medida que las
contradicciones entre las grandes potencias imperialistas se acrecientan,
la carrera armamentista se desata alarmantemente.
El Gobierno imperialista francés va a aprobar un
programa de rearme militar de seis años de duración por un valor de 5.500
millones de euros más. El general Jean-Pierre Kelche, jefe del Estado
Mayor francés, ha pedido que el presupuesto militar supere el 2 por ciento
del PIB y la ministra de Defensa, Michèle Alliot-Marie ha conseguido una
elevación del 6'11 por ciento en los gastos militares para 2003.
El programa militarista ya fue aprobado por el gobierno
el 31 de julio de 2001 en la etapa de cohabitación con el Partido
Socialista. En 1996 se alcanzó la profesionalización completa de las
fuerzas armadas e inmediatamente después se proyectó el modelo "Ejército
2015" en el que se basa el programa actualmente aprobado.
Desde los 12.500 millones de euros gastados actualmente
en armamento pretenden alcanzar progresivamente los 15.000 millones de
euros. El programa militarista de Chirac incluye la construcción de cuatro
submarinos nucleares, misiles estratégicos nucleares M51, nuevos aviones
de combate y un segundo portaaviones. Tras la última misión del
portaaviones Charles de Gaulle por el Índico, Chirac insiste en que su
país debe disponer de un grupo aeronaval operativo en todo momento.
El objetivo perseguido es alcanzar los 357.000
profesionales en los ejércitos,
a los que se agregan 83.000 civiles asignados a la Defensa.
Chirac aludió recientemente a la Europa de la defensa y
a la necesidad de que la Unión Europea cuente con medios militares, si
quiere jugar un verdadero papel en el mundo. Le inquieta el retraso de su
país respecto al Reino Unido, que dedica a la defensa el 2'5 por ciento de
su producto interior bruto en lugar del 1'9 por ciento en Francia.
El Primer Ministro, Jean Pierre Raffarin, ha hablado de
la necesidad de responder a las múltiples amenazas que acechan a Francia,
por lo que el ejército francés debe disponer de plena disponibilidad
operativa frente a ellas.
Todo esto llega en un momento en el que las las
finanzas públicas de Francia se hunden. El déficit se eleva a 37.150
millones de euros, un 32 por ciento más del registrado hace un año. El
Gobierno es incapaz de cumplir con el 3 por ciento de déficit público
previsto en el Pacto de Estabilidad europeo, que Alemania ya ha
desbordado.
Los países imperialistas regresan al lugar del que no
pueden salir, al rearme y al déficit como único modo de salir de la crisis
en la que están metidos.
Una nueva guerra mundial está servida y, una vez más,
tratarán de utilizar al pueblo como carne de cañón para que sirva a sus
voraces intereses.
Adiós a la patria de los derechos del hombre
Al rearme militar hay que sumar los gastos ya
comprometidos para aumentar la policía, la gendarmería y la Administración
de Justicia, que se traducen en pérdidas de dinero para las áreas sociales
y educativas de la Administración.
Francia es un país militarizado, donde tropas de
policía ocupan calles y barrios enteros, con patrullas de tres por el día,
y hasta cuatro o cinco por la noche, con permiso para usar pistolas con
balas de goma, controles frecuentes, etc. Se van a añadir otros 6.500
policías más a los 130.000 actuales y 7.000 nuevos gendarmes (un cuerpo de
naturaleza militar que cuenta con 100.000 efectivos en la actualidad),
además de consolidar las contrataciones de interinos o ayudantes, todo
ello en el plazo de cinco años, en el que los presupuestos dotarán con
5.600 millones de euros a la policía.
Además el plan prevé llegar hasta los 3.650 millones
para el aparato burocrático judicial, con un plan de nombramiento de 3.300
jueces no profesionales, llamados "de proximidad". Más de 10.000 personas
engrosarán la administración de "justicia".
Nueve meses después de las manifestaciones callejeras
protagonizadas por policías y gendarmes, Francia ha adoptado un abanico de
medidas represivas tan escandalosas como el acceso policial a los ficheros
informáticos, la extensión de las escuchas telefónicas, la posibilidad de
encerrar a un menor desde los 13 años de edad y el final de la presunción
de inocencia.
El Ministerio del Interior francés prepara una nueva
ley de seguridad que otorga a la policía todos los poderes sin control
judicial.
Éstas son algunas de las medidas estudiadas:
La policía tendrá acceso a los datos de los ficheros de
la Seguridad Social y otros organismos públicos. El fichero de huellas
genéticas se extenderá. Se suprime el límite al uso de los datos incluidos
en ficheros policiales.
Penas de cárcel y multas para los que okupen una
propiedad pública o privada y deambulan en coches-caravana y sin domicilio
fijo.
La mendicidad, que dejó de ser un delito en 1994,
volverá al Código Penal
Pena de prisión para la incitación a la prostitución
-hasta ahora susceptible sólo de multa- y retirada del permiso de
residencia en Francia a todo extranjero que se dedique al reclutamiento
sexual y al proxenetismo.
Penas de hasta cinco años de prisión al que emplee a un
menor durante la jornada escolar y 2.000 euros de multa al que tenga la
patria potestad sobre un menor que se ausente cuatro medias jornadas de
clase al mes sin justificación.
Penas de prisión y multas a los jóvenes que participen
en reuniones en las partes comunes de los edificios y supresión de la
obligación de presentar al fiscal a los menores detenidos de entre 16 y 18
años, que sufrirán un régimen de detención similar al de los adultos.
Extraído de La Haine
Pablo Kundt