Dicen las malas lenguas
últimamente que la CNT envidia a Cristo porque no podría decir jamás de
él que es hij@ de Dios, y envidia a Dios porque no puede decir de él que
es el padre de sus hijos. También dicen – y eso me extraña mucho –
que en la CNT se dice y se comenta que Anaís Nin fue, en efecto, una
anarquist@ y no esa decadente esnob de familia bien que acumuló incesto y
amantes como un cateto cría papas en su huerto, es decir, en su huert@. Y
luego, para colmo, incluso se cuenta que l@ KNT no sabe hacer la o con un
kanuto y se keda kon la boka abierta – akaso diciendo ¡@@@h! - cuando
se trata de defender a los trabajadores. Pero yo sólo me creo lo que veo
con mis propios oj@s y hago cas@ omis@ y finjo escuchar lo que me conviene
oír, lo mismo que l@s mujeres – y no l@s hombres – suelen fingir
orgasmos.
Ya sé que todo empezó con Aristóteles cuando
soltó
aquello de que, en el escalafón sociomental, abajo del todo estaban los
animales y luego los esclavos y un pelín más arriba las mujeres. Allá
en lo alto, en la cumbre, se quedaron los hombres libres, si acaso porque
hombre no era sinónimo de libertad para Aristóteles. O si acaso porque
al filósofo atrapado en ese cuerpo de primitivo le resultaba terrible
solidarizarse con la sangre inherente a la entrepierna femenina, más aún
en aquellos tiempos precarios sin compresas con alas. Hoy en día, se
podría objetar que también eran tiempos sin saldevas, desde luego, y que
no ha nacido todavía la regla que impida un buen cunnilinctus en el
erotismo menstrual de nadie que se lo propong@, bonit@. Ni existe, eso
sí, un tanga que el período no traspase, o se@, etc., pues, aunque
parece que me estoy alejando de mi meta, tan sólo estoy tratando de
llegar al espinoso tema de la pureza de la regla. En este caso, de la
regla gramatical. Y todo ello sin obviar el SIDA que a todos nos iguala en
el género, cuando el número no importa.
La gramática, sí, ese cúmulo de reglas y de lógicas
del pensamiento humano. Chomsky, indudable anarquista, llegó mucho
después de la Antigüedad, con sus arbolitos de análisis de oraciones
– donde esté un sintagma nominal 1 ó 2 que se quiten el sujeto o el
predicado – y con sus teorías genéticas sobre aptitudes del lenguaje
humano – osé@se: un lenguaje que nos distingue de los otros animales,
mamíferos o no, amputados por una sierra o no - localizables en el
cerebro y que la transgenética, en la actualidad, se encarga de localizar
concreta y científicamente en el @dn y ello única y exclusivamente por
pura y sana curiosid@d, y no con ocultos propósitos neo-eugenistas. Yo, y
con eso lo digo todo, hasta me leí aquel libro suyo sobre afasia donde
demuestra que, si mamá es la palabra cuasi universal en todos los idiomas
y dialectos del mundo se debe a que el primer sonido que pronuncia un
bebé es el fonema de la letra m porque, de la gama de todos los fonemas
humanos, al margen del compulsivo gugú, el fonema de la letra m es para
el meón el sonido más sencillo de pronunciar. Y la madre es la primera
que le da de mamar y le cambia los pañales de plástico (los hombres
aprenden después o no), así que... Luego, al bebé le enseñan a decir
‘papá’ en el idioma materno y, si la criatura es sudeuropea, lo
aprende en castellano, italiano o francés y no balbuceará un suave ‘daddy’
anglosajón, sino que dirá ppa-ppa como si lo escupiese a la cara de su
progenitor. Y todos los adultos, padre incluido si lo hay, le reirán la
gracia con tierno alborozo, ya sea el retoño nene o nena, y el cielito
lindo en cuestión crece y madura arropado en su primer chiste y en la ‘sana
pedofilia’ – que diría Badinter – enfocada hacia un consumo
multinacionalmente pingüe.
