Opinión

El imperio y el síndrome de Asterix

 

Sibelius

Ha estallado la "pax romana":

Desde hoy, se hace saber:

- Que el objetivo máximo de los ciudadanos es loar al "caesar imperator".

- Que el segundo objetivo es honrar a los procónsules en las provincias del Imperio.

- Que el tercer objetivo es santificar las leyes únicas y las disposiciones de agiotistas y usureros.

De lo que deviene que cualquier oposición se considera alta traición y se aplicarán la ley, que no la ciega justicia, a todo asocial que ose cuestionar las tres disposiciones anteriores.

Washington, enero de 2002

Este simple y burdo documento marco es difundido "urbi et orbi" para conocimiento de los siervos. Porque, sí señores, nunca se ha aplicado mejor el concepto de aldea global: está el conde con su mesnada de guerreros, los usureros de las finanzas, el apoyo espiritual a la ardua tarea de gobernar, y cómo no, la inmensa mayoría de siervos con derecho a trabajar, a destajo, a no reivindicar y a callar. Como en todas las leyendas medievales, no faltan los proscritos ocultos en las lindes del bosque, que corrompen la paz y la armonía de la feliz aldea. Unos proscritos que difunden el terror y que se convierten en salvadores y desfacedores de entuertos, como cibernéticos y cibervirtuales adalides. Malos tiempos para la heroica mística, y buenos para que los siervos pasemos a ser todos proscritos.

Desde el movimiento, el "meneillo" desde algunos sectores, de los "anti", concebimos otra aldea, igual de simple e igual de perversa. La irreductible aldea de Armórica, donde, como en las boticas, en vías de extinción, hay de todo: gurús y chamanes de medio pelo; estultos y fatuos jefecillos que se suben en el escudo de la radicalidad; viejetes que explican batallitas que han perdido; héroes enanos y forzudos bobalicones. En definitiva, la versión amable y divertida de la enésima derrota, no olvidemos que en la Galia ganó César; otra aldea más arrasada y destruida por las tropas del imperio. Para que nuestro cuento fuera feliz nos hace falta un pequeño detalle, la pócima mágica del chamán que facilite la victoria.

Quizás reeditemos la vieja dictadura del proletariado, que se alcanza tras el arduo trabajo de la vanguardia del proletariado... quizás cometamos viejos y pasados errores... quizás algunos, los más avispados, constituyan un bonito partido político... quizás... Es el patético bolero de los perdedores.

Fuera de la aleda, deberíamos etar todos, y no crear otra, en el bosque... la "anti-aldea globalizada perfecta". Seamos, cada día más el número de proscritos, y no los trescientos de turno con el Ejército de Salvación alrededor.

Las leyes son la venda y la mordaza de la justicia, incluso aquellas que no están escritas y que tienden a establecer códigos de actuación y conducta, los nuevos super-mega-maxi-radicalillos ("sielos, qué plaga"). Quizás deberíamos recordar al poeta: "Maldigo la poesía concebida como un lujo / cultural por los neutrales / que, lavándose las manos se desentienden y evaden./ Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse."

Extraído de Vocero Disidente nº28Arriba. ¡LUCHA ANTIFASCISTA!