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El pueblo Mapuche contra las petroleras

Repsol, el estado argentino y el pueblo mapuche

La provincia del Neuquén, en el noroeste de la Patagonia, es una de las áreas petroleras más importantes de Argentina. Si bien no son despreciables las divisas generadas por el turismo, la actividad hidrocarburífera domina la economía regional. La estadounidense Pioneer Natural Resources, la británica British Petrolium y la argentina Pérez Companc son algunas de las empresas que allí operan, aunque ninguna con posibilidad de disputarle la hegemonía a la española Repsol/YPF.

La posición dominante de ésta y su estrecha relación con las autoridades provinciales y nacionales le permitieron en 2001, por ejemplo, prorrogar por 10 años la concesión para explotar el yacimiento Loma de La Lata. Cabe aclarar que la concesión inicial vencía en 2017 y que ese yacimiento, una de las mayores reservas de gas de Sudamérica, es el centro de la lucha del Pueblo Mapuche contra el Estado y las petroleras.

Loma de La Lata se encuentra a 90 km. al noroeste de la ciudad de Neuquén, capital de la provincia. Es una región árida, donde las mesetas cortan el horizonte y la espinosa vegetación es azotada por el viento. Allí las comunidades mapuche Kaxipayiñ y Paynemil practicaron su cultura durante décadas, tal vez siglos, aunque desde la llegada del winka – el usurpador – se transformaron en pequeños criadores de ganado.

En mayo de 1977 Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), por entonces perteneciente al estado argentino, descubrió el yacimiento.

En 1993 la empresa fue privatizada en el marco de las exigencias de la banca internacional y de las políticas neoliberales aplicadas por el presidente Carlos Menem. Desde entonces Repsol/YPF es el principal operador de la zona. Según lo publicado en agosto de 2000 por la revista electrónica Un ojo en la Repsol – de la Red Alerta Petrolera de Bolivia – "desde la compra de YPF, Repsol tiene el 70% de sus reservas de petróleo en los yacimientos de Argentina. De Loma de la Lata proviene la mitad de la producción y el 60% del gas".

Cristales Un cristal muestra el potencial de Loma de la Lata, otro, la tierra arrasada. La actividad de la empresa estatal, en sus principios, y de Repsol/YPF, durante la última década, no sólo se tradujo en barriles de crudo, también en la contaminación del suelo, aire y agua, además del impacto socio-cultural sobre las comunidades mapuche. Hoy las 25 familias que componen Kaxipayiñ y Paynemil deben convivir con los 65 pozos que explotan en su territorio, los ductos y los mecheros de venteo de gas. Los transitados caminos y picadas quebraron el alguna vez laborioso y apacible ritmo de la vida comunitaria. El choike (avestruz), el luan (camélido) y la mara (liebre patagónica) han desaparecido, así como numerosas hierbas que constituyen el lawen, la medicina ancestral.

Según la Evaluación de Daño Cultural/Ambiental (EDA) realizada en 2001 por la empresa Umweltschutz de Argentina, los restos de metales pesados halladas en la zona investigada, son 700 veces más altos de lo permitido por la legislación argentina.

En las oficinas En octubre de 1995, la perforación para una bomba de agua en el puesto de un poblador de la comunidad Paynemil reveló la contaminación por condensados de gasolina de la napa freática. Las primeras inspecciones y análisis realizados dieron lugar a una denuncia formal de la contaminación y riesgos ante organismos oficiales, supuestamente de contralor.

Ante las evidencias de polución con metales pesados y otras sustancias tóxicas de las aguas fluviales y subterráneas, muerte de animales de crianza, intoxicación en los organismos de niños y adultos, las comunidades decidieron efectuarse exámenes en centros especializados de Buenos Aires. En tanto el gobierno neuquino resolvió realizar una investigación toxicológica, de la que hasta la fecha se ignoran los resultados.

En 1997 el gobierno provincial solicitó al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo la evaluación del impacto y daño ambiental producido por las empresas petroleras. En el informe dado a conocer en 1998 se calcula parcialmente los daños en el orden de los 925 millones de pesos o dólares, según la paridad monetaria de la época.

Por su parte la Defensoría de Menores de la provincia inició una causa civil al gobierno demandando la provisión de agua potable a las familias mapuche. El fallo favorable fue apelado por el ejecutivo provincial en tres instancias, siendo confirmado en todas ellas. El incumplimiento de la sentencia judicial firme originó en 1998 una queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a raíz de la cual dicho organismo recorrió el yacimiento en agosto pasado. Y los mapuche no descartan que en breve el caso pueda ser elevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En el campo "Los medios de comunicación han dado a conocer este conflicto como ‘Repsol versus Pueblo Mapuche’, puntualiza Verónica Huilipán (VH), werken – vocera – de la Confederación Mapuche Neuquina (CMN), "pero el conflicto real es del Estado con el Pueblo Mapuche. Repsol es una consecuencia de la falta de reconocimiento de nuestros derechos. La grave contaminación que sufrimos es consecuencia de la política aplicada por el gobierno del Neuquén, que ha permitido que las multinacionales vengan y extraigan." Huilipan hace una pausa y agrega: "En una etapa de la lucha con el Estado hemos tenido que involucrar a la empresa en la discusión, que es la que ha generado el daño más grave. Denunciamos a la empresa ante la Justicia Federal por la contaminación, para que paren el proceso de explotación en la forma en que se venía haciendo. Y a partir de ahí empezamos a generar condiciones para la explotación petrolera dentro de nuestro espacio territorial. Los avances que se han dado son bastante importantes con relación a lo que ha sido la explotación de hidrocarburos en territorios indígenas en América.

