a
construcción de viviendas lleva un ritmo frenético en los últimos años y
sigue aumentando, con el consiguiente beneficio de constructores e
inmobiliarias. Sólo desde 2001, se están construyendo en el Estado español
475.000 viviendas. En los seis primeros meses de ese año, el precio de la
vivienda aumentó un 16,6%, mucho más que los sueldos de los asalariados.
Y, desde julio de 2001 a julio de 2002, volvieron a subir otro 15% más. En
el Estado español, el pago de una hipoteca supone, hoy en día, un 47,5% de
la renta familiar media, y eso teniendo en cuenta que se han multiplicado
las familias en las que entran dos salarios en lugar de uno.
El Estado español ha vivido dos períodos de enorme auge
de los precios del suelo. El primero va de 1985 a 1992, y fue potenciado
por los grandes flujos de capital provenientes de Europa. En ese período,
el precio de la vivienda creció un 97%. A ese tramo de tiempo le siguió
otro de crisis que duró hasta 1996,y, a partir de ahí, desde el 97 al 01,
con la nueva inflación de la vivienda, el precio crece en un 50%. En
Sevilla, esos valores son superiores a los del resto de Andalucía.
Otro aspecto a tener en cuenta es que, a medida que
aumenta la actividad constructora de pago libre, se produce una drástica
reducción de las viviendas de protección social, que pasaron a ser, de un
50% en 1993 a un 7% en 2001. Por otro lado, está el dato de que, según el
último censo elaborado por el Instituto Nacional de Estadística en 1991,
una de cada 6 viviendas permanecían desocupadas (un 16% del parque de
viviendas).
La actual generación de jóvenes, que vive hasta una
edad muy elevada bajo el techo de sus progenitores o que depende
económicamente de éstos, ha de hacer enormes esfuerzos para conseguir su
propio techo...En el caso de Sevilla, las dificultades con que cuenta la
juventud para tener un hogar propio coexiste con el hecho flagrante de que
hay mas de 5.000 viviendas desocupadas en el casco histórico, y son 20.000
las familias que carecen de techo propio. ¿Por qué sigue aumentando la
demanda? La respuesta nos la da el mismo Instituto Nacional de
Estadística, al afirmar que un 10% de la demanda corresponde a la compra
de segundas viviendas y un 50% a inversiones de capital sin función de
vivienda. El ladrillo se ha convertido en el refugio seguro de grandes
cantidades de capital, en previsión de futuras turbulencias en el mercado.
La caída de la rentabilidad en los mercados de valores y en los fondos de
inversión dirigen una y otra vez a los inversores hacia la vivienda: el
suelo se ha convertido en una segunda bolsa. Este tipo de operaciones
constituyen una verdadera especulación del suelo ya que estos capitales
son por completo improductivos, y, a pesar de ello, pueden producir
grandes beneficios provenientes de la imparable subida del precio del
suelo.
El principal papel de la Administración en todo esto es
la promoción de la construcción mediante políticas públicas claramente
desarrollistas, de índole político-propagandístico, fundamentalmente:
verbigracia, la Expo 92 y todo lo que trajo consigo...El Estado es uno de
los grandes beneficiarios de estas actividades (recalificación de suelos,
impuesto sobre la vivienda ...) y las potencia en la medida de sus
posibilidades. La administración local recauda impuestos de las
constructoras por una parte y de las viviendas por otra. Al subir el valor
del suelo, sube el valor catastral de la vivienda, se incrementa la
contribución y otros impuestos a recaudar...
Los desalojos son la cara más amarga de este enorme
negocio. Más, cuando se trata, como suele, de personas, en general, de
edad avanzada, escasos de recursos y que han vivido la mayor parte de su
vida en el barrio...El deterioro de las casas se utiliza para declararlas
en «ruina técnica» o «económica»...lo que supone el desalojo de los
vecinos de la vivienda. Es el único obstáculo que el propietario tiene
para venderla y sacar tajada, o para que la compañía que la ha comprado
pueda derribarla y hacer viviendas de clase media, de las que obtendrá un
enorme beneficio económico, por lo elevado del valor del suelo, y, por
supuesto, de donde quedarán excluidos los antiguos vecinos....
Tomado de El Gran Negocio, editado por el CSOA
«Casas Viejas» Sevilla