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Fotografía: Eduardo Rodríguez Ochoa

¿Ética de la violencia o violencia de la ética?

Dallas

... Sobre el concepto de la llamada autodeterminación de las pueblos abría que discutir mucho en referencia a la utilización nacionalista que hacen de ello las facciones políticas burguesas para mantener el control sobre los explotados, pero la cuestión de la eticidad de las formas de la lucha revolucionaria aparece como central tanto en la intervención pacifista como en la antiimperialista.

Los antiautoritarios, que consecuentemente se declaran antiviolentos han puesto siempre mucho atención en la cuestión de la coherencia entre medios y fines.

En efecto no hemos aceptado nunca la lógica apriorística según la cual, en polìtica, el fin justifica los medios, pero al mismo tiempo siempre habíamos intentado evitar el enfrentar tal cuestión de modo simplista o abstractamente ético; por esto también nosotros nos guardaríamos con gusto la cartera de Berlusconi, aun sabiendo que la justicia social es otra cosa.

Antes que nada se trata de precisar no solamente que no existe una ética absoluta, sino que la ética no puede calcar la legalidad o la moral dominantes, así como es necesario tener presente que aquello que es ilegal o transgresivo no es automáticamente definible como revolucionario.

La ética en efecto cuando asume una validez doctrinal y por ello ideológica -sea ella anárquica o no- tiende a transformarse en la negación de la investigación individual y de la experiencia colectiva.

En manos del poder después ella se convierte en un instrumento mortal de chantaje, baste pensar cómo, a través de la teoría del fin que justifica los medios, ella es sistemáticamente utilizada por los poderes dominantes: Bush emprende para legitimar el estado la guerra global hablando de "guerra ética", mientras la izquierda liberal, en nombre de la no violencia, condena y si puede reprime toda forma de oposición no legalitaria y por ello toda práctica revolucionaria..

Los antiautoritarios más que hablar de coherencia medios-fines prefieren hablar de medios adecuados a los fines y, como invirtiendo los términos de tal asunto, lo mantienen sin preguntarse en qué medida los medios justifican los fines; si se equivoca el camino, observaba de hecho Malatesta, se termina allí a donde el camino nos lleva y no donde queríamos ir.

Queda casi descontado que si se está contra la esclavitud sólo se puede reivindicar coherentemente la violencia que rompe las cadenas, pero el problema muy raramente se presenta de modo tan lineal; si, por ejemplo ponemos la libertad sobre todas las cosas )por qué razón deberíamos escandalizarnos si para obtenerla un prisionero, en vez de escapar, acepta ser soplón, o si un Previti corrompe a los jueces?

El problema de la "coherencia" por ello, apenas se le echa de la puerta reaparece por la ventana incluso la de los más pragmáticos.

ANTI

Tomado de Umanitá Nova. Año 83 nº 5

Arriba lucha antifascista

Moncho Alpuente

La serie "Dallas", telefilm iniciático y emblemático que convocó durante largas temporadas los mayores índices de audiencia de la televisión española durante la transición, mostraba la vida, la buena y la mala vida, el lujo y la corrupción, las envidias, insidias y perfidias de una dinastía de petroleros tejanos , incultos, inmorales y cínicos dispuestos a conquistar el mundo a través de una red subterránea de oleoductos y gasoductos que conducirían el viscoso y apestoso flujo del petróleo a sus pozos negros y a sus cuentas blanqueadas.

La teleficción se adueña de la tele-realidad, la familia Bush es clavadita a la familia Ewing y a George le toca el papel de J.R. el malo universal de la película. Los antiguos, que sabían lo que se decían, llamaban al petróleo "aqua infernalis", agua del infierno, oscuro destilado, fruto de la descomposición de la materia orgánica en ausencia de oxígeno, zumo de muerte. El petróleo es el combustible que mantiene activa la pesada maquinaria de nuestra civilización a la que sostiene y contamina haciéndole pagar un peaje cada vez más alto, insostenible en un futuro próximo.

Por supuesto existen energías alternativas, fuentes menos contaminantes que podrían mantener con menos costo el tinglado de nuestra antigua farsa, pero esas fuentes han sido sistemáticamente torpedeadas, boicoteadas y ninguneadas por los grandes complejos industriales y multinacionales con la complicidad de una clase política domesticada y financiada por ellos..

Los dos grandes conflictos a los que se enfrenta en estos momentos el gobierno del P.P., los vertidos del "Prestige" y la anunciada guerra de Irak, tienen como telón de fondo el petróleo.. Los derivados del petróleo surcan los mares en desvencijados petroleros fletados por empresas piratas con patente de corso y banderas de conveniencia cuya pista se pierde en los infiernos financieros de los paraísos fiscales .Piratas y corsarios inmunes, e impunes que se burlan de las leyes a través de sofisticados y perversos contubernios firmados por una retahíla de hombres y nombres de paja al servicio de las grandes compañías, malas compañías.

Para los Bush, para Donald Rumsfeld y para Condoleeza Rice, testaferros de la industria del petróleo por encima de todo, Afganistán es ante todo un gasoducto e Irak una reserva de combustible fuera de control.

Algo tan obvio puede sin embargo ser obviado, borrado de la realidad , vitual y audiovisual. En la entrevista realizada por el acólito supernumerario y mercenario de La Moncloa, Ernesto Saénz de Buruaga al presidente Aznar en Antena 3 sobre la guerra de Irak, la palabra petróleo ni siquiera se mencionó.

Nos pondríamos rojos ni no estuviéramos tan negros.

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