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Las Juventudes Libertarias y el teatro revolucionario

Cataluña (1936-1939)

 

Con el nº8 de la Colección "Cuadernos Libertarios" publica la Fundación Anselmo Lorenzo este folleto de Francesc Foguet i Boreu. Se recogen en él los posicionamientos y las realizaciones de las J.J.L.L. de Cataluña en materia cultural y, más concretamente, en materia teatral, durante el periodo revolucionario.

La libertad que propugnaban los jóvenes libertarios catalanes de aquel tiempo no admitía ningún tipo de transacción política y se basaba, ante todo, en procurar una moral social ácrata, que garantizase la libre convivencia, la justicia y la solidaridad humanas. Su visión del anarquismo nada tenía que ver " con la mística, ni con el madrigal, ni con el azul, ni con la luna". Era una visión práctica y visceralmente bipolar: o autoritarismo o libertad.

La apuesta de las J.J.L.L. era radical, absolutamente radical: un federalismo organizado "de abajo a arriba" y encargado de administrar los asuntos socioeconómicos a base de pequeños grupos funcionales, coordinados entre sí, siguiendo una dinámica autogestionaria. Y en relación con los valores éticos y sociales, orientativos de cualquier tipo de acción, su postura era también de una absoluta claridad: asistencia y educación a los más desfavorecidos, cuidado de las necesidades colectivas de la enseñanza y estímulo para poner al alcance de todos las actividades culturales y artísticas: escuelas, clases de alfabetización y cultura general, ateneos, bibliotecas, grupos artísticos, charlas, conferencias, cuadros escénicos, publicaciones, …

En el folleto se estima, "grosso modo", la existencia de unos trescientos grupos artísticos juveniles esparcidos por toda Cataluña, con unos cuarenta mil afiliados. Sus actividades rechazaban las llamadas " diversiones superfluas" ( boxeo, toros, music-hall…) para orientarse hacia un arte adaptado a la mentalidad del pueblo, que encauzara y sublimara las actividades revolucionarias.

Desfilan por estas páginas algunas de las numerosas realizaciones que los diversos grupos existentes pudieron llevar a cabo en aquellos días tan difíciles. Su simple enumeración nos maravilla por cuanto supone de esfuerzo revolucionario y cultural de aquellos remotos e ignorados compañeros, Pero " las dificultades para configurar un repertorio adecuado al momento revolucionario eran acuciantes y, en términos generales, tampoco se tuvo la pericia de hacer versiones de los textos clásicos o adaptar las obras más socialmente comprometidas".

La lectura de autores y títulos llevados por entonces a la escena nos enfrenta con esta afirmación de Oscar Blum: "Lo que se necesita es que el teatro, de pasión hecho y de nobles ideas, ponga al espectador en capacidad de cumplir sus deberes de hombre. Esto simplemente es el teatro revolucionario. El bueno". No siempre fue así, lamentablemente. Posiblemente, faltaron tanto medios materiales como información. En cualquier caso, podemos desde este "aquí y ahora" saludar con admiración el valor de la tarea emprendida, que mantuvo enhiesto, como un penacho, el afán de hacer del hombre un ser más bueno, más justo, más libre.

Sebastián Clavijo

Arriba. ¡LUCHA ANTIFASCISTA!

 
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