uando tenía
17 años, trabajaba después de clase en una tienda de ropa Esprit en
Montreal. Era un empleo agradable, que básicamente consistía en doblar prendas
de algodón en forma de pequeños cuadrados con las esquinas tan puntiagudas
que fueran capaces de sacarte un ojo.
Pero por alguna razón, las oficinas centrales
consideraron que nuestra papiroflexia aplicada a las camisetas no era lo
suficientemente rentable. Un día, nuestro tranquilo mundo se vio
convulsionado por un supervisor regional quien se abalanzó sobre nosotros
para adoctrinarnos sobre la cultura de la marca Esprit -- e incrementar de
ese modo nuestra productividad en el proceso. Esprit, nos dijo, "es como
un buen amigo".
Yo era escéptica, y lo hice saber. El escepticismo,
como rápidamente aprendí, no está considerado como un factor positivo en
el sector servicios de baja retribución. Dos semanas más tarde, el
supervisor me despidió por estar en posesión del más deleznable rasgo de
personalidad en el puesto de trabajo: mala actitud.
Creo que fue una de mis primeras lecciones sobre porqué
las grandes empresas multinacionales nunca son "como un buen amigo" ya que
los buenos amigos, si bien pueden hacerte muchas cosas horribles y
dolorosas, raramente te despiden.
Es por ello que me interesé cuando, a principios de
este mes (por Mayo del 2001), la agencia de publicidad TBWA/Chiat/Day
lanzó la nueva campaña de "identidad corporativa" de la cadena de tiendas
Shoppers (las campañas de cambio de imagen son, en términos empresariales,
como volver a nacer). Resulta que dicha cadena ya no es "Todo aquello que
quieres de una tienda", esto es, un lugar donde puedes comprar las cosas
que necesitas, sino que ahora es "un amigo bondadoso"-, un bondadoso amigo
que, increíblemente, toma forma corpórea en una cadena de ochocientas
tiendas con un presupuesto en publicidad de 22 millones de dólares que
pide ser gastado.
El nuevo slogan de Shoppers es "Cuida de ti mismo",
seleccionado, según el creador de la campaña Pat Pirisi, ya que recuerda
"lo que un buen amigo diría". Preparado para ser dicho miles de veces por
jóvenes cajeros mientras entregan bolsas de plástico llenas de maquinillas
de afeitar, seda dental y pastillas para adelgazar, "Creemos que es una
postura que Shoppers puede sostener", afirma el señor Pirisi.
Dejando aparte la inquietante idea de "sostener"
amistad, pedir a los dependientes que adopten esta frase en particular
como su fórmula sagrada parece algo cruel en esta era de eventual,
inseguro y mal pagado McEmpleo. A los trabajadores del sector servicios se
les aconseja frecuentemente que cuiden de si mismos, -ya que nadie, y
mucho menos sus mega-empleadores, va a cuidar de ellos.
Es una de las ironías de nuestra era de las marcas, el
hecho de que las empresas devienen cada vez más remotas al romper los
lazos duraderos con sus empleados, mientras se acercan progresiva y
cautelosamente a nosotros como consumidores, susurrándonos al oído suaves
vaciedades sobre amistad y comunidad. No tan solo Shoppers, los anuncios
de Wal-Mart cuentan historias sobre dependientes que, en un apuro, prestan
a sus clientes sus propios trajes nupciales, así como los anuncios de
Saturn están protagonizados por vendedores de coches que prestan apoyo
psicológico a compradores que han perdido su empleo. Como podéis
constatar, de acuerdo con el nuevo libro sobre marketing, Valores
Añadidos, los vendedores modernos deben " Hacer de su marca una causa y de
su causa una marca".
Quizás aún siga conservando una mala actitud, pero este
abrazo empresarial colectivo lo siento tan vacío hoy como cuando era una
dobladora de ropa a punto de ser despedida. Particularmente cuando te
paras a considerar el motivo de todo este calor producido en masa.
Explicando la nueva identidad corporativa de Shoppers
al Financial Post, el sr Pirisi afirmó que "En una época donde la gente es
cada vez más recelosa de las empresas, --como demuestran las protestas
contra la OMC-- y el sistema de seguridad social no es lo que debiera, nos
hemos percatado de que debemos enviar un mensaje de asociación".
Desde que las grandes compañías como Nike, Shell o
Monsanto empezaron a hacer frente a un mayor escrutinio desde la sociedad
civil, -- básicamente por anteponer los beneficios a corto plazo sobre la
seguridad laboral y la responsabilidad medioambiental, una nueva industria
ha crecido con fuerza para ayudar a estas compañías a responder. Parece
obvio, de todos modos, que muchos en el mundo empresarial siguen
completamente convencidos que tan solo sufren un "problema de
comunicación", que puede ser resuelto tranquilamente encontrando la
correcta identidad corporativa socialmente comprometida.
Resulta que esto es lo último que necesitan. British
Petroleum lo percibió del modo más duro cuando se vio forzada a
distanciarse de su escandalosa campaña de relanzamiento de su imagen
corporativa; "Más allá del petróleo". Los consumidores europeos de la
compañía petrolera advirtieron a BP que deberían cambiar sus prácticas
empresariales antes que su imagen corporativa.
Como prueba del estado de confusión empresarial que
existe, yo misma me encuentro con que me piden ofrecer charlas a empresas
concretas. Temiendo que mis palabras puedan acabar en alguna empalagosa
campaña publicitaria, siempre las rechazo.
Pero sí puedo ofrecer este consejo sin reservas: Nada
cambiará hasta que las empresas comprendan que no tienen un problema de
comunicación. Tienen un problema con la realidad.