Estos últimos tiempos están siendo muy intensos en acontecimientos; todavía es difícil hacer un análisis pausado y sereno de todo lo que hemos visto y oído. Todavía oiremos y veremos mas y la convulsa situación internacional puede depararnos sorpresas que no llegamos ni a imaginar.

En Francia y Alemania, el llamado "estado del bienestar", fundamento de la supuesta concordia y paz social en que se basa el sistema político de la vieja Europa se tambalea a golpe de recortes y reformas en el sistema de pensiones. El capitalismo es cada vez más depredador y universalista y ha roto las barreras nacionales y mínimamente éticas. En nuestro entorno más cercano también hemos visto y estamos viendo muchas cosas y podemos sacar algunas conclusiones.

La primera y más importante es la demostración de la capacidad de autoorganización y respuesta de la ciudadanía, y el abismo entre ésta y los gobernantes. Ante el desastre ecológico y social del Prestige, el ejemplo que han dedo los ciudadanos organizando e implicándose en las tareas de reparación y superación del desastre ha sido admirable. Ante la guerra contra Irak la ciudadanía ha tomado la defensa de la paz y la denuncia de actitudes mercantilistas, mercenarias y obscenas con un comportamiento, así mismo, admirable. Las posiciones éticas y responsables ante sucesos de gran gravedad han desbordado cualquier previsión.

La segunda conclusión es el factor de freno, desconcierto y desmovilización que han supuesto en todos estos acontecimientos, partidos, sindicatos supuestamente mayoritarios y grupos políticos de todo pelaje. Todos ellos, ante situaciones que les superaban, han intentado capitalizar, reconducir a su terreno y sacar tajada; su mayor aportación han sido gestos, palabras huecas y presencia mediática y destacada donde se les pudiera ver. Ha sido indignante y vergonzoso ver encabezar a estos líderes sin moral ni ética, manifestaciones que sus organizaciones ni convocaban o,, a veces, simplemente boicoteaban; recordemos a Zapatero en la manifestación de "nunca mais" de Madrid, mientras en Galicia su partido se marchaba de la plataforma; recordemos a Fidalgo en una manifestación sindical contra la guerra durante una huelga general a la que él se había opuesto con todas sus fuerzas.

También ha habido silencios clamorosos como los de fuerzas nacionalistas, supuestamente muy de izquierdas, pero a las que solo parece preocupar lo que pasa en su aldea. En el 1º de Mayo hemos visto la expresión de la separación, cada vez mayor, entre dirigentes sindicales y bases; Fidalgo es abucheado y agredido no por provocadores o agentes extraños, sino por los mismos afiliados a su sindicato, a los que se niega el uso de sus locales sindicales.

Frente a todos estos hechos, la CNT ha estado donde tenía que estar, en la calle, con el pueblo, aportando su esfuerzo en lo que la ciudadanía estaba pidiendo. Ahora mismo, habrán acabado para cuando se lean estas líneas, las elecciones municipales esta vez mas que nunca,, habrán sacado lo mas sórdido de la pelea por el poder; se ilegalizan formaciones políticas con argumentos mas que dudosos, se Practica el insulto, la amenaza, el catastrofismo, la mentira y la manipulación Son muchos los retos y muchos los problemas, tanto a nivel local como internacional, que nos está trayendo el nuevo milenios; y nos pilla con una sociedad en crisis ideológica.

Desde la caída del bloque mal llamado comunista y la expansión de ideas, mas que ideologías, difusas y posibilistas, como las que están tras parte del movimiento antiglobalización. Desde el descrédito de los canales clásicos de transformación social como partidos o sindicatos, se hecha en falta un fondo ideológico que coordine, dé coherencia y dote de perspectiva de futuro a todo el conglomerado de acciones dispersas, movilizaciones y voluntarismos que, a la postre, se difuminan.

Aquí es donde, el anarquismo y su mejor expresión práctica anarcosindicalismo tienen que dar la talla; en convencer a la sociedad de que, sí es posible un cambio radical social desde postulados de libertad, solidaridad y apoyo mutuo; en convencer de que la organización libre y responsable es la única manera de lograr frutos a largo plazo, evitando los vanguardismos excluyentes y el voluntarismo estéril.

En la CNT tenemos la herramienta para la transformación social, sin caer en nostalgias podemos afirmar, que dio muestra de sus posibilidades.