El eco de un trayecto
Entrevista a Lucio Urtubia
El escritor Bernard Thomas años atrás nos
deleitó con el libro "Jacob, recuerdos de un rebelde" (Edit. Txalaparta). El
mismo autor ha hilvanado también la entrañable historia de "Lucio, el anarquista
irreductible".
En una época en que
las técnicas opresivas y de manipulación de la información han alcanzado
insondables niveles de dominación y racionalidad alienante, las actitudes
revolucionarias si rigurosamente quieren ejercer una influencia en el seno de la
sociedad actual, deben evitar que sus acciones sean desnaturalizadas por los
crápulas del poder y lograr que las acciones a desarrollar respondan a objetivos
inequívocamente anticapitalistas, éticamente coherentes con la lucha a promover,
y sobre todo, que se inscriban en el marco de un proyecto genuinamente
libertario.
Nos hemos acercado a Lucio Urtubia y nos ha
dado una bienvenida grata y bondadosa. Su incansable compromiso con el ideal
anarquista nos ha animado a indagar su opinión acerca de algunas actitudes y
hechos originados en el pasado, como asimismo otros aspectos referidos a la
actualidad política y social del momento.
En esta ocasión y para dar armonía al
reportaje, hemos conjugado la entrevista personal con algunos entresacados de la
charla pública que Lucio dio en las jornadas libertarias celebradas en Palma de
Mallorca.
P.: Hubo alguien que sabiamente dijo: "En
la apuesta por una lucha emancipadora, hay que endurecerse pero sin perder la
ternura jamás".
R.: No debemos
renunciar a actuar con dureza cuando ello conlleva la respuesta apropiada para
frenar o anular el acoso o represión al que nos pueden someter los gendarmes y
lacayos del sistema.
La ternura es una expresión natural de la
afectividad humana que a veces puede desatormentar el titubeo sobre la la ética
de algunas manifestaciones de la dureza.
P.: Has tenido
diversas experiencias junto a numerosas personas que se reivindicaron defensoras
de causas libertarias. A veces sucede que con la edad se es más consciente de
todo. ¿A que conclusión llegas sobre el proceder de los anarquistas que
conociste?
R.: Yo no soy quién
para juzgar los pasos de otros compañeros. A París llegué siendo joven y me
formé a través de las actividades que la CNT realizaba en sus locales. Fue muy
enriquecedor para mí conocer el ambiente y el espíritu que entonces se respiraba
y fui descubriendo el apasionante mundo libertario.
Recuerdo de la presencia de André Bretón,
Albert Camus y otros interviniendo en conferencias y actividades públicas y
confederales. Estoy muy orgulloso de haber vivido entre libertarios y haber
defendido sus reivindicaciones aunque siempre recelé de aquellos anarquistas que
ni son ni han sido nunca trabajadores.
P.: En la CNT
siempre hubo maneras diferentes de pensar y generalmente prevaleció el respeto a
la opinión mayoritaria de los afiliados. En su interior y en su expresión
pública, el sindicato se enriquecía a los ojos del movimiento obrero.
R.: Las diferentes
aportaciones y sensibilidades de los militantes siempre me parecieron
indispensables cuando van orientadas a la sincera lucha por disminuir el
sufrimiento del ser humano. Continuo creyendo en la práctica y no en los
sermones.
P.: En algunas
actuaciones, la violencia de carácter revolucionario, fue un drama en las
organizaciones libertarias y el uso de la misma pudo implicar una contradicción
para los anarquistas.
R.: La violencia
anida y dormita en todas las personas y muchas veces resulta atormentado verla
desperezarse. Oportuna y eficaz puede compartirse la violencia en lances de
defensa individual o colectiva y en inevitables enfrentamientos que resultarán
decisivos para la lucha revolucionaria.
Los anarquistas cuando emplearon la violencia
nunca se guiaron por el rencor o el odio. Pudieron ser irresponsables en algunos
casos, entorpecedor en otros, pero legítimos cuando aliviaban el brutal nudo que
los regímenes políticos han echado a la lucha libertaria.
P.: Somos
conscientes de que hay que evitar la irresponsabilidad, la falta de madurez y la
imprudencia cuando se acomete una estrategia de lucha arrojadiza y comprometida.
Francisco Sabaté y otros militantes libertarios no siempre fuisteis comprendidos
por una parte de la militancia del exilio. ¿Entendiste entonces el hacer de
algunas actitudes inmovilistas y hostiles?
R.: Nuestro mundo de
hoy es más injusto que el de ayer. La riqueza basura de los países
industrializados, la globalización de la economía, la adormidera consumista y la
adulteración de la cultura, están desarmando las ideologías de la emancipación
social. Pero independientemente de las serias adversidades existentes en nuestra
sociedad actual y las discrepancias ostensibles entre nuestros nucleos de
afinidad, somos perseverantes, irreductibles y sinceramente comprometidos con
las causas justicieras y revolucionarias.
P.: "Ella está en el
horizonte. Me acerco dos pasos. Ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el
horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine nunca la
alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar".
¿Hay insalvables dificultades para hacer
germinar las ideas libertarias?
R.: Las ideas
libertarias están ahí, nunca adormecidas, aunque sí acorraladas a veces o
desdeñosamente ignoradas. La utopía llama para andarla y en el recorrido hacia
ella nos congratularemos de ser creadores de sueños y realizaciones.
