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Isaac Bigio

Paraguay: los colorados siguen quedándose en el poder

El partido colorado volvió a imponerse en las elecciones paraguayas del 27 de Abril. Nicanor Duarte fue electo presidente con un 37% de los votos seguido por Julio César Franco, del derechista Partido Liberal Radical Auténtico, (23%), por Pedro Fadul del clerical Patria Querida (22%), y por Guillermo Sánchez, de la Unión Nacional de Ciudadanos Eticos (UNACE, del ex-general Lino Oviedo) con un 13%. Los colorados llevan 56 años en el poder y si culmina el nuevo quinquenio superarían las 6 décadas en palacio. Si en el libro Guiness de los récords se plantease cuál es el país que tiene la administración partidaria más longeva el primer puesto recaería en Paraguay.

Ese sitial antes lo detentaba México hasta que la derecha liberal modernizada del PAN llegase a la presidencia con Fox. El Partido Revolucionario Institucional asentaba su poder usufructuando el triunfo de una masiva y sangrienta revolución campesina. Habiéndose basado en un discurso anti-oligárquico y anti-imperialista el PRI conformó un abanico de organizaciones pluri-clasistas que iban desde los sindicatos hasta gremios empresariales.

El Partido Colorado, en cambio, fue el brazo de la dictadura de Stroessner (1954-89) y tuvo la habilidad de seguir administrando el estado después de que éste fuese uno de los últimos tiranos americanos en caer. Su base es la trilogía estado-ejército-partido. La mitad de los 2,4 millones de electores están inscritos en el partido oficial, el mismo que monopoliza puestos públicos y una serie de prebendas. Paraguay es el único país americano que nunca ha tenido costa y que también tiene una lengua indígena como oficial. El más mediterráneo país de su hemisferio no tiene ni las minas ni las industrias de sus vecinos. No tiene la coca de los países andinos pero si tiene el extraño privilegio de estar considerado como la más corrupta república occidental. Uno de los mayores 'negocios' consiste en revender autos robados del Brasil. Uno de éstos llegó a ser el carro presidencial del actual mandatario González Maccchi, el mismo que fue tratado de ser echado de su cargo por dolo.

Los colorados se han enfrentado a una serie de movilizaciones sindicales y campesinas por tierras. Hay muchas denuncias que se siguen violando derechos humanos y que son usuales los fraudes. El ejército no tiene ningún reparo en hacer campaña oficialista. El general Expedito Garrigoza, comandante de las FFAA, instó abiertamente a votar por la lista colorada. La producción nacional lleva 5 años en recesión y está en picada con un decrecimiento anual de -2.5%. La economía pasa por su peor momento desde la guerra de hace 14 décadas en la cual los 3 actuales socios del MERCOSUR invadieron al Paraguay asesinando a un tercio de su población adulta varonil. El continuismo colorado se mantiene debido a que las explosiones sociales han sido contenidas y por el carácter mismo de la oposición y del partido oficial. Mientras el PAN mejicano era el partido católico tradicional que se fue tornando liberal, las oposiciones liberal y clerical paraguayas han marchado separadas. Los oviedistas, pese a plantear que el enemigo número uno era Duarte presentaron su propia candidatura dividiendo votos opositores.

El declive del PRI mejicano fue acicateado cuando la izquierda de éste se independizó estructurando la tercera fuerza nacional: el PRD. En Paraguay, en cambio, el izquierdista Patria Libre no llegó ni al 1%. Los sindicatos llaman a votar contra los grandes candidatos pero no han podido presentar una masiva alternativa electoral. La mayor escisión que han tenido los colorados ha sido la de los partidarios de Lino Oviedo, el militar que comandó el golpe fallido de 1996. Oviedo logró hacer elegir a su aliado Raúl Cubas en la presidencia en 1997 pero al año fue obligado a salir acusado por complicidad en el asesinato de su vicepresidente.

Los colorados tienen la habilidad de irse constantemente reinventando. Nicanor Duarte, quien apunta a ser el nuevo mandatario, lograba presentarse tanto como vocero del gobierno como de la oposición. Por una parte cuestiona al desacreditado mandatario González Macchi y por otra afirma que el continuismo es la única manera de evitar el descalabro que traería la oposición, la misma que quiere privatizar empresas estratégicas como el agua o las telecomunicaciones.

Muchos de sus votantes creyeron su discurso en defensa del patrimonio nacional y del empleo temiendo los cambios que producirían quienes pregonan una mayor liberalización del mercado. Un nuevo quinquenio colorado no garantizaría estabilidad debido al hecho que tendría minoría dentro de las cámaras de 45 senadores y de 80 diputados, y a la grave crisis económica y social.

  Arriba lucha antifascista

 

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