esponsable
entre 1993 y 1998 de localizar en Irak armas de destrucción masiva, el
veterano de la Guerra del Golfo y ex inspector de la ONU Scott Ritter
acusa al jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, de «mentir» al mundo para
hacer factible su obsesión: «liquidar a Sadam Hussein», presidente iraquí.
Ritter califica de fácticamente imposibles o de simples mentiras las
acusaciones de Washington sobre la producción por Irak de armas
biológicas, químicas y nucleares y reclama, en todo caso, pruebas. Así,
apunta a Washington como el menos interesado en unas nuevas inspecciones.
El ex inspector de la ONU en Irak Scott Ritter acusa al
jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, de mentir al asegurar que ese país
posee fábricas subterráneas para la producción de armas de destrucción
masiva.
«Entre 1993 y 1998 yo era el responsable de encontrar
ese tipo de armas. Utilicé equipos especiales, incluidos geofísicos, de la
CIA, con los que se puede buscar bajo la superficie terrestre... Seguí
todas las pistas que me proporcionaron los distintos servicios de
espionaje y hasta 1998 no encontramos una sola de esas fábricas», señala.
En declaraciones al semanario suizo "Die Weltwoche",
afirma, además, que es imposible que Irak haya construido desde entonces
fábricas subterráneas de ese tipo sin que los satélites USA los hubieran
descubierto.
Sobre la producción de armas biológicas que Rumsfeld y
el presidente estadounidense, George W. Bush, atribuyen al régimen de
Sadam Husein, replica que incluso en las mejores condiciones de
laboratorio, el carbunco (ántrax) líquido de alta calidad aguanta como
máximo tres años. «Irak ha producido sólo carbunco de mala calidad, hasta
1991 además que resiste aún menos», añade este veterano de la Guerra del
Golfo, de 1991.
«Claro que Bagdad intentó ocultarlo a nuestras
inspecciones, pero lo encontramos. Rumsfeld y su gente no han demostrado
que desde que nuestros inspectores salieron hace cuatro años, Irak haya
conseguido reconstruir sus fábricas de armas biológicas y reanudar la
producción», agrega.
Sobre las armas químicas, Ritter señala que el equipo
de inspectores del que formó parte no pudo demostrar que Irak hubiese
producido la más peligrosa de todas, el gas nervioso VX en forma
cristalina.
«Encontramos tabun y sarin, productos que pierden su
efectividad al cabo de cinco años incluso en las mejores condiciones de
laboratorio, y nosotros destruimos además las fábricas donde se producían
esas sustancias. Si quedara alguna otra arma química que no descubrimos,
hoy no tendría prácticamente valor alguno», indica.
Tras reconocer que Irak podría, en teoría, transformar
sus fábricas de pesticidas en centros de producción de armas químicas,
matiza que es absurdo lanzarse a una guerra sólo porque «creamos que Irak
podría haber hecho algo, pues antes hay que demostrarlo».
En cuanto al programa de fabricación de armas atómicas,
Ritter asegura que su equipo logró eliminarlo y explica que Bagdad tendría
que invertir miles de millones para volver a la situación de 1991 y,
además, no lograría ocultarlo.
«Cuando Rumsfeld al que acusa de estar obsesionado con
la idea de liquidar a Sadam Hussein dice que Irak está a punto de producir
armas nucleares miente», concluye tajante. «La tecnología de que dispone
permite en teoría fabricar misiles de hasta 800 kilómetros, pero esos
misiles hay que probarlos, y no se puede hacer a hurtadillas», añade.
Gara