ada
día mueren cuatro trabajadores en el estado español como consecuencia de
la precariedad, de los destajos sin fin, de la implicación de las medidas
de seguridad laboral y de la complicidad criminal de la inspección de
trabajo.
Esta tragedia cotidiana está diseñada por la avaricia
del gobierno y de la patronal, utilizando medidas tan antisociales como la
última reforma laboral conocida hasta el momento, el "decretazo", famoso
invento del capitalismo español que provocó el pasado 20 de junio la
movilización de la clase trabajadora, haciendo uso legítimo de la huelga
general.
Desde la Confederación Nacional del Trabajo, C.N.T., e
Intersindical de Aragón, I.A., consideramos que el "decretazo" debe ser
derogado a pesar de los retoques intranscendentes que hablan del poder
manipulador del gobierno y de la capacidad corruptible de los sindicatos
verticales de CC.OO y . UGT. Por esta razón, defendemos la continuidad de
todo tipo de acciones y movilizaciones para denunciar la progresiva
degradación que sufre cada trabajador en su puesto laboral: sometido a una
alta presión psicológica inducida por la sagrada productividad, al miedo
permanente al despido, a las previsibles enfermedades laborales. Todo ello
se recompensa con un miserable sueldo que, en la mayor parte de las
ocasiones, se destina a pagar las deudas hipotecarias de la vivienda (su
precio se ha incrementado un 69% desde 1999). La población inmigrante
soporta todavía más sobre sus espaldas el peso excesivo del totalitarismo
democrático de la Unión Europea, construída a medida de las
multinacionales. La igualdad de derechos, sin discriminación de cualquier
nacionalidad, debe reclamarse mediante la supresión urgente de la ley
racista de extranjería.
Aun teniendo en cuenta que la tasa de empleo en España
es la más baja de Europa, que la tasa de siniestrabilidad laboral es la
más alta, que los salarios descienden un 5% cada año, a pesar de todo, la
derecha franquista del PP se ha encargado de tergiversar la realidad,
incitando a los medios de deformación de masas (prensa, radio y
televisión) a falsear públicamente la figura de los trabajadores en paro:
un elemento perezoso, que defrauda al Estado, viviendo a costa del
esfuerzo de los demás. Reivindiquemos un subsidio digno para todos los
desempleados y una recuperación del poder adquisitivo de los salarios.
Pero luchemos en serio, situando nuestro sindicalismo
en contra de esos dos personajes del mundo del espectáculo (los actores
Méndez y Fidalgo) que día tras día representan el papel teatral de los
interlocutores sociales: UGT y CCOO forman parte activa y remunerada del
negocio económico que posibilita el mantenimiento del cortijo español
franquista con sus históricos privilegios clasistas. Así se consigue la
paz social: con la pérdida paulatina de los derechos de los trabajadores.
Así sufrimos la dentellada fiscal del gobierno que, aunque dice lo
contrario, aumenta con total impunidad el IRPF (Impuesto sobre la Renta de
las Personas Físicas), los innumerables impuestos indirectos y
próximamente hurtará más dinero de nuestras nóminas mediante el timo del
IBI: otro impuesto que también recaerá sobre los ingresos de los
asalariados para compensar la desaparición de IAE (Impuesto de Actividades
Económicas), de modo que financiaremos los negocios de los comerciantes.
Nuestra nómina sigue siendo una autopista por donde entran y salen todos
los sinvergüenzas encaramados al poder económico y político. Una huelga
general siempre nos perjudicará menos que la paz social.
Sobran argumentos para despertar a una sociedad
alienada y ajena a sus propios problemas. Debemos exigir que la
contratación sea fija e indefinida: por ello, los contratos precarios
tienen que desaparecer de nuestra vida laboral, y las ETTs han de ser
desmanteladas para siempre.
Mientras una minoría se enriquece, una inmensa mayoría
de trabajadores sufrimos las consecuencias de la desigualdad de la
injusticia social.
La jornada semanal ha de cumplirse, y pelearemos por la
jornada de 30 horas, de modo que desaparezcan las segregaciones laborales
con el correspondiente subproletariado de las subcontratas a destajo.
Desde la CNT y la IA hacemos un llamamiento a la
conciencia de todos los trabajadores para combatir sin tregua el
sindicalismo vertical (UGT y CCOO) de subvención patronal. Nuestros
derechos son arrebatados en cada pacto que firman estos traficantes de
trabajadores. El sindicalismo debe siempre ser autogestionado para
alcanzar las conquistas sociales a las que jamás debemos renunciar. Tu voz
y tu fuerza cambian la realidad
(panfleto repartido en Zaragoza durante la
manifestación contra la reforma laboral y la política antisocial del
gobierno el 27 de noviembre)
CNT de Zaragoza