Sin embargo, yo quiero romper una lanza a favor del
primer lingüista moderno, a saber: Ferdinand de Saussure, padre del
estructuralismo. Ya sé que, de entrada, esto puede sonar fatal en el seno
de la generativista CNT. Ya sé que los suizos son unos sosos y unos
neutros o unos bollos sin chocolate, y que este alpino es anterior a
Chomsky, o se@: más viejo (qué fueerrte), además está muerto y esto y
lo otro. Pero Saussure es también el primer libertador de la gramática
universal, el primero que rompió las cadenas atávicas de la gramática
aristotélica tan cara a los académicos de la real lengua - esa
gramática que algunos nos aprendimos de memoria y otros de corazón -, el
primero en hablar del sistema de las lenguas alejándolas de cualquier
religión, creencia, genética, informática y/o fluctuación bursátil.
El primero en concebir una lengua como habla y escritura, en demostrar que
primero fueron los hablantes (pobres analfabetos) y luego los escritores
(cultos explotadores), que el código que constituye la lengua no viene de
Dios ni de los dioses sino de las necesidades de un sistema, etc. En
definitiva, el primer laico de la regla gramatical, es decir, el primero
que pensó la regla sin plantearse antes su grado moral de impureza o de
herejía. Simplemente la describió, la explicó y la estructuró. Qué
audacia, podría pensar un@ de ese ‘primero en tanto’ en estos tiempos
corrientes y molientes de ángeles y demonios. Y eso que, gracias a la
humildad de quien es consciente de la realidad extralingüística que le
rodea (lo no gramatical, entre otras cosas), el cielo ayudó mucho a
Saussure.
El cielo, en efecto, pero no cualquier cielo: el cielo
de la boca, único cielo independiente posible. Ese tabique que delimita
la boca de las narices, impide la invasión de los mocos en las papilas
gustativas y, además, nos ayuda a hablar a escala mundial aunque difieran
los idiomas de pueblo en pueblo, por suerte para los traductores. Pues el
particularismo de cada cielo nos unirá a través de un pronunciar común
y esto no lo dijo él sino que sólo lo digo yo. Este cielo nuestro, sí,
porque el ahínco, el estudio laborioso y esforzado de los documentos, la
constancia, el interés y el rigor del investigador, los medios
materiales, todo eso que hoy se da en llamar ‘genio’siempre y cuando
sea comercializable permitió a Saussure describir todos los sonidos
humanamente pronunciables, en idiomas terrenales muertos o vivos, y todo
ello porque el cielo, la lengua y la boca humana en general permiten hacer
un número sólo limitado de sonidos o fonemas. Y así fue como el padre
del estructuralismo descubrió vocales que los testimonios escritos
hallados posteriormente han confirmado. ¿Magia? ¿Inspiración divina?
¿Sonó la flauta? En absoluto: lógica del pensamiento y uso adecuado de
la gramática, uno de los escasos poderes que no tienen por qué comprarse
aunque sea vulnerable.
Si supiera rezar (como la mayoría de los laicos
españoles) seguro que se me habría ocurrido un chiste sobre los ruegos
en estos momentos. Y como no me apetece burlarme otra vez de los
evangelios o parodiar el corán (que, además, no he leído) o, qué
diría yo, el Talmud (que tampoco he leído), pues me limitaré a citar
unas líneas del Curso de lingüística general del suizo, a modo de
conclusión para mi alegato a favor del uso correcto de la gramática en
el seno de l@ CNT español@. Titúlase: ‘Causas de desacuerdo entre la
grafía y la pronunciación’.
‘Las causas son muchas (...). Primero, la lengua
[hablada] evoluciona sin cesar, mientras que la escritura tiende a quedar
inmutable. De aquí que la grafía acabe por no corresponder ya a lo que
debe representar. Una notación consecuente [ortografía] en una época
dada será absurda un siglo después. Durante cierto tiempo se modifica el
signo gráfico [la palabra escrita] para conformarlo a los cambios de
pronunciación, pero luego se renuncia a seguir.’
