El
negocio de la guerra
Estamos acostumbrados a ver
en los medios de comunicación imágenes de guerra y violencia. Hoy se
desarrollan en el mundo múltiples guerras y conflictos que suponen un
despilfarro enorme de recursos en la construcción de armamento; a lo que
hay que sumar las consecuencias destructivas, las vidas humanas perdidas,
refugiados, enfermedades, contaminación del suelo y otras consecuencias
medioambientales, etc. La mayoría de los estados priorizan muchas veces
sus gastos en armamento militar sobre otro tipo de gastos: sectores
productivos, educación, sanidad, vivienda, atención social, etc.
¿Por qué todo este
derroche? No podemos ignorar las causas económicas, políticas, religiosas,
territoriales, ideológicas, etc. que pueden estar presentes en los
conflictos bélicos, pero lo que no podemos ignorar tampoco es que detrás
de todo eso hay un gran negocio (beneficio económico) para las grandes
empresas productoras de armamento y los que comercian con ese armamento,
aunque ello condene a millones de personas a la desesperación, el hambre,
el éxodo o la muerte. Hasta el siglo XIX la mayor parte de muertos en una
guerra pertenecían a las fuerzas militares, pero ahora esas cifras se han
invertido debido al desarrollo de armamentos cada vez más destructivos.
Millones de minas terrestres distribuidas por diferentes zonas del mundo,
en países con conflictos bélicos pasados o actuales, esperan que una
víctima inocente las pise.
Los principales países
(gobiernos y empresas industriales) productores y exportadores de
armamento son EE.UU. Rusia, Gran Bretaña, Francia, Alemania, China, etc.
que venden sus armas por todo el mundo., En los últimos años, los países
importadores más importantes han sido India, Japón, Arabia Saudí,
Afganistán, Grecia, Turquía, Iraq, Irán, Corea del Sur, Pakistán. Algunos
países como Rusia o Alemania, además de ser importantes exportadores de
armamento, también importan cifras importantes en armamento. El comercio
de armas tiene -consecuencias desafortunadas para los países compradores,
pues gastan recursos económicos que podrían emplearse para otros proyectos
como la compra le maquinaria agrícola, producción de energía, tecnología
manufacturera creación de escuelas u hospitales, etc.
España no se desvía de las
directrices que marcan los países desarrollados fabricantes de armas. En
los últimos años han aumentado los gastos militares, sobre tono en lo que
se refiere a compra de armas e investigación (Ej: construcción del avión
europeo de combate). España también exporta armamento militar; los
principales compradores hasta 1.998 eran Turquía, Marruecos, Tailandia,
Chile, Irán, Corea del Sur, Jordania, Angola, Filipinas, Indonesia.
No es de extrañar, pues,
que, desde los principales países exportadores de armamento, cuyas
economías se fortalecen con este tipo de negocios, se alimenten y
provoquen conflictos en diferentes zonas del mundo. Se trata de provocar
tensiones, vender armamento, etc. y después se envía a las ONGs para lavar
la conciencia. Otras veces, la guerra se utiliza para controlar o mantener
el control sobre determinadas zonas y regiones, sobre determinados
regímenes políticos u otros, habiendo, la mayoría de las veces, grandes
intereses económicos en juego: control energético, estratégico,
geopolítico, etc. Podemos ver un tanto de falsedad en los discursos
políticos de los estados más poderosos del mundo; por una parte, nos
previenen del peligro procedente de determinadas zonas, justifican el
enorme despilfarro en armamentos (hay que armarse para protegerse, nos
dicen); pero, por otro lado, a la vez, se abastece (comercio-negocio) de
armas a las zonas geográficas a las que se dice temer.
Las zonas de Asia donde hay
mayores conflictos han sido alimentadas en armamento por los países
exportadores que ahora están "alarmados". Lo mismo ocurre con Africa:
primero, se les colonizó y se les expolió; más tarde, se les dio la
"independencia" política, y, poco después, se provocó y alimento todo tipo
de tensiones y conflictos bélicos entre ellos. El negocio ha estado por
encima de todo, y entre esos negocios, el de la guerra, el de la venta de
armas, es de los más lucrativos, claro está, para algunos.
¿Qué posibilitaría el
desarme? Si los recursos derrochados en armamento militar se destinasen a
desarrollar el bienestar social podrían solucionarse muchas situaciones de
hambre y miseria existentes, no podemos olvidar que gran parte de la
población mundial carece de los recursos mínimos para poder sobrevivir o
vivir dignamente. Miles de niños mueren cada día por falta de alimento o
medicinas. Millones de personas carecen de vivienda, agua potable,
electricidad, escuelas, atención sanitaria, etc. Y no sólo hablamos de
recursos económicos, también tenemos que contemplar los recursos humanos y
de investigación derrochados. ¿No sería más beneficioso que todas las
personas que investigan sobre armamento investigasen sobre otros asuntos
(enfermedades, energías, tecnologías medioambientales, etc.), y que todos
los que trabajan en fábricas de armamento fabricasen para cubrir
necesidades humanas (alimento, vestido), o construyesen casas, hospitales,
escuelas, infraestructuras básicas, etc.?
Con lo que cuesta un misil,
habría para 100.000 dosis alimentarías. Con el dinero de un tanque, habría
para construir 520 pequeños colegios. Lo que cuesta un submarino nuclear
equivale a la construcción y puesta en funcionamiento de 50 hospitales de
ciudades medianas.
