P.-
¿Hasta qué punto hay un trasfondo religioso en los recientes sucesos
en el mundo?
R.- El temor que tengo respecto a lo que está pasando ahora, como la
destrucción de las Torres Gemelas o la guerra de Afganistán, es que
nos tape un fenómeno mucho más importante, que es el resurgimiento
de las corrientes extremistas religiosas. En el mundo occidental eso
se puede torear, pero el renacimiento que desde hace treinta años se
viene produciendo en el mundo musulmán es mucho más grave, porque es
una religión que no tiene vuelta de hoja, no da lugar a heterodoxias.
Del cristianismo han salido el socialismo, el marxismo, el anarquismo,
el liberalismo y el ateismo; como negación, oposición, lucha
antagonismo o mera superación. En el islam eso no puede existir,
porque así como los textos sagrados en que se fundamenta el
cristianismo están elaborados a lo largo de un mínimo de 900 años,
los del islam fueron hechos por una persona, con añadiduras de unos
poco más después. Es por lo tanto un texto muy coherente y sin
fallos, en el que se especifica que la persona no es responsable de lo
que hace. Si es un hombre bueno no es responsable porque cumple la ley
y, si es un hombre malo, se le castiga por no haberla cumplido. Pero
la responsabilidad que tiene de "no ser" no es una
responsabilidad individual, como en el judeo-cristiano, que sí se
dirigen directamente a dios; porque los musulmanes no tienen porqué
dirigirse a dios, no hay relación. La prueba de ello es que han sido
anulados todos los movimientos místicos porque intentan hablar
directamente con dios, tendencia que también se ha manifestado en el
cristianismo, aunque por motivos diferentes.
P.- ¿Qué propone el ateismo frente
a todo eso?
R.- Desde mi punto de vista, lo que
nos puede salvar es el ateísmo, porque promulga tener confianza en el
hombre, sólo en el hombre, sentirse responsable de sus propias
acciones. El ateísmo nos hace responsables de nuestras propias
acciones y tenemos que pagarlo a veces, nuestra libertad tiene ese
precio. Lo importante es pedir a la gente que se haga responsable de
su vida y que rechace los llamamientos de salvadores.
P.- ¿Cuáles son a tu juicio las
bases para asentar un ateísmo consciente y racional?, que no sea
simplemente una negación.
R.- Lo primero, y aún recordando
que hay una cierta filiación cristiana, negarse en redondo a aceptar
la existencia de un poder superior de naturaleza divina. No hay más
que el mundo. Un ateísmo serio es materialista en el sentido de que
no reconoce otra espiritualidad que la que genera la materia. Todos
tenemos lo que se llama un espíritu o conciencia inteligente, que es
simplemente un producto del funcionamiento del cerebro, no sabemos
bien cómo funciona pero ahí está. La no interferencia de potencias
raras sobre nuestro actuar es la clave de un ateísmo fundamentado.
P.- Para un anarquista es un poco
duro pensar que esta ideología viene del cristianismo, como has
apuntado hace un momento.
R.- El monoteísmo provoca que el
hombre se enfrente con dios directamente. En el "Antiguo
Testamento" hay un libro, el "Libro de Job", en el que
dios pone a prueba de mala manera a Job, quien le pide cuentas. Es el
primer caso que se conoce en que un hombre se rebela contra dios en
nombre de la justicia. Pedir cuentas a quien sea es un principio de
libertad importantísimo. En la antigua Grecia sólo aparece la
palabra "libertad" al mismo tiempo que aparece la palabra
"esclavo". En el caso de Job la libertad se manifiesta en
relación a un poder superior y una de las características de la
anarquía es ser libre frente a cualquier poder. Está claro que el
anarquismo nace en un mundo cristiano y hay una raíz de esta
ideología que toma lo poco bueno que tiene el cristianismo para que
pueda ser destinado al bien de la humanidad. Eso se traduce en que
puede haber cristianos que se digan anarquistas pero es difícil que
haya anarquistas que se digan cristianos.
P.- ¿Cómo se forma en el ser
humano la idea de crear una religión?
