| |
|
|
|
|
Los desarrollos últimos del proceso de paro en las
instalaciones de esta empresa en el mediodía francés, dados a conocer en
estas páginas anteriormente, son una prueba más de las manipulaciones
contra el sindicalismo revolucionario de la AIT, así como, una vez más,
del aconchavamiento de patronal, estado y sindicalismo reformista frente y
contra las decisiones asamblearias en defensa de los derechos de los
trabajadores. Le Combat Syndicaliste nos instruye sobre ello.
D espués de
una semana de lucha, de la que hemos dado cuenta en el número precedente,
todo es la morosidad. Dos días antes, se trataba de que una delegación
subiese a la planta central, a principios de semana, para hacerse
escuchar. Pero, el lunes, embrollo propio de corrillos, eso parece que no
puede hacerse. Los militantes de la CNT-AIT que llegan son recibidos con
frialdad. Unos no les hablan, otros cuentan de nosotros las historias más
necias. ¿Qué ha pasado? En seguida lo comprendemos: aprovechando el fin de
semana, «manos inocentes» han hecho circular «papeles» que se dicen
obtenidos de internet y que establecen relaciones entre anarquistas y
gentes de bomba en mano y otras bandas al estilo de la de Bonnot. Se dice
que la CNT-AIT no es más que un grupo de «camorristas»...En suma, una
campaña de calumnias se ha abatido sobre nosotros y ha enfriado el
ambiente. ¿Se va a ir todo al garete? Al fin, la gente recapacita y quince
huelguistas deciden subir a Tremblaye el miércoles. Les esperaba allí un
curioso «comité de bienvenida»: además del Presidente-Director General en
persona y su Director de Recursos Humanos, está, sólo para ellos, la
policía. ¿Por qué un despliegue tal de fuerza?. Manifiestamente, el
Presidente-Director General tenía en su cabeza el que la «bofia» diera
cuenta de los «incitadores» externos a la empresa, en cuanto se bajaran
del bus, y saber dónde estaban era, en todo caso, para ellos la cuestión
principal. Mala suerte la suya: al ser la lucha autogestionada, no podía
tenerlos. Su tentativa de desacreditar a los huelguistas, presentándolos
como dirigidos desde fuera, marró el blanco, y tanto el Presidente
-Director como el Director de Recursos Humanos fueron saludados con
abucheos. Tras este episodio, los trabajadores de Nègrepelisse se
encuentran con la delegación de la planta de Ablis, y, juntos, se van a
reunir con los trabajadores de Tremblaye. Y allí, ¡estupor!: nadie está al
corriente de nada, es decir, nadie entre los trabajadores de base, porque
los sindicatos (CGT y FO) están muy bien informados. Y prueba de ello es
que el delegado de personal, que no había cogido el transporte colectivo y
que había llegado la víspera, estaba presente en el momento en que los
trabajadores bajaron del bus, y la CGT, entonces y sólo entonces, tiró un
pequeño manifiesto sin firma. En suma, parece que los sindicatos
reformistas quisieron cortar la hierba bajo los pies a toda forma de
unidad de base que ellos no habrían aceptado de otra manera. Su maniobra,
sin embargo, no les salió del todo bien: marcharon bien las discusiones
entre las delegaciones y los asalariados de Tremblaye que iban a
reemprender el trabajo, y el resultado fue una manifestación espontánea de
unos 200 trabajadores ( bastante más de la mitad de los trabajadores de
Tremblaye, de los que trece están también amenazados de despido este año)
arrancó en cortejo por las calles del pueblo, profiriendo eslogans
hostiles al patrón. Durante ese tiempo los Directores negociaron y
firmaron un acuerdo que, aunque contiene el doble y hasta el cuádruple
(según antigüedad) de lo que el patrón proponía de principio, se sitúa
bastante por debajo de lo que pedía la asamblea general de los huelguistas
y de lo que hubiera podido ser obtenido, si se hubiera podido extender la
lucha. A resultas de ese acuerdo, se reemprendió el trabajo, pero sólo en
un 20% de la producción habitual.
Pasaron algunos días. El 12 de noviembre y a petición
de los huelguistas, tuvo lugar una reunión de balance en la sala de
fiestas de Nègrepelisse. En primer lugar y después de todo lo que ellos
habían hecho, oído, y sobre todo pensado - antes y después -, querían
saber saber qué era exactamente la CNT-AIT. Fue sobre esto sobre lo que la
reunión arrancó y trató largamente: qué son los anarcosindicalistas, cómo
ven esta sociedad y cómo es la que quieren..-. Luego se habló,
también largamente, de la lucha, de sus dificultades,
del sentimiento de sentirse derrotado, de los momentos importantes y, para
muchos de los presentes, de la pena de no haber ido más lejos. El papel
jugado por los sindicatos reformistas, CGT y FO, en el conflicto fue
también finamente analizado. Salvo una o dos personas, todo el mundo
estaba convencido de que se había saboteado la lucha. En el centro del
debate, estuvo la noción de solidaridad de clase, tanto en como más allá
del plano local, y, sobre todo, la toma de conciencia de que, incluso
cuando no hay más remedio que pechar con la «suerte» (como era su caso),
siempre es posible luchar -incluso modestamente- y tomar los asuntos en la
propia mano. La reunión terminó con una valoración pública de la
solidaridad recibida y con los agradecimientos de los huelguistas a todos
los que, de una manera u otra, contribuyeron a ayudarlos.
Maryvonne en Le Combat Syndicaliste, 78 (CNT-AIT,
Midi-Pyrenées) |
|