Como
jóvenes desempleados y ante las múltiples opciones que se presentan, nos
topamos con un programa ampliamente avalado por estamentos públicos,
EGOKITU, consistente en un periodo formativo de adaptación profesional,
que se completa con un periodo de practicas destinado a aplicar y
desarrollar las capacidades laborales adquiridas. La aparente solución a
una inexistente experiencia profesional, requisito imprescindible
planteado por el proyecto, se desvirtúa fácilmente.
La entidad gerente del
proceso, selecciona con criterios volubles a los participantes del
programa, y presupone unas condiciones económicas para el desarrollo de
las actividades.
El compartir curso con
personas con experiencia laboral en el área, así como la exigencia de un
buen equipo informático propio, son circunstancias visibles al inicio de
la formación. No obstante la organización ofrece financiación para
adquirir la tecnología requerida.
Así mismo la selección del
centro de estudios, esta supeditada mas a la relación mantenida con la
entidad gestora que a los intereses de los alumnos.
En definitiva, la realidad
del proceso formativo, es un desembolso económico inicial, camuflado bajo
un préstamo, amortizado durante el periodo de practicas, que no cumple con
las expectativas formativas ni económicas iniciales del alumnado.
La función de seguimiento
del programa es un mero protocolo que ante cualquier adversidad se reduce
a un "vuelva usted mañana".
La información acerca de
las condiciones del convenio de practicas se omite, incluyendo la relativa
al supuesto seguro medico; Tras diversas consultas, la opción sugerida es
la rescisión del convenio ante cualquier eventualidad, es por ello que
sugieren la realización de labores extraordinarias en la empresa asignada:
tales como superar la jornada establecida o la realización de tareas
ajenas a la formación presupuesta, (recepción de llamadas, traducciones,
inventarios...) como sugerencias a destacar. En esta situación, aprobada
por la organización, el alumnado en practicas se sitúa en un callejón sin
salida para solventar la deuda adquirida.
Señalaremos también la
entrega discriminatoria de diplomas en la que ante un acontecimiento
socio-político de tal magnitud mediadora se entregan a determinados
participantes del programa en representación del grupo. Sin duda, la foto
es un elemento propagandístico diferenciado, como lo es también el 51% de
colocaciones laborales que avalan el éxito del proyecto, datos en los que
no se adjunta las condiciones de contratación o convenio y que a nadie
dejan indiferente.
¿No podría acogerse al
mismo convenio de practicas un centro ya subvencionado por algún organismo
publico?, ¿No se estaría de este modo el desembolso económico de jóvenes
en situación de desempleo resuelto?.
Ante las numerosas
evaluaciones realizadas por el alumnado durante el periodo formativo,
solicitadas por le entidad organizadora, para la mejora del programa, de
las cuales no obtuvimos respuesta alguna y ante la invitación por parte de
los directivos de proponer sugerencias, remitimos esta opinión para que
bien sirva de ayuda para futuros programas.
Edu |