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Saquemos enseñanzas del pasado reciente |
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(Habla Le Combat Syndicaliste)
E n mayo
último hubo gran movilización: se decía que había que ir a votar a
Chirac para poner freno al fascismo. Hoy, transcurridos seis meses, es
ya hora, para los libertarios, de hacer balance de este período y
establecer perspectivas. En la distancia, no podemos por menos de
comprobar hasta qué punto teníamos razón al afirmar que la participación
en la mascarada electoral no podía tener más resultado que acrecentar el
espíritu de sumisión generalizada, reforzar el proceso de
explotación/represión y dar paso franco a la reacción. Entre las dos
vueltas de la presidencial, había que rechazar, más que nunca, la
participación en las elecciones y preparar muy claramente fuera de las
urnas - y, si fuera preciso, contra las urnas - la revuelta popular.
Nuestra sorpresa no fue ser minoritarios en la
defensa de esta opinión en el seno de las multitudes condicionadas por
las ideología dominante, sino constatar que, en el seno del movimiento
libertario francés, también se elevaban voces para salvar la República y
¡llamar a votar a Chirac!
No se trata en este artículo de criticar por el
simple placer de criticar. Pero consideramos, en primer lugar, que es
normal que los errores estratégicos de un movimiento no pasen en
silencio y que sean discutidos públicamente, y, sobre todo, pensamos que
es preciso comprender el «porqué» de estos errores, si se quiere evitar
que vuelvan a producirse.
Miseria del análisis y demagogia
Concretemos. El electoralismo hizo estragos en varias
organizaciones libertarias. Militantes conocidos de la Federación
Anarquista, como, por ejemplo, Jean Marc Raynaud y Babar, llamaron a
votar a Chirac. El primero incluso se felicitó públicamente de la
reelección del Supermentiroso.
Una actitud como ésta, tan manifiestamente
antianarquista, habría debido ser rechazada masivamente por todos los
grupos de la FA. No fue éste el caso. Finalmente, fueron los grupos del
Sur de Francia los que, asqueados pero minoritarios, se sintieron en la
obligación moral de abandonar esa organización y fundar una nueva. Entre
los sindicalistas revolucionarios de la CNT de Vignoles, el discurso de
acentos republicanos ¡también estuvo presente! Por ejemplo, un largo
artículo, escrito por un antiguo miembro del comité confederal de los
Vignoles, en el órgano de su «Fédération culture et spectacle», es un
modelo de ese género. En el párrafo pomposamente titulado «¿ Qué
hacer?», podemos leer (los comentarios entre paréntesis son
nuestros): «Ciertamente, la República no es el ideal...pero existe»
(descubrimiento genial, aunque tardío)... «al defenderla
circunstancialmente, no abandonamos nuestras posiciones revolucionarias»,
(sólo un poco)...»la CNT se habría equivocado recomendando la
abstención», (habla por ti)... «Es quizá ya hora de decir
que la papeleta de voto puede, a veces, ser útil» (¿útil a quién?).
La cosa es clara, para la dirección de los Vignoles, el único «error»
político del momento hubiera sido abstenerse, no llevar al poder, con un
porcentaje que permite todos los excesos, a la banda de Sarkozy.
¿En qué podía servir al movimiento revolucionario «la
defensa circunstancial de la República»?
¿En qué fueron útiles el 5 de mayo las papeletas de
voto de esta gente? No es probablemente mañana cuando tendremos
respuestas creíbles de su parte...Por el contrario, desde nuestro punto
de vista, se pueden avanzar dos hipótesis de peso para explicar su
aberrante posición:
- La miseria del análisis: la irrupción del discurso
mediático en el centro del discurso revolucionario y luego su
reproducción pura y simple (después de las usuales circunvoluciones
verbales) muestra a las claras a qué nivel de vacío cayeron grupos
enteros del movimiento libertario. Cuando las circunstancias son
habituales, repiten las experiencias anteriores y pueden crear ilusión.
