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En el 80 aniversario de la refundación de la A.I.T.

«En 1864, con ocasión de una exposición internacional en Londres, obreros ingleses y franceses se reunieron en la sala San Martín con la idea de realizar la unión estrecha entre los obreros de todos los países. Se formó un comité con la misión de redactar un programa y los estatutos para la Unión Internacional. Como miembro de ese Comité, fue elegido, entre otros, Carlos Marx, que tomaba parte en los trabajos de la Unión. El primer congreso internacional regular tuvo lugar del 3 al 8 de septiembre de 1866 en Ginebra (Suiza). En aquel congreso, quedó definitivamente constituida la organización internacional que adoptó el nombre de Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT)....»

«En 1871, el Consejo General convocó, en Londres, una conferencia cerrada a la que fueron invitados y estuvieron presentes, sobre todo, los partidarios de Marx y del Consejo General. Los belgas, los españoles y los italianos se inclinaban, con Bakunin, hacia el federalismo. Las organizaciones del Jura no estaban presentes en la conferencia. La conferencia fue hecha de tal forma que los partidarios del Consejo General se hallaron en mayoría. La conferencia fue utilizada por Marx para declarar obligatoria la acción parlamentaria, rechazada por el lado latino...»

«De esta manera, se incrustó una cuña en la Internacional que, finalmente, acarrearía una escisión provocada directamente por Carlos Marx en el Quinto Congreso celebrado en La Haya, del 2 al 7 de septiembre de 1872 ...De esta forma, las pretensiones injustas y autoritarias de los marxistas trajeron la escisión de la Internacional.

«Los federalistas organizaron entonces, a su vez, el Congreso de Saint Imier (Suiza), el 15 de septiembre de 1872, en el cual participaron todos los elementos federalistas y antiautoritarios de la Internacional. Toda el ala latina de esta última estaba allí representada, particularmente, las Secciones del Jura, de Italia, de España, de Francia y dos Secciones americanas. En este Congreso, fueron formulados los principios fundamentales del movimiento obrero libertario que pueden servir como indicadores del camino al proletariado revolucionario de la época...»

«El Congreso reunido en Saint Imier declara:

1º Que la destrucción de todo poder político es el primer deber del proletariado.

2º Que toda organización de poder político - aunque se suponga que es provisional y revolucionaria - destinada a efectuar esa destrucción, no puede ser más que un engaño, y sería tan peligrosa para el proletariado como todos los gobiernos existentes hoy en día.

3º Que los proletarios de todos los países deben rechazar todo compromiso en el camino de la Revolución Social y deben establecer una intensa solidaridad de acción revolucionaria, al margen de toda la política burguesa....»

«El ala antiautoritaria y federalista se mantuvo. Mas ella también sufrió mucho, por una parte, a causa de la escisión provocada por Marx, y, por otra, a causa de la reacción general instaurada en Europa después de la caída de la Comuna de Paris. Todavía se celebraron tres Congresos: en Bruselas, en Berna y el último en Verviers, del 6 al 8 de septiembre de 1877...»

«La época que siguió fue de franca decadencia del movimiento obrero internacional...»

«Pasaron algunos años antes de que los elementos libertarios estuvieran suficientemente fuertes, en el seno del movimiento obrero, para que pudieran reunirse en un plano internacional. Con el desarrollo del sindicalismo revolucionario antiestatal, se vivificó el movimiento obrero internacional en el sentido de la tendencia antiautoritaria de la Primera Internacional...»

«En 1913, se reunieron en Londres los delegados de las organizaciones sindicalistas revolucionarias de casi todos los países europeos y de otros lugares, con el fin de poner la primera piedra de la nueva internacional obrera que seguiría el camino trazado por la Primera Internacional...»

«Desgraciadamente, la obra encaminada a conseguir la unión internacional de las organizaciones industriales revolucionarias libertarias fue interrumpida por la guerra que estalló en 1914...»

«Sin embargo, una tentativa de continuar la obra emprendida en Londres en 1913 tuvo éxito en 1920. Ese año se celebró una conferencia sindicalista preliminar en Berlín, del 16 al 21 de diciembre. Estaban representadas las organizaciones siguientes: la IWW de América del Norte, la FORA de Argentina, el Comité Sindicalista Revolucionario de Francia, la FAUD de Alemania, el Shop-Steward and Workers Commitee Movement de Inglaterra, la Organización Central de los Obreros Suecos y el Secretariado del National Arbeids de Holanda, y, además, La Unión Sindical Italiana y la Confederación Nacional del Trabajo de España...»

