Guerra a la Guerra
Después
de la manifestación del medio millón de personas –el año pasado en
Barcelona, contra la Cumbre de la unión Europea- hemos vivido dentro de un
espeso silencio. Todos sabíamos que tras el 11 de septiembre había
terminado la "belle epoque" del neoliberalismo, que el Estado-guerra había
puesto fin a la globalización "feliz" y que se iniciaba así un período
mucho más duro en el que la política se construiría a partir de la
dualidad amigo/enemigo. Bus lo ha dicho repetidamente: "O con nosotros o
con los terroristas".
La intervención militar en
Irak es tan solo un momento en la expansión de ese Estado-guerra, como
antes lo fue Afganistán, como después lo serán Siria o Corea...
El Estado-guerra es un
estado único, criminal y prepotente, que disuelve el vínculo social y lo
reconstruye gracias al miedo y al deseo de seguridad. De manera que el
umbral de lo soportable se ensancha rápidamente y se normaliza. El
ciudadano es el que delata. Pero el Estado-guerra no contaba con que el
silencio de los muchos se transformaría un día en un grito de rechazo. Y
eso es lo que ha sucedido. Ante la sorpresa general ha surgido un
movimiento de resistencia contra la movilización total por la guerra.
No tenemos, sin embargo,
que dejarnos engañar. En esta historia Estados Unidos tiene el papel de
malo y Europa (Francia, Alemania, ...) parece tener el de bueno. Las
diferencias son más aparentes que reales. Se trata únicamente de dos modos
de practicar la geopolítica (sin o con la supervisión de la ONU), se trata
de dos modos de construir el Estado-guerra. No hay buena voluntad en
Chirac o Schröder. En ellos solamente hay preocupación por la debilidad
intrínseca del propio Estado-guerra, ya que con él empieza un período de
violencia a nivel mundial con efectos imprevisibles. Por eso intentan
apuntalarlo y evitar que se profundice su deslegitimación.
Por eso nosotros decimos:
"Paremos el mundo. Otra guerra es posible". Paremos el mundo y no la
guerra, porque el pacifismo ante el Estado-guerra se ha quedado fuera de
juego. Lo que hay que parar es la reproducción de esta máquina alimentada
por el miedo.
Por eso añadimos: otra
guerra es posible. Hay que poner en marcha una guerra contra la guerra,
una subversión generalizada en todos los planos de la vida. Es una guerra
no frontal, cuyas armas deben ser la imprevisibilidad, la diseminación y
la repetición de gestos radicales que interrumpan la lógica del poder y
que abran, en el lugar más impensado, un espacio de libertad.
Y por eso abrimos un
Espacio Liberado Contra la Guerra. Que Barcelona tenga un espacio de
resistencia y de vida. El Forum 2004 es una pieza esencial del
Estado-guerra porque gracias a él la globalización armada se tiñe con los
colores del arco iris. Saboteemos esta cultura hecha para ocultar el dolor
y la desesperación.
Espai Alliberat Contra la
Guerra |