n la mayoría
de las 174 cárceles de Colombia, se violan flagrantemente los derechos
constitucionales y humanos, lo que las convierten en "infiernos",
denunciaron hoy las Naciones Unidas y el Defensor del Pueblo.
El Tiempo.- Así aparece en un informe de los dos
organismos, elaborado por una comisión internacional que visitó durante el
pasado mes de octubre 15 cárceles de Colombia, entre ellas tres de
mujeres, y varios departamentos policiales.
La comisión denuncia en su informe la "corrupción, los
maltratos y el desgobierno" en la mayoría de las prisiones colombianas.
Un caso concreto señalado por Irigoyen Fajardo es el de
la cárcel de Valledupar, la más moderna del país, en la que los
comisionados vieron los grilletes y bastones metálicos "con goma para
golpear a los presos sin que queden huellas superficiales".
En la misma cárcel, inaugurada el año pasado, el
Ministerio de Salud confirmó la presencia de residuos fecales en la
alimentación que consumen los internos, según la abogada peruana.
La abogada y antropóloga peruana Raquel Irigoyen
Fajardo, que integró la comisión junto con el filósofo español Federico
Marcos y el médico forense argentino Morris Tidball-Binz, presentó hoy en
Bogotá el informe de su investigación en las cárceles colombianas.
La comisión constató, según Irigoyen Fajardo, que "ni
siquiera las mismas autoridades del Ministerio de Justicia o del Instituto
Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) conocen la cifra exacta de
personas en los centros de reclusión".
Mientras el INPEC asegura que en Colombia hay
actualmente 54.551 personas en las cárceles, la comisión revela que esa
entidad "no registra oficialmente a un número indeterminado de personas en
prisiones municipales ni a unas 5.000 más en estaciones policiales".
Irigoyen también reveló casos en los que "detenciones
de 36 horas pueden pasar a 36 días o a 12 meses" sin que se resuelva la
situación jurídica de los arrestados, casi siempre por "delitos bagatela"
(menores).
En su visita a distintos penales, la comisión encontró
en la cárcel de Girardot que en una pequeña habitación se hacinaban 115
personas "entre el piso y el techo", pues muchos de los reclusos
permanecen en hamacas colgadas de la parte superior de la celda.
En las prisiones colombianas, añade el informe, se
violan los derechos a la vida y a la dignidad; a la integridad física y a
no sufrir tratos crueles, inhumanos y degradantes; a la salud y la
alimentación; a la educación y al trabajo y a la defensa.
La "habitabilidad" en las cárceles, dijo Irigoyen
Fajardo, supone, además de un altísimo hacinamiento, el que los presos
pobres permanecen a la intemperie, en casas de cartón en los patios o en
los túneles de las tuberías o desagües, mientras que hay "mejores
condiciones" para quienes "tienen poder o dinero".
Los ancianos, los indígenas y las personas que
pertenecen a minorías como los reclusos negros, que son casos de "especial
vulnerabilidad", no tienen pabellones propios como establece la ley.
El informe asegura que las condiciones penitenciarias
constituyen "flagrantes violaciones de los derechos humanos que configura
penas crueles, inhumanas y degradantes".
También acusa al Estado "por incumplimiento de sus
obligaciones internacionales en materia de derechos humanos" y agrega que
"falta una política penal democrática, garantista y concertada".
El defensor del Pueblo, Eduardo Cifuentes Muñoz, y el
alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en
Colombia, el sueco Anders Kompass, coincidieron en denunciar que las
cárceles son "un infierno" y culparon al Estado de esta situación.
Enviado por angiolillo