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CNT-estudiantes en la manifestación del 29 de octubre en Granada

 

Esta crónica se podría ajustar a todas las del año pasado y el anterior. Y así, siempre:"la" de octubre, "la" de febrero..., y de ahí, una vez que se han justificado liberados y subvenciones, a la desmovilización o al pacto (no se sabe qué es peor).

Como todas, pero menos. Quizás sea ésta la frase-resumen que mejor recoja, a ojos de "espectador" de primera línea, la última farsa del "Sindicato de Estudiantes", arropado por sus "papis" y sus "mamis", Comisiones y UGT, así como un cúmulo de extrañas asociaciones de profesores y estudiantes que no hay por dónde coger. Todo ello junto a la cada vez más evidente "forosocialización" de cualquier acto reivindicativo por parte de los de siempre: amalgamas de ideas aborregadas bajo las mismas consignas caducas que han perdido el sentido de su propia reiteración y su acompañamiento con la merienda de litro, patatas y porro sobre campo al ritmo de los timbales. No hace falta entrar entrar en la batalla de cifras que libraron después Ministerio y "oficiales" para decidir cómo vender la huelga a los lectores (los que aún encuentran algo de verdad en la prensa burguesa) y televidentes. En particular, en cuanto a los estudiantes se refiere, en los institutos se dice que el seguimiento fue mayoritario, pero, bueno, no es muy complicado sacar a la gente de las aulas de los institutos, y la mayoría, lobotomizada, se fue a su casa con el "mamá, había huelga" en la boca, y de los pocos que acudieron a la manifestación de Granada (luego hubo que rebautizarla como manifiestación) no acababan bien de ver de qué iba el tema.

Aparecieron los sindicatos y asociaciones autodenominadas "oficiales", y, sin explicar nada a los desorientados, comenzaron su usual reparto de banderitas de plástico de usar y tirar (justo como su espíritu "revolucionario") y los plastificaron a base de pegatinas, según es su idea de "presencia en la calle", o sea, el mayor número de logotipizados posible y coreografías a pie de asfalto. Allí sólo tenían voz los "lideres" estudiantiles, una serie de personajes que venden periódicos tipo "El Militante" y con unas ansias trepadoras que les desbordan.

CNT-estudiantes y otros jóvenes anarquistas acudieron a intentar desenmascarar a estas organizaciones que se aprovechan de la rabia de unos y de la pasividad de otros estudiantes para su beneficio propio, sin tener nunca nada a cambio que ofrecerles (salvo las susodichas banderas y pegatinas y un rato de diversión en la calle). Ya desde el primer momento, a estos ultrademócratas, como ellos mismos se definen alguna vez, les molestó muy mucho que se pudiera escuchar una voz diferente en su proceso de fiesta y traición o de puros y duros intereses políticos (recordemos lo estudiantil que estuvo el señor Zapatero el año pasado en Madrid).

Ya al final de recorrido, en el que a los anarquistas se sumaron los que sencillamente estaban cansados del "movimiento desmovilizante", hubo compañeros que intentaron y consiguieron que el final del acto no se convirtiera en un mero monólogo del politicucho de turno. Inmediatamente fueron acusados de estar dividiendo al movimiento estudiantil, leamos, de conseguir que no todo en aquella manifestación fuera demagogia barata y bien pagada. "Fascistas" nos llamaban algunos del PSOE, sí, esos de la OTAN y el GAL. Por favor, que alguien les explique a esta gente, si es que ya se han olvidado por completo de pensar por sí mismos, qué es un fascista. Y, encima, pedían diálogo. Si quieren diálogo, se lo dejaremos muy claro: NUNCA ENTRAREMOS EN VUESTRO ROLLO. Si algo nos caracteriza es que llamamos a las cosas por su nombre, y que mantenemos que los derechos, tanto en la educación como en cualquier otro sector, no se negocian, se luchan. Nunca permitiremos que nadie, por muy bien que suene todo lo que dice, decida por nosotros. No queremos desunir el movimiento, todo lo contrario: queremos que los estudiantes luchen juntos, juntos pero sin hacerle el juego a ninguna organización, juntos por sus derechos, no por Llamazares y Zapatero, no para proteger las subvenciones y los liberados de nadie.

Francisco Riofrío Chacón

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