«Cuando, en el verano de 1921, tuvo lugar en Moscú el Congreso constitutivo de la Internacional Sindical Roja, los sindicalistas revolucionarios estuvieron allí representados en gran número...»

«En el Congreso de los anarcosindicalistas de Düsseldorf (Alemania), en el otoño de 1921, tuvo lugar, complementariamente, una pequeña conferencia internacional...En esa conferencia, se tomó la decisión de convocar en Berlín, el año siguiente, una conferencia internacional de las organizaciones que no estuvieran de acuerdo con las decisiones del Congreso de Moscú. Esa conferencia preliminar de los sindicalistas tuvo lugar en Berlín del 16 al 18 de junio de 1922...»

«La Conferencia elaboró, en diez tesis, una declaración de los principios del sindicalismo revolucionario que fue aprobada unánimemente... A continuación, la Conferencia adoptó una resolución contra la Internacional Roja, pues, según se afirmaba en aquella resolución, no se veía la verdadera base sobre la cual podría unirse el proletariado revolucionario del mundo entero. Se constituyó una oficina provisional que debía convocar un congreso internacional de los sindicalistas revolucionarios...»

«En fin, del 25 de diciembre de 1922 al 2 de enero de 1923, tuvo lugar en Berlín el Congreso constitutivo de los sindicalistas revolucionarios. En ese Congreso estaban representadas las organizaciones sindicales revolucionarias de Argentina, Chile, Dinamarca, Alemania, Francia (Comité de defensa sindicalista), Holanda, Italia, México, Noruega, Portugal, Rusia (la minoría), Suecia, España, Checoslovaquia (la minoría). Allí se aprobó la declaración de principios, se elaboraron los estatutos y se adoptó el nombre de Asociación Internacional de los Trabajadores. Así resucitó la AIT, tanto de nombre como en esencia...»

Estos datos están todos ellos tomados literalmente del libro AIT, la Internacional del Sindicalismo Revolucionario (págs. 13-20), conocido entre los anarcosindicalistas como «libro negro». Tenemos, pues, una AIT refundada, octogenaria, con un pasado, de entonces acá, de clara e importantísima influencia histórica en el devenir internacional, y con un futuro hacia adelante que, potencialmente, puede llegar a multiplicar grandemente la influencia histórica del pasado.

Desde aquel primer Congreso refundador de diciembre de 1922, la AIT ha realizado veinte congresos más, y en todos ellos, nuestra Internacional fue tomándole el pulso a la vida de los pueblos y sus luchas, y experimentando con ellos sus auges y también los declives en las circunstancias sociales imponderables que, objetivamente, excedieron las posibilidades de la Organización. Pero, en todos los casos, viviendo el destino mismo de los pueblos y los cursos y avatares del mundo del trabajo y las circunstancias concretas del movimiento obrero. En todo caso, también, respondiendo teórica y prácticamente a los diferentes problemas puntuales que la marcha de los tiempos fue presentando. En todas sus respuestas, teóricas y prácticas, la AIT fue y sigue siendo estrictamente fiel a su destino revolucionario, tratando de ser esa luz y esa fuerza crítica y combatiente de las circunstancias y modos de vida impuestos por el capitalismo y los estados y de servir de orientación a los trabajadores en una constante línea de estricta coherencia revolucionaria y, por ello, condenatoria de todo planteamiento reformista, que, permanentemente, cumple la misión de desviar la lucha obrera del camino de la emancipación, llevándola al terreno del compromiso y de la aceptación activa de los planteamientos institucionales del capitalismo burgués . Es quizá por eso por lo que, hoy, en presencia de una mundialización efectiva de todos los problemas, la AIT vuelve a ser el blanco directo de la represión del capitalismo y el Estado, en forma de coacción física desde fuera, así como favoreciendo y fomentando, subrepticiamente, todas las situaciones de confusión y vacilación en el campo revolucionario, por la explotación de falsas semejanzas. El garrote y el disfraz son hoy dos armas esgrimidas contra la AIT. El desdoblamiento y el «paralelismo» sólo buscan dificultar la ocupación por la AIT de su espacio natural y real.

No lo conseguirán: la AIT es la coherencia. Sus enemigos, la contradicción flagrante.

Redacción

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