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Esta
crónica se podría ajustar a todas las del año pasado y el anterior. Y así,
siempre:"la" de octubre, "la" de febrero..., y de ahí, una vez que se han
justificado liberados y subvenciones, a la desmovilización o al pacto (no
se sabe qué es peor).
Como todas, pero menos.
Quizás sea ésta la frase-resumen que mejor recoja, a ojos de "espectador"
de primera línea, la última farsa del "Sindicato de Estudiantes", arropado
por sus "papis" y sus "mamis", Comisiones y UGT, así como un cúmulo de
extrañas asociaciones de profesores y estudiantes que no hay por dónde
coger. Todo ello junto a la cada vez más evidente "forosocialización" de
cualquier acto reivindicativo por parte de los de siempre: amalgamas de
ideas aborregadas bajo las mismas consignas caducas que han perdido el
sentido de su propia reiteración y su acompañamiento con la merienda de
litro, patatas y porro sobre campo al ritmo de los timbales. No hace falta
entrar entrar en la batalla de cifras que libraron después Ministerio y
"oficiales" para decidir cómo vender la huelga a los lectores (los que aún
encuentran algo de verdad en la prensa burguesa) y televidentes. En
particular, en cuanto a los estudiantes se refiere, en los institutos se
dice que el seguimiento fue mayoritario, pero, bueno, no es muy complicado
sacar a la gente de las aulas de los institutos, y la mayoría,
lobotomizada, se fue a su casa con el "mamá, había huelga" en la boca, y
de los pocos que acudieron a la manifestación de Granada (luego hubo que
rebautizarla como manifiestación) no acababan bien de ver de qué
iba el tema.
Aparecieron los sindicatos
y asociaciones autodenominadas "oficiales", y, sin explicar nada a los
desorientados, comenzaron su usual reparto de banderitas de plástico de
usar y tirar (justo como su espíritu "revolucionario") y los plastificaron
a base de pegatinas, según es su idea de "presencia en la calle", o sea,
el mayor número de logotipizados posible y coreografías a pie de asfalto.
Allí sólo tenían voz los "lideres" estudiantiles, una serie de personajes
que venden periódicos tipo "El Militante" y con unas ansias trepadoras que
les desbordan.
CNT-estudiantes y otros
jóvenes anarquistas acudieron a intentar desenmascarar a estas
organizaciones que se aprovechan de la rabia de unos y de la pasividad de
otros estudiantes para su beneficio propio, sin tener nunca nada a cambio
que ofrecerles (salvo las susodichas banderas y pegatinas y un rato de
diversión en la calle). Ya desde el primer momento, a estos
ultrademócratas, como ellos mismos se definen alguna vez, les molestó muy
mucho que se pudiera escuchar una voz diferente en su proceso de fiesta y
traición o de puros y duros intereses políticos (recordemos lo estudiantil
que estuvo el señor Zapatero el año pasado en Madrid).
Ya al final de recorrido,
en el que a los anarquistas se sumaron los que sencillamente estaban
cansados del "movimiento desmovilizante", hubo compañeros que intentaron y
consiguieron que el final del acto no se convirtiera en un mero monólogo
del politicucho de turno. Inmediatamente fueron acusados de estar
dividiendo al movimiento estudiantil, leamos, de conseguir que no todo en
aquella manifestación fuera demagogia barata y bien pagada. "Fascistas"
nos llamaban algunos del PSOE, sí, esos de la OTAN y el GAL. Por favor,
que alguien les explique a esta gente, si es que ya se han olvidado por
completo de pensar por sí mismos, qué es un fascista. Y, encima, pedían
diálogo. Si quieren diálogo, se lo dejaremos muy claro: NUNCA ENTRAREMOS
EN VUESTRO ROLLO. Si algo nos caracteriza es que llamamos a las cosas por
su nombre, y que mantenemos que los derechos, tanto en la educación como
en cualquier otro sector, no se negocian, se luchan. Nunca permitiremos
que nadie, por muy bien que suene todo lo que dice, decida por nosotros.
No queremos desunir el movimiento, todo lo contrario: queremos que los
estudiantes luchen juntos, juntos pero sin hacerle el juego a ninguna
organización, juntos por sus derechos, no por Llamazares y Zapatero, no
para proteger las subvenciones y los liberados de nadie.
Francisco Riofrío Chacón |