Hay maneras genuinamernte anarquistas que
cuestan hacerse difundir en la vorágine social actual. No hay que alarmarse, la
civilización más temprano que tarde, necesitará comprender el carácter
emancipador del pensamiento anarquista y madurar identificarse con las acciones
que se promuevan.
Con sus tachuelas y errores, la historia del
movimiento libertario tiene numerosas páginas de reconocida riqueza para la
clase obrera y ello es también una credencial que nos avala actualmente. Hagamos
como que el porvenir también está en nuestras manos.
P.: Conociste al Che
Guevara y ofreciste prestar ayuda al proceso revolucionario cubano frente al
acoso de los gobiernos norteamericanos. ¿Cómo valoras el hacer político del Che?
R.: Ciertamente me
apasionó lo que inicialmente acaecia en Cuba y mostré total predisposición a
volcarme en iniciativas solidarias. Sin embargo los impostores pronto se
hicieron con las riendas de los cambios revolucionarios y la mutilación imperó
desde entonces.
El Che paulatinamente se fue atormentando
cuando comprobó que la moral comunista era minada por las realizaciones
políticas y sociales cubanas al servicio de los intereses canallas de la Unión
Soviética.
A partir de la Conferencia de Argel, el Che se
va arrinconando. Había alzado fuerte y clara la voz contra las siniestras
maniobras soviéticas entre diversas organizaciones comunistas de Africa y
América Latina.
Durante algunos años compartí vivienda con un
miembro del grupo guerrillero que estuvo con el Che en Bolivia. Era innegable
que el Che se fue abocando a la fatalidad cuando sus energías en iniciativas de
dimensión revolucionaria, eran zarandeadas por otras orientaciones
estratégicamente sumisas y satélites.
No voy a ser yo quien cuestione la grandeza
revolucionria de Ernesto Guevara, pero tampoco se me cae la baba con él. Otras
trayectorias humanas fundamentalmente libertarias, me calaron y emocionaron más.
P.: Asistimos a una
entusiasta y amplia contestación mundial contra el depredador sistema
capitalista, sus actitudes guerreristas y globalización imperialista. Algunos
grupos y organizaciones que se declaran libertarios en sus respectivos países
forman parte de la mencionada contestación.
No cuestionaré la sinceridad y honradez de su
actuación, pero nos desconcierta que en aras de mejor defender su ideario y
hacerse un hueco entre el posibilismo político, aceptan sin rechistar que el
Estado también a ellos los subvencione en sus actividades sociales o sindicales.
¿Crees Lucio que se puede morder la mano de quien te da de comer?
R.: Numerosos
ejemplos ilustran el dicho de "quien te ha visto y quien te ve". Arrimarse a
cualquier sombra puede conllevar un precio muy alto para el ideal anarquista
aunque yo tampoco desprecio gestiones, encuentros y acuerdos puntuales con las
instituciones del Estado. Sin perder los escrúpulos y nunca prestos a ser
domeñados o vaciados de rebeldía, podemos emplear una cintura ágil e inteligente
para salvar adversidades que nos acosan y marginan.
La nueva ola de la izquierda en Francia es
conocida con el apelativo de "gauche caviar" y en la actualidad, a sus
miembros podemos encontrárnoslos manejando importantes áreas de las
instituciones gubernativas.
P.: Finalmente,
Lucio Urtubia nos desparrama algunas consideraciones y energías.-
R.: Continuo
apreciando que la experiencia libertaria española, se conoce más en el exterior
que en la península. Hay que continuar recogiendo capítulos completos de la
historia del anarquismo que aún no se han difundido suficientemente. A nosotros
nos corresponde una aportación militante para en esta faceta también
enriquecernos.
En París, recientemente, hemos abierto el
centro Louise Michel y estoy orgulloso de su razón de ser.
Recelo de la expropiación individual; nunca
merece la pena. Sin embargo sí defiendo la expropiación colectiva y moral. Me
han acusado de ganster, de ladrón. Esta sociedad no merece respeto, ¿por qué
respetarla entonces?.
"Nanu, nunca te fies de nadie", me decía el
Quico Sabaté cuando abracé la militancia libertaria. Me las arreglé para
iniciarme en las expropiaciones y la recuperación y elaboración de documentación
personal.
Contribuimos, entre otras realizaciones, a la
apertura de varias imprentas fundamentalmente de carácter libertario, pero
también alguna con una gestión propiamente empresarial.
Que un compañero haga una estafa y el
beneficio redunde sobre una realización libertaria, una iniciativa solidaria o
una ayuda internacionalista, me parece muy decente, honrado y necesario.
Hasta donde sé, ningún anarquista se
enriqueció a través de las expropiaciones. Bien porque era una quimera, bien
porque nuestras entrañas nunca fueron impostoras.
Robarle a un banco que es un eslabón destacado
de la cadena de intereses financieros norteamericanos, fue un honor para mí.
Cuando City Bank me acorraló, yo tenía la tranquilidad del trabajo bien hecho.
El botín que le habíamos sustraido y nunca recuperarían, estaba desviado ya a
iniciativas originales o en marcha.
Galo Plaza |