Saludos y
ánimos para que no decaiga vuestra fuerza,... es absolutamente necesaria.
Hay que dibujar los mapas de lucha de
alguna forma, no sólo mostrar la situación; constatar los muros de nuestra
prisión es algo necesario para ubicar los frentes de lucha, pero parece que
no hay frentes abiertos, en el mejor de los casos (si no caen en el tercero,
segundo o primer grado o en un fichero de seguimiento especial) caen en el
espectáculo mediático.
Hay que seguir dinamitando las grietas
para abrir frentes reales y posibles, llamar a la movilización, a la
invención de nuevos valores que nazcan de la crítica y la obstinación en
ellos: continuarlos sabiendo de antemano la poca resonancia que tienen, pero
hay que motivarla, acostumbrarse a las caídas, pero también al ponerse en
pie, y encontrar la fuerza ahí; tenemos que asumir la construcción de bases
en la apertura permanente. Poco a poco conseguir crear ondas en expansión
que no pueden tener más que una forma circular... Círculos que perdemos de
vista. Por eso la necesidad de una fe constante en esos valores creados.
No hay que tener miedo a que no sean lo
suficientemente originales, a que se repitan errores del pasado, la práctica
en ellos ayuda a que se perfeccionen,... pero lo que sí que es necesario es
que en ellos se dé la obstinación.
Vivimos tiempos de acción. La acción nos
llama. No hay tiempo para reflexiones más fuertes de fondo, ya están
hechas,... la acción consiste en extender esas reflexiones y ejercerlas en
el movimiento de repliegue y despliegue.
El instrumental está también servido; hay
picos y palas y formas de insonorizar el espacio de la fuga. Usar métodos de
revolución proletaria es posible, teniendo en cuenta que los frentes de
lucha de hoy no son los mismos que ayer, que el control está más insertado
en nuestra cotidianidad. Pequeños grupos y coordinación. Masas que aparecen
y desaparecen sin que se pueda saber de dónde nace la energía. Pero la
movilización no puede cesar: debe ser constante.
Lograr redes de emancipación ciudadana.
Que el rostro parezca débil parece incluso interesante; lo importante es que
mantenga la estructura y la forma de la emancipación. Ha de mantenerse
"puro", esto es, vacío, hasta el momento en que sea posible generar una
fuerza en campos abiertos de lucha. Habrá que estar listos para ese momento.
Las situaciones extremas (la actual
guerra) parecen abrirnos a esa necesidad de construcción de otros mundos,
después olvidamos con la "emancipación" espectacularizada,... esa es la
trampa. Pero hay que aprovechar esos momentos para señalar la fuga a quien
le sea posible ver. Hay que introducir el demonio de la ilusión
emancipadora. Sin ninguna piedad, aunque genere tempestades y más
desilusión, abismos en nuestros corazones.
No hay un ocaso pleno. Hay, en todo caso,
impotencia. Hay que no desfallecer, para generar la potencia. Quizás sea la
más alta enseñanza que debemos aprender... perder el miedo al futuro para
ejercer la fuerza en el instante, aunque olvidemos el sentido último. A
veces, el sentido último es nuestra trampa y nuestro abismo.
Me despido deseándoos salud y manantiales
de deseo inagotables. Ilusionémosnos, fusionémosnos...