Pero, cuando la circunstancia no es la habitual, son incapaces de
deducir una posición coherente con lo que pretenden ser, y entran en
vereda. Esta dramática constatación es una consecuencia de la
estrategia, seguida por estos grupos desde hace varios años y
consistente en amalgamar bajo su etiqueta a todos los que se presentan,
sean cuales fueren sus ideas. El debate sobre el fondo y sobre la
estrategia que, en nuestros medios, tiene la misión de la
profundización, de la apropiación colectiva de las ideas y la
construcción de la coherencia organizacional, es cuidadosamente
escamoteado, a fin de no correr el riesgo de «perder gente».
Esta estrategia que apunta a producir la ilusión del
número, aboca a un hundimiento inevitable en cuanto hay que salir de la
rutina, como lo viene a demostrar la monstruosa alianza anarco-chiraquiana
en torno a las urnas.
- La demagogia, que consiste en adular a la multitud
bailándoles el agua, esperando tomar posición en los medios de
comunicación y «utilizarlos como relé», ¡sin querer darse cuenta de que
son justamente los medias los que os utilizan sin escrúpulos! No es,
pues, ningún azar el que las grandes cadenas de televisión, como TF 1,
hayan informado del «encuentro anarquista» del 1º de mayo en Paris.
Cuando se sabe que los tenores del movimiento libertario parisino
(dirigentes de la FA y de los Vignoles) llamaban abiertamente a no
abstenerse el 5 de mayo y por lo tanto a votar a Chirac, se comprende
mejor la solicitud de los periodistas respecto de aquellos que se
convirtieron en algo tan glorioso como el ala radical de los burgueses
parisinos que se dan aires de gentes del pueblo.
Los submarinos en acción.- Otro caso de figura de
anarco-chiraquismo circunstancial es el representado por Alternative
Libertaire. Bajo el pretexto de «reconstruir una izquierda
libertaria» (¿por qué «reconstruir»? ¿ había una antes?), este grupo
invitó, inmediatamente después de las presidenciales, a todos los
libertarios a inscribirse sin sectarismo en debates, principalmente, con
los alternativos y con la LCR (trotskistas), sin excluir a los
militantes del PCF (Partido Comunista Francés), a los Verdes, etc.,
pues, según dice: «balanceos, hasta hace muy poco, insospechables
en la dirección de una izquierda libertaria pueden ahora ser tenidos
en consideración» . Imprudentemente escritos antes de los resultados
de las legislativas, estos proyectos reflejan, sobre todo, el
oportunismo de AL. En efecto, AL se hizo cómplice de los partidos de
izquierda y de extrema izquierda que llamaron a votar por Chirac. Este
grupo pensaba sacar tajada en términos de influencia y de adhesión. Para
ello, no vacila en adular en forma rastrera a los militantes que aún
quedan en el Partido Comunista Francés y a los Verdes, queriendo, a la
vez, hacer creer a los libertarios que, por parte de la Liga Comunista
Revolucionaria (trotskistas), habría simpatía hacia las ideas
libertarias. Un artículo de Alain Bihr, ideólogo de los alternativos
libertarios, viene a apuntalar este punto de vista. En primer lugar,
Bihr ajusta cuentas con Lutte Ouvrière, los malos de la
película, porque esta organización no llamó a votar a Chirac. De esta
organización, dice él que es estructuralmente incapaz de evolucionar e
incluso de colaborar con otros, y pide a los militantes libertarios que,
con relación a esa organización, se mantengan un pelín sectarios. Pero
el caso de la LCR es sin duda diferente, y Bihr afirma sobre ella: «Una
parte de sus militantes ha abandonado sus referencias con el trotskismo,
y es posible trabajar con ella». Aquí, lo menos que se puede decir es
que esos planteamientos son erróneos, que transpiran complacencia para
con la LCR y que dan prueba de una visión de poco alcance. El lamentable
manipuleo de la LCR en contra de l´Ecole Emancipée (forzamientos
de dirección de la revista, estrangulamiento financiero, impedimentos de
difusión, entrada del reformismo sindical ... ) viene a desautorizar,
apenas pronunciados, los pretenciosos y perniciosos análisis de
Alternative Libertaire y de Bihr....
Extraido de Le Combat Syndicaliste
(Midi-Pyrénées) nº 78
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