Hemos logrado que Repsol reconozca una Comisión de Control y Vigilancia de la comunidad, que es la que define si la empresa puede explotar o no su espacio territorial.

Y antes de que el lector se entusiasme creyendo en mundos de quimeras, la werken aclara: "Una cosa es la aceptación que la multinacional hace ante la Justicia y otra es su accionar en el Territorio. Generalmente la empresa no pide autorización y no logra las condiciones técnicas para hacer el trabajo, entonces la Comisión de Control y Vigilancia paraliza ese trabajo. Y así es como se conoce el conflicto: por la permanente paralización de tareas y la permanente represión de las comunidades".

En el campo II El 3 junio de 2001 las autoridades de las comunidades Kaxipayiñ y Paynemil y de la Coordinadora de Organizaciones Mapuche - que nuclea a las 45 comunidades rurales que integran la CMN y a la organización urbana Nehuén Mapu -, se reunieron para analizar la conflictiva relación con la petrolera española y el Estado. Allí acordaron que, en términos generales, al Estado le demandarían el derecho al Territorio. Entendiendo que ello implica el control y administración de su biodiversidad, el control político a través de sus autoridades originarias, la aplicación de su sistema de justicia o Nor Feleal y el respeto a su cosmovisión.

En relación con la actividad petrolera, demandarían tanto la creación en Áreas Intangibles o Zonas Libres de Petróleo como el cierre de pozos próximos a las poblaciones. También exigían un nuevo rol de la Comisión de Control y Vigilancia – "...la tarea de los hermanos designados no se reducirá a las instrucciones de la empresa, sino que estará orientada a resguardar la vida y cultura de la comunidad de la cual es miembro" – y nuevas condiciones en los Convenios de Servidumbre –"...los convenios hasta ahora aprobados no tienen las medidas necesarias para contemplar la permanente violación por parte de la empresa a las condiciones acordadas, profundizando el estado de amenaza en que nos encontramos"– .

El 19 de junio, pocos días después de esa reunión, los mapuche bloquearon los accesos al yacimiento y paralizaron totalmente las actividades, combinando la acción directa con la acción jurídica.

Ante la falta de respuestas el 30 de octubre, también de 2001, realizaron una acción similar y fueron violentamente reprimidos por la policía provincial. En esa oportunidad el lonko – autoridad política – de la comunidad Kaxipayiñ, Gabriel Cherqui, afirmó: "Repsol/YPF no va a tener paz hasta que no se siente a negociar y a arreglar las cosas con los mapuches". Y destacó: "mientras podamos levantarnos como pueblo, no le vamos a hacer fácil las cosas a Repsol ni al Estado".

El 12 de octubre, los niños y adolescentes que integran la organización mapuche urbana Tayiñ Rakizuam, habían sido reprimidos por la policía provincial cuando intentaban hacer dibujos alusivos a la Declaración Internacional de los Derechos del Niño en los paredones de la sede de Repsol/YPF, en la ciudad de Neuquén.

Propuestas...

Una de las propuestas que aparecen en el EDA es "la evacuación de las Comunidades Mapuches del yacimiento y su relocalización en un área no contaminada y declarada intangible para toda actividad económica que no sea previamente aprobada por las comunidades".

VH: Es imposible aceptar la relocalización de las comunidades para que la multinacional pueda hacer su trabajo libremente. Sería darle la razón al Estado, que dice que las petroleras tienen que venir a robarse todo, y cuanto más rápido lo hagan y más desastre generen mejor. No vamos a permitir la relocalización. Somos mapuche Paynemil y Kaxipayiñ, en ese espacio territorial, si nos vamos dejamos de ser Kaxipayiñ y Paynemil.

Por la contaminación que hay en la región permanecer allí es la muerte segura.

VH: Su salud ya está en peligro, es más, su desarrollo productivo está truncado. Hoy no hay desarrollo de vida en Paynemil y Kaxipayiñ. Está comprobado que estamos dañados totalmente, el hermano menos contaminado tiene 17 metales pesados diferentes en el organismo. Eso indica que la reproducción humana en Paynemil y Kaxipayiñ está truncada.

www.nodo50.org/kolectivolientur

Arriba lucha antifascista

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