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Datos y argumentos con los
que el S.O.V. de El Puerto de Sta. María pretende enriquecer el manifiesto
contra las elecciones sindicales.
Introducción
A mediados del siglo XIX,
en Europa, surge un movimiento obrero como consecuencia de la revolución
industrial y sobre todo de los métodos de explotación tan brutales a los
que se somete a los trabajadores en aquella época. Dicho movimiento obrero
que, en la segunda mitad del S. XIX y el primer tercio, del S. XX pone más
de una vez en jaque al capitalismo mundial, se organiza en los sindicatos
como organización específica de la clase trabajadora, creados por la misma
al comprobar que en el parlamento la clase política jamás defenderá sus
intereses, por lo que, nunca se les ocurre imitar su sistema electoral
para definir su implantación y reconocimiento por parte de la patronal y
el gobierno.
La fuerza del sindicato
solo debe venir del respaldo de los trabajadores a sus acciones directas y
concretas en el tajo, en defensa de las reivindicaciones propias de clase.
Es en el sindicato vertical
de la dictadura dónde se da el precedente de las actuales elecciones
sindicales, con la elección de los miembros de los jurados de empresa.
El actual sistema recibe su
estructura y reglamentación de la actual ley llamada de libertad sindical,
desarrollada por la clase política y parlamentaria a semejanza de las
propias elecciones políticas, para evitar la contradicción de sistemas que
llevaría a los trabajadores, agrupados en organizaciones independientes
(los sindicatos), a que cuestionen, en el tajo y en la calle, la política
económica trazada por los respectivos gobiernos y la patronal, lo cual
consiguen, como lo prueba la realidad socio-laboral actual. El comité
consigue que los trabajadores deleguen en una élite de dirigentes que se
constituye como órgano de gobierno de los trabajadores en la empresa.
"Ellos, como técnicos en la materia, son los que defienden los intereses
de los trabajadores", hacen y deshacen como crean más conveniente; en
consecuencia, las asambleas, cuando las hacen, son informativas y no
decisorias. Si por alguna circunstancia en el desarrollo de la asamblea se
tornan decisiones que contradicen sus planteamientos, que ya son
compromisos adquiridos con la empresa, la asamblea se repetirá
indefinidamente "hasta que las aguas vuelvan a su cauce", el compromiso
con la empresa es sagrado.
Desde los Pactos de la
Moncloa, en los que se define este modelo sindical hasta la fecha,
comienza la historia de la decadencia del sindicalismo en este
país: vive de la renta de las conquistas históricas del movimiento obrero,
se cambian derechos sociales por. dinero y el resultado final es que ni
siquiera se mantiene el poder adquisitivo de los trabajadores.
Algunas características o
consecuencias de este modelo sindical son las siguientes
a) El comité de empresa
sustituye al sindicato, un trabajador de una empresa en la que hay
comité, tiene derecho legal a ser atendido por éste, lo cual hace
innecesario que el trabajador se afilie al sindicato y pague la
correspondiente cuota.
b) En consecuencia, baja
la afiliación y las cuotas de los afiliados no dan para sostener al
sindicato por lo que tienen que recurrir a otras fuentes de financiación.
c) CCOO y UGT son una
cadena de empresas, al igual que otros sindicatos europeos, empresas
sobre todo de asesoramiento (que ayudan a otros a conseguir subvenciones),
construyen viviendas, dan, supuestamente, muchos cursillos de formación,
sin que conozcamos a los obreros formados profesionalmente por ellos (el
resultado de una investigación sobre las irregularidades en las
subvenciones para cursillos podría dejar en pañales al escándalo sobre la
PSV), y sobre todo se dedican a negociar en nombre de los trabajadores,
una función muy bien remunerada por el gobierno, "el servicio a la
democracia lo merece".
d) El comité, al
contrario que el sindicato, no cultiva la solidaridad de clase, se
desarrolla el corporativismo de empresa, se defiende mi empresa y las
demás allá problemas, sin pensar que luego vendrán a por nosotros. Su
estrategia consiste en encabezar todas las luchas obreras con la ayuda de
los medios de comunicación del sistema, pero no darle nunca a la clase
obrera la coordinación y unidad de los distintos sectores para que los
trabajadores podamos derrotar al capital. Es muy elocuente el ejemplo de
Euskalduna (Bilbao), dónde el gobierno, durante la Reconversión Naval de
los años 86-87, cerró el astillero con el acuerdo de los sindicatos CCOO,
UGT y ELA-STV más el inestimable apoyo desmovilizador de los comités de
empresa de los restantes astilleros de la nación, los cuales, en evitación
de la creación de una corriente solidaria, se dedicaron a fomentar los
egoísmos particulares acentuando la necesidad de anteponer los intereses
localistas en el análisis de los datos de reducción a la capacidad de
producción. En los seis meses de enfrentamiento que mantuvieron los
obreros de Euskalduna, jamás se dio una huelga de solidaridad en el
sector, probándose, de esta manera, que el método instalado por el
capitalismo daba sus frutos: el sistema corporativista y traidor a los
intereses de la clase quedaba implantado.
