n insólito y
sorpresivo protagonismo mantienen hoy las fuerzas armadas bolivianas, en
el contexto de una conflictiva situación social en la que son convocados
para fines que contraponen al Gobierno con la oposición.
Por una parte, el Ejecutivo ratificó su disposición a
echar mano de los uniformados contra un bloqueo de carreteras anunciado
por los cultivadores de coca de la región central.
El líder de esos labriegos y del Movimiento al
Socialismo (MAS), Evo Morales, intentó a su vez reunirse con la cúpula
castrense para pedirle, según dijo, que se abstuviere de reprimir la
anunciada protesta y en cambio se sumara a las demandas populares contra
el ALCA y contra un proyecto de exportar gas por las costas de Chile.
Según el dirigente opositor, tenía pactada una cita con
el jefe del Ejército, general Juan Veliz, pero éste fue obligado a
cancelarla por el Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, a quien acusó por
ello de conducta autoritaria y prepotente, que, según dijo, propicia el
enfrentamiento social.
Véliz, en breves declaraciones a la televisión local,
negó haber concertado el encuentro, mientras el ministro de Defensa,
Freddy Teodovic, consultado al respecto, señaló que no habrá tal reunión y
dijo que las Fuerzas Armadas no deliberan por mandato constitucional y
responden a la autoridad del Jefe de Estado.
Morales declaró que quiere exponer a Véliz y los
miembros del alto mando militar los motivos de la protesta a iniciarse el
lunes y la necesidad de que los uniformados respalden las demandas
populares y nacionales que, según afirmó, enarbolan los cocaleros y las
organizaciones que los apoyan.
Aseveró, además, que, si la cúpula de las Fuerzas
Armadas no asume esa posición, lo harán los militares de bajo rango, de
quienes aseguró haber recibido expresiones de apoyo.
De otro lado, el ministro Teodovic informó de haberse
reunido con los altos mandos castrenses y su colega de Gobierno
(Interior), Alberto Gasser, y atacó el bloqueo vial y dijo que, si los
cocaleros le declaran la guerra al Ejecutivo, se la declaran al pueblo.
Tras sostener que el cierre de caminos es ilegal,
adelantó que la Policía y el Ejército reprimirán la medida y sostuvo que
la protesta pretende establecer el libre cultivo de hoja de coca, cuya
erradicación rechazan los cocaleros, con el argumento de que la cultivan
con fines lícitos de subsistencia.
El Gobierno plantea por su parte un estudio sobre la
demanda de coca con fines legales, para establecer la extensión permisible
de cocales y posteriormente analizar la posible interrupción de la
erradicación, pausa que los campesinos dicen debe establecerse mientras se
realiza la evaluación.
Otro impasse está referido a la posibilidad de un
diálogo de distensión, pues Morales demanda que sea global, sobre todas
las demandas sociales, y el Ejecutivo quiere mantener conversaciones con
cada sector sobre su problema específico.
Extraído de La Haine