El desarme posibilitaría la
paz, y, con ella, que eso que llamamos "derechos humanos", el gran
proyecto de dignidad que el ser humano ha creado, pueda ser una realidad
algo más cercana de lo que hoy es para la mayoría de los seres humanos,
para los que los "derechos humanos" no son más que un espejismo.
Algunos pensarán que esto
del desarme es una utopía, una ingenuidad, que siempre habrá guerras, pues
el ser humano es ambicioso, conflictivo, "malo" por naturaleza; etc. Eso
es lo que interesa a este negocio de la guerra, que haya muchos que
piensen así; pues, cuando haya otros muchos "muchos" que piensen que los
conflictos se pueden resolver de otras maneras; que piensen que el negocio
de la paz es más rentable y beneficioso para todos, este negocio de la
guerra puede comenzar a hundirse, y el desarme dará paso al desarrollo del
bienestar de muchos pueblos y sus gentes.
La "guerra" en Irak o el
triunfo de la barbarie
Estados Unidos, mejor
dicho, su gobierno, nos prepara otra guerra. Parece como si, cada cierto
tiempo, el Imperio necesitara ofrecer al Dios Dinero (beneficio económico)
un sacrificio, como si tuviera la necesidad de vaciar sus almacenes de
armamento para poder seguir produciendo y alimentando ese gran negocio del
terror y a sus beneficiarios.
Ahora le toca a Irak,
Saddam Hussein se ha convertido en el enemigo principal para la humanidad.
Pocos dudarán de que este personaje es un dictador que subyuga a su
pueblo; pero esto no es nuevo, ya lo era cuando los que hoy lo quieren
eliminar eran sus amigos, les vendían armas de todo tipo y le apoyaban en
su guerra contra Irán. Y era un amigo cuando utilizó armas químicas contra
su propio pueblo (kurdos del norte), matando a miles de mujeres y niños.
Aquello se aceptaba por
intereses estratégicos, el criminal de hoy era entonces un criminal útil
para el clientelismo americano. Después de la invasión de Kuwait y la
posterior guerra del Golfo, el amigo se convierte en enemigo y amenaza
para el mundo. Los intereses estratégicos y económicos en el control
energético (petróleo) y sus mercados han cambiado. El monstruo que se ha
creado está fuera de control, ahora hay que reducirlo. El gobierno de
E.E.UU. con el apoyo de otros gobiernos quiere hacer la guerra en Irak
cuando gran parte de la comunidad internacional pide paciencia
argumentando falta de pruebas y motivos para esa guerra, proponiendo como
medidas que la ONU controle el tipo de armamento militar del que dispone
Irak. Dicho sea de paso, ¿quién controla el armamento de EE.UU.? ¿De dónde
nace la seguridad de que Irak posee armamento de destrucción masiva y
armas químicas y biológicas? ¿Es que ellos se las han vendido o saben
quién se las ha proporcionado?
Hay serias dudas sobre esta
guerra que se prepara; dudas que se convierten en serias sospechas sobre
los intereses económicos, estratégicos y políticos (política internacional
de dominio e interna de EE.UU.) que hay en juego. Pero esto no es una
novedad, estamos acostumbrados a esta política intervencionista de EE.UU.
en el mundo, (América Latina, Sur de Asia, etc.), siempre de acuerdo a los
intereses económicos y estratégicos de su complejo militar-industrial;
hostigando o apoyando gobiernos según esos intereses, independientemente
de que esos gobiernos fueran dictatoriales o no.
¿Y el gobierno español qué
hace en esta situación? Aznar está dispuesto a apoyar esta política
americana que prepara la guerra en Irak, todo ello sin haber explicado a
la opinión pública los motivos de ese apoyo, y a pesar de que la mayoría
de las gentes de este país está en contra de ese apoyo incondicional al
gobierno de EE.UU. ¿ En qué democracia vivimos?
¿Y el pueblo iraquí? No
tiene bastante con soportar y sufrir la política opresiva de su dictador,
ni con sufrir las consecuencias de la guerra del golfo y del embargo
económico desde hace más de diez años, que han generado y siguen generando
pobreza, hambre, falta de medicinas, enfermedades derivadas del uso de
uranio empobrecido en el armamento de los "aliados". (Las guerras y los
embargos y bloqueos se hacen contra los gobernantes dictatoriales, pero
quienes padecen sus consecuencias son los pueblos, la gente de la calle).
No tienen bastante con el continuo hostigamiento militar en el Norte y Sur
del país por parte de fuerzas americanas e inglesas desde la Guerra del
Golfo; ahora tendrá que cargar con las consecuencias de destrucción y
muerte (efectos colaterales y directos) de una guerra abierta.
Pero según Bush, ese es el
regalo no de EE.UU. al mundo, sino de Dios a la humanidad; aunque, según
Hussein, su Dios les protegerá de los agresores. ¿Mismo lenguaje?
En fin, como dijo no hace
muchos días un tertuliano de la radio (los nuevos intelectuales del país),
"queremos la comodidad de tener coches que gastan gasolina (petróleo), y
después montamos un drama, y nos echamos a la calle"; ¿nos oponemos a la
guerra?. Tal vez tenga razón este señor: la vida de unos miles de
inocentes no puede frenar el "progreso" de occidente, mejor dicho, el
enriquecimiento de sus elites poderosas. ¿Puede haber más bajeza moral?
CNT de Fernán Nuñez
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