Otro ejemplo, más elocuente
aun por ser más general, es el que deriva de un análisis de las luchas
entre los años 82-87. En este tiempo, el tiempo del gran desmantelamiento
industrial para la entrada en Europa, todos recordábamos las luchas contra
las reconversiones del campo, la pesca, la minería, la industria en
general. Eran los tiempos de la lucha en la siderurgia, abanderada por
Sagunto y Reinosa, la de los astilleros en Puerto Real, Euskalduna, Gijón
y otros, las de los campesinos con sus interminables caminatas y sus
huelgas de hambre, las violentas respuestas de la minería asturiana a la
agresión capitalista, las luchas en el textil y en el sector del
automóvil. Eran pues, los tiempos apropiados para la lucha conjunta, para
la huelga general. Pues bien, los "sindicatos", esos interlocutores
válidos y únicos que se buscó el capitalismo, supieron hábilmente hurtarse
a ese imperativo de la clase y a esa coyuntura histórica. ¿Y cómo lo
hicieron? Pues apoyándose en sus "brazos largos", los comités de empresa,
que impidieron la solidaridad y la lucha común entre todos los sectores,
en suma, la huelga general, que se hacía manifiestamente necesaria. ¿Cómo
lo consiguieron?, pues, por el solo procedimiento de fomentar el egoísmo
particularista de los localismos y anteponiendo sus intereses corporativos
a los de la clase en general.
e) El comité destruye el
sindicalismo de base y favorece al sindicalismo de los profesionales,
las corporaciones CCOO y UGT que se promueven mediáticamente hacia la
opinión pública y dentro de la escena política y financiera, exactamente
igual que un partido político, constituye uno de los tres pilares
fundamentales de la política económica del sistema capitalista en este
país; su misión es garantizar la paz social en la relación de los
trabajadores con la patronal, lo que equivale a conseguir la resignación
de los trabajadores en lugar de la reivindicación de sus derechos
sociales.
f) Ningún gobierno
pagará a unos sindicatos para que estorben su política económica,
quién paga manda. En la negociación del convenio colectivo del 91-92 en el
astillero de Puerto Real, cuando la propuesta del comité de empresa fue
totalmente rechazada por los trabajadores, que aceptaban en la asamblea el
contenido de las propuestas de CNT, que iban acompañadas de una estrategia
de lucha de bajo rendimiento indefinido en la producción, el comité
después de intentar por todos los medios acabar con la lucha, vio que le
era imposible sacar adelante su intento en asamblea y propuso hacerlo en
votación secreta. Entonces se encontró con que, de 2400 trabajadores, solo
votaron 480, de los que 439 dijeron que sí, 38 que no, más 3 votos nulos.
Es decir, que casi 2.000 trabajadores se abstuvieron de votar porque
seguían la línea propuesta por CNT. ¿Renunció entonces el comité de
empresa a su propuesta ante la negativa de la inmensa mayoría de los
trabajadores? De ninguna manera. Era una propuesta que convenía a la
patronal y había que sacarla adelante. ¿Cómo? Pues dimitiendo como comité
de empresa, y votando el convenio como secciones sindicales. Para esto les
sirve la dualidad "representativa". Y, como botón de muestra del nivel de
vergüenza de la colaboración de los comités de empresa con 11 patronal,
véase el siguiente fragmento de un documento circular del Departamento de
Organización de Recursos Humanos de la empresa, fechado el 7-8-91 y
expuesto en el tablón de anuncios del astillero: "El 23 de Agosto se
abonará un anticipo de 50.000 ptas., a cuenta de los atrasos de los
salarios devengados, a todos los afiliados de las centrales sindicales
firmantes, así como al resto del personal, excepto a aquellos que,
expresamente, manifiesten su rechazo al convenio colectivo 1991-92, antes
del 16 de los corrientes." Esta circular era un documento previo de
presión para forzar a los trabajadores a aquella votación de la que
hablamos más arriba y que tan mal le salió al comité y a la empresa. Pero
que nadie se escandalice de este comercio obrero-empresarial, como sí se
tratara de un comportamiento particular entre los patronos y los comités
de empresa de la Bahía de Cádiz. Es, por el contrario, la práctica
habitual de ese gran contubernio "representativo". Una vez impuesto el
acuerdo, obligando a la gente contra su voluntad, los dimitidos del comité
siguieron trabajando como sección sindical durante varios meses, luego
forzaron unas elecciones sindicales, se presentaron para el comité de
empresa y volvieron a salir en las condiciones descritas más arribas. ¡De
vergüenza! Así nos va y así nos luce el pelo.
Al capital español, después
de haber creado y financiado tantos sindicatos amarillos con regular
resultado a lo largo de su historia, se le ha aparecido la virgen, aunque
con barba de progre-marxistas y en pareja de hechos, como la guardia
civil, o sea CCOO y UGT que, además, se los financia el Estado.
SOV de CNT del Puerto de
Santa María |