oncejos
autónomos denuncian el hecho; dicen que la gente ha comenzado a enfermar.
Los municipios autónomos de la región que rodean las
ciudades de Ocosingo y Altamirano viven un recalentamiento de la guerra de
baja intensidad. Esto se expresa principalmente con la paramilitarización,
inducida por grupos y líderes del PRI, y pagada con frecuencia por los
nuevos gobiernos federal y estatal.
En la zona norte de Chiapas, y al norte de la selva
Lacandona, la paramilitarización encuentra nuevamente un nicho entre el
magisterio oficialista (que, en la oposición, no desaprovecha ninguna
oportunidad para provocar al gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía). La
línea de continuidad entre sectores del SNTE y los grupos paramilitares (tan
bien documentada ya en el caso de Paz y Justicia y su vinculación con la
agrupación Socama, del SNTE) se repite en el municipio autónomo Ricardo
Flores Magón, donde profesores del enclave priísta de Santo Domingo, en el
valle del mismo nombre, "organizan" abiertamente a la "contra". Por ello,
diversos observadores de la región consideran significativa la proximidad
del norte chiapaneco con el estado de Tabasco, bastión duro del tricolor
(Tabasco, magisterio, "nuevo" PRI...).
Por la vía paralela crecen todo tipo de presiones
militares y, por así decir, civiles. El concejo autónomo de Miguel Hidalgo
denuncia que en las semanas recientes se han desatado hostigamientos
contra los campesinos bases de apoyo del EZLN que llevan a vender sus
productos a los mercados de Amatenango del Valle, Teopisca y Comitán. Los
"controladores" priístas de estos mercados han subido los impuestos. "Son
demasiado altos", dice la autoridad autónoma. De este modo, ahora queda
abierta una justificación para echarles a la policía.
En el municipio autónomo Olga Isabel, las autoridades
denunciaron persecución y amenazas luego del plantón en Crucero San
Antonio, con el cual los zapatistas detuvieron la construcción de un
camino. Los priístas del rumbo (municipio oficial de Chilón) y los
policías andan buscando "quiénes encabezaron ese movimiento".
Todavía hoy los patrullajes de la Policía Judicial son
constantes en las comunidades autónomas, en el tramo Chilón-Bachajón. El
concejo de Olga Isabel demanda "que paren esa persecución".
La militarización, por lo demás, sigue su curso, y todo
indica que va al alza. En las dos semanas anteriores los movimientos de
grandes contingentes militares entre Ocosingo y Rancho Nuevo, y los
patrullajes entre Bachajón y Chilón se han vuelto la norma.
Hace poco una patrulla del Ejército se detuvo en el
crucero Cuxuljá, a mil metros de la comunidad Moisés Gandhi, "atravesó" el
plantón de bases de apoyo del EZLN (instalado hace varios meses para
proteger el inmueble) y se introdujo en la tienda comunitaria de los
municipios autónomos. Los soldados, fingiendo consumir, amenazaron con
"sacar a los zapatistas de ahí". En su momento, el concejo autónomo de
Ernesto Che Guevara denunció el hecho como "una provocación del Ejército".
En una reunión de los siete concejos municipales de
esta región autónoma, celebrada esta semana, cuatro de ellos coincidieron
en una misma denuncia, que sugiere la posibilidad de que se esté
utilizando también "armamento" bacteriológico contra las comunidades en
resistencia. Por extraña que parezca, la misma experiencia refieren las
autoridades autónomas de Vicente Guerrero, Diecisiete de Noviembre,
Primero de Enero y Ernesto Che Guevara.
En las semanas recientes, aviones y helicópteros, no
militares al parecer, han estado arrojando "cajas con moscas" que infestan
inmediatamente los campos y pueblos. A raíz de eso, familias enteras han
presentado vómito y diarrea, y algunos niños han estado graves,
especialmente en Patria Nueva y Jerusalén, poblaciones próximas a Ocosingo
y al conjunto militar de Toniná, respectivamente.
Las autoridades de Che Guevara recuerdan que hace unos
años, en ocasión de otra escalada contra los municipios autónomos, las
aeronaves arrojaban cajas "con ratas y ratones, que se comían el maíz".
Luego, ese "bombardeo" cesó.
Si la "lluvia de moscas" obedece a alguna "campaña
sanitaria", nadie ha solicitado permiso a las comunidades (ni notificado
siquiera) para arrojar sobre sus tierras esas cajas que parecieran de
Pandora; mientras, los "efectos colaterales" que experimentan los
indígenas ponen en peligro sus vidas.
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Hermann Bellinghausen