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última vez que lo ví tosía, se encontraba mal, el esfuerzo realizado por su
cuerpo ya débil y cansado fue más de lo que podía aguantar, era el Primero de
Mayo... y un año más nosotros acudíamos tarde al encuentro o tal vez, había
muchos trabajadores, tantos, que con su débil visión le costó divisar sus
adoradas banderas rojinegras.
Por fin, nos vio, y se le iluminó la cara "no habíamos
desaparecido", la CNT continuaba en la lucha... su cuerpo se relajó. Una sonrisa
se dibujó en su cara, nos había visto un año más, podía estar tranquilo, puede
que un año más o puede que más, en su pesimismo de buen anarquista la duda
siempre le invadía, viéndonos a esta juventud tan dispuesta a dejarlo todo
enseguida, rápidamente.
Su cansancio y su enfermedad le debilitaba, no pudo ni
comenzar la marcha, había realizado un gran esfuerzo por acudir un año más a la
cita, por ver a los compañeros/as apenas unos minutos. Este cuerpo que nos
delata cuando más lo necesitamos le había dejado sin respiración, además, en su
rostro seguía dibujada la sonrisa por habernos visto una última vez.
Ahora unos meses más tarde, la enfermedad ha podido con él,
nos ha abandonado.
No puedo dejar de pensar en ese último Primero de Mayo, en
las fuerzas robadas a la vejez, a la enfermedad, a la muerte por estar un año
más ahí, por saber que no todo está perdido.
Soy consciente que por muchos años que pasen será difícil
vivir lo que estas mujeres y
hombres han vivido para llegar a arrancar fuerzas a la misma muerte y acudir por
unos minutos de tiempo al Primero de Mayo.
Nosotros ahora sólo podemos despedirte con estas pocas
palabras y no olvidar tu nombre para arrancar a la muerte tu vida, a la historia
tu recuerdo y poder seguir adelante con el anarcosindicalismo, con la CNT,
compañero Felipe, los Primeros de Mayos venideros serán diferentes sin ti.
Que la tierra te sea leve. Nosotros/as no te olvidamos.
Isabel. SOV de Valladolid.
15 de octubre de 2002
CNT de Valladolid