No cito número de página ni edición porque habría
que leer todo el manual estructuralista para situar el entrecomillado en
su debido contexto y la citación obra tan sólo a modo de argumento que
viene al caso de mi rebelde exposición. Y es que el habla es también,
según Saussure, el uso individual de un código (idioma o dialecto)
común a una colectividad dada de hablantes. De manera que el cibernético
l@s trabajadores anarquista se comporta como una transgresión – puntual
– del plural genérico propio del código, los trabajadores o las
trabajadoras, llamado castellano o español, lengua que hablamos y
escribimos aquí, en esta piel de toro o de tafilete, y en parte del
extranjero en el incipiente siglo XXI. Lo que desconozco por completo es:
1º desde cuándo se practica tal transgresión en el seno de la CNT
española; 2º cómo se llegó a aplicar dicha transgresión, es decir:
tras una votación o por la ocurrencia impuesta de un o una menda o un
fallo informático, se aburrían, etc. Y ya sé que se suele aducir tres
razones cualquiera que sea el contexto pero, ya lo dije, me siento rebelde
porque la CNT me ha hecho así. La transgresión tan sólo conduce a la
destrucción o violación inútil, suponiendo por un instante que la
destrucción o violación pueda ser útil. Llamaré la atención, además,
sobre el hecho de que el susorecalcado l@s trabajadores sólo es factible
en castellano y quizá en portugués (otro suponer), pues el resto de las
CNT del mundo estructuran sus idiomas con plurales y marcas del género
distintos a l@s nuestros: de ahí que sea una transgresión puntual dentro
y fuera del colectivo castellanohablante. Transgredir mi (tu, su, ...)
gramática, aunque sólo sea en algo tan importante como la firma
cenetista, significa quebrantar mi (tu, su, ...) capacidad para pensar
como anarca. Si soy hombre, siento como si me estuvieran dando por los
esfínteres. Si soy mujer siento que siguen utilizándome a la par que
denigrándome desde un punto de vista vaginal, sólo que de form@ distint@,
nuev@. Y ¡¿qué más da lo que yo sea en definitiva?! ¿Acaso por ser
femenina la gramática ha de ser trastocada? ¿Acaso por ser masculino el
entendimiento ha de seguir supeditándose a un forzado femenino maternal,
cuando no freudiano? Y, si juntamos a un masculino con un femenino ¿tan
seguros estaremos de lograr un sintagma heterosexual? Y si me dirijo a un
desconocido internauta por qué he de imponerle una ambigüedad genérica
castellana o española al preguntarle si está suscrit@. Si yo he de
renunciar al rigor que necesito para hablar, leer, escribir, pensar en
resumidas cuentas, luego existir, a qué precio lo estoy haciendo además
de un clamoroso ‘¡Bienvenido Mr G@tes!’. ¿No será que la CNT
practica también la políticamente correcta igualdad? O ¡¿es que
alguien de verdad se cree que James Dean tenía motivos para ser rebelde?!
El afán de provocación suele esconder una fuerte incertidumbre;
sembrando incertidumbre sólo se cosecha incertidumbre, etcétera.
Que cada cual busque y encuentre sus propias
respuestas. A mí tan sólo me ha dado por ahí cuando me desperté hace
un rato. Y no es que se me haya roto una uña, ni que me vaya a bajar la
regla o acabe de abortar. Tampoco es que esté dejando el tabaco o que
haya perdido el Barsa el otro día, no. Es que había soñado que era
analfabeta en medio de un desierto y que, como cualquier analfabeta, me
obligaban a mirar en una pantalla un videoclip en el que l@s trabajadores
de la CNT se ponían a bailar y a cantar canciones para luchar por o
contra no sé qué causa solidaria y yo gritaba ‘es mentira, es falso’,
‘estoy confundido’...
Criticon@