasco, creen encontrar la
fórmula definitiva en llegar a drásticas soluciones puramente
carcelarias que distan un milímetro de la "cadena perpetua", sin
plantearse la relación que ello pueda tener con la dejación
"democrática" de derechos humanos o si, en determinada óptica, tal
sanción penal pudiera ser comparable con la pena de muerte de otra
manera. Pero tal estructura represiva de su carácter se muestra más
clara en la persecución de puros "delitos" ideológicos, como supone la
represión de meros movimientos sociales y su política carcelaria en
general. No les basta con ir a la cabeza de Europa en el número de
presos, como también lo está en la cantidad porcentual de parados y,
casi igualmente, en la bajura de los salarios, de lo que se desquita
estando muy a la cabeza en el ranking europeo de accidentes laborales
mortales y no mortales. No se cuestionan, a la vista de estas
deficiencias, si el nivel de "delincuencia" tiene algo que ver con la
situación social. Eso no interesa. Hay que cortar las cosas de raíz. Y,
si el ya gran número de cárceles no da abasto, venga, otras siete
nuevas. No se plantean el hecho de que la cárcel es la mejor escuela del
crimen, y, a pesar de ser esto una evidencia sociológica, hasta los
mismos centros de menores no van más allá de ser cárceles camufladas.
Dan la impresión de ser conscientes de que tienen a la juventud perdida
para su causa y deciden hacerle la guerra de todas las maneras, desde el
campo del "botellón" hasta el de la "kale borroka", pasando por la
persecución manu militari de todos aquellos movimientos juveniles
que muestren una cierta mayor radicalidad en sus planteamientos
ideológicos. No hay nada que atender, la ley es la ley y basta. Hace
años, ya habían producido el paso de cantidad de "delitos" o faltas de
carácter civil a la tipificación penal. Ahora van mucho más allá y
cambian un tercio del articulado del Código Penal, a fin de hacer que un
raterillo que haya robado mil pesetas cinco veces, se convierta en
"carne de cárcel" de por vida, pues siempre saldrá de la cárcel peor de
lo que entró. No lo hubiéramos creído posible, pero parece que el
tristemente famoso Dracón tardó 28 siglos, pero, al fin, consiguió,
al cabo de ellos, hacerse con discípulos aventajados.
En estas circunstancias, alentadas y potenciadas por
el clima internacional, y teniendo en cuenta
que a por lo que realmente van es a por la
radicalidad de ideas y planteamientos críticos que pongan en cuestión el
sistema mismo, de estos "faraones" tiene bastante que temer la
Confederación. Después de la aniquiladora tormenta franquista, la CNT
tuvo apenas dos años de gloriosa expansión, hasta que el Estado,
consciente de la fuerza confederal de atracción ("No temo a ETA, temo al
movimiento libertario"- Martín Villa), se abalanzó sobre ella por medio
del crimen, del aherrojamiento y la difamación mediática, forzando, si
se permite la metáfora bíblica, la travesía del desierto del pueblo
confederal. No sabemos con exactitud en qué momento de la "travesía" nos
encontramos, pero la calidad de los actuales "faraones" y la índole de
rasgos apocalípticos, por el momento, localizados, de los tiempos que
advienen van a exigir de los confederales mucho aguante, mucha
inteligencia, mucha capacidad de iniciativa y mucho esfuerzo.
La CNT que salió fortalecida del IX Congreso tendrá
que hacer práctica gala de todo ello.
En cuanto a la situación internacional, ya en
anteriores ocasiones se habló del carácter inevitable de la próxima
guerra. Todo lo que hasta ahora se está dando son, simplemente, pasos
dilatorios
para terminar de disponer las piezas en el tablero.
Éstas están ya casi a punto. Llegado el momento, hasta aquellos miembros
del capitalismo internacional que, verbalmente, se muestran retusos se
pondrán en línea. Como abiertamente dice el ex-Secretario de Estado de
EEUU, Caspar Weinberger, "la campaña militar ya no tiene marcha atrás,
porque eliminar a Sadam Husein es para América un imperativo
absolutamente irrevocable". Sólo la retirada del dictador iraquí podría
dar lugar a una cierta modalidad de ocupación, pero ocupación en
cualquier caso. Dado el carácter internacional de la contienda es muy
bueno que, a lo largo de todo el mundo, desde Madrid a Yakarta y desde
Washington a Damasco, se produzcan manifestaciones masivas de protesta.
No porque vayan a impedir la guerra, sino porque contribuyen a crear un
clima mundial de rechazo que, una vez lanzada la guerra, puede ser
operativo como revulsivo general del sistema que la produce. Si el mal
es mundial, la medicina ha de ser, igualmente, mundial. Y es aquí donde
constatamos el valor de la AIT y donde, con júbilo, saludamos el eco de
aceptación que, recientemente, está teniendo en los países de la antigua
Yugoslavia, además de Serbia, en Filipinas, en México, en Costa Rica...
(Salud a esa expansión! Y, para nosotros, confederales, mucha
inteligencia para saber captar debidamente el carácter internacional de
la presente coyuntura y mucho arrojo y fortaleza para enfrentarnos a la
dureza de los tiempos.