R.- Por la pérdida de los padres.
Cuando se produce esa situación te quedas solo en el mundo y buscas a
alguien que te ayude. Por eso las religiones tienen mucho de
patriarcado y matriarcado. En el cristianismo dios es dios-padre, en
el islam es dios-amo.
P.- ¿Consideras que las religiones
son interpretaciones humanas de mensajes supuestamente divinos?
R.- En la sionista y la cristiana
hay de eso, en la musulmana no. En ésta, Alá ha dado el mensaje a
Mahoma para que lo escriba y lo difunda, pero no caben otras
interpretaciones diferentes a lo que está dicho. Mientras en el
cristianismo y el judaísmo cada profeta o iluminado le da la
explicación a las escrituras que le parece, por eso hay tantas
herejías, tantas iglesias y tantos follones. Las corrientes en el
islam vienen determinadas por problemas jurídicos y no religiosos.
P.- Aprovechando que eres
científico, ¿ha detectado la ciencia algo a lo que se le pueda
llamar espíritu o alma?, ¿tendría que ver algo la conciencia en
todo esto?
R.- Según lo que se sabe ahora de
neurofisiología –aunque hay mucho camelo en esta ciencia-, la
conciencia es un estado de la mente en el cual y, por mediación de
unos mecanismos muy complejos, se tiene un conocimiento de las cosas.
Pero eso también lo tienen los animales. Yo tengo perros y gatos y
veo que son conscientes de quienes son, responden a su nombre e
incluso a los de las personas de su entorno, incluso tienen conciencia
del estado de ánimo que tienen las personas. Esto quiere decir que su
conciencia existe pero no está tan desarrollada como la nuestra, pues
ellos no pueden escribir poesía, por ejemplo. Pero eso no nos
convierte en seres extraordinarios, ya que nuestra conciencia es
simplemente una evolución o prolongación de la que se da en el mundo
animal. Denet acaba diciendo en su libro "Las conciencias"
que venimos de un átomo que se fue uniendo paulatinamente con otros y
nuestra conciencia es producto de eso. Por eso, la existencia de esa
conciencia no debe servir como pretexto para justificar la existencia
de una fuerza superior.
P.- Todas las religiones tienen algo
que decir sobre lo que pasa con las personas una vez que se mueren,
¿qué pasa cuando nos morimos?
R.- Las religiones dicen que
permanece nuestro espíritu, pero que resulta que si, según acabo de
decir, el espíritu es la consecuencia de la unión de esos átomos y
moléculas y éstos desaparecen al desintegrarse nuestro cuerpo,
parece que la respuesta es clara. Hay casos de enfermos mentales que
pierden gran parte de su conciencia por causa de accidentes cerebrales
y no están muertos.
P.- Las religiones de cualquier tipo
siempre buscan la manera de explicar el origen del Universo, de la
Tierra, del ser humano y de la civilización. ¿Cuál es el motivo de
que todas estén cortadas por ese patrón y de que pretendan trazar
cosmogonías?
R.- Lo hacen todas. Y lo hacen
porque tienen que justificar la existencia del mundo, de todo lo que
nos rodea. Se plantean, ¿quién lo ha puesto aquí?, si nosotros no
hemos sido, ha sido alguien superior. Por descarte. Esas cosmogonías
alcanzaron un punto de inflexión en la antigua Grecia, porque
entonces los griegos se plantearon contar la creación del mundo
buscándole una explicación y dando así lugar a una cosmología. Al
explicarlo, llegó un momento ya en esa época en que los dioses no
jugaban ningún papel. Por eso las religiones utilizan las
cosmogonías, que tal vez no han creado pero las justifican. Por eso
la Iglesia Católica acusó a Galileo y a otros por defender la
centralidad del Sol, el heliocentrismo (en aquella época se pensaba
que la Tierra era el centro del Universo y que de hecho éste giraba
en torno a ella. N. Del A.). La Iglesia había tomado como modelo de
Cosmos el de Aristóteles, que se adaptaba bastante bien a la
cosmogonía que promulgaba. Cuando la cosmogonía es contestada con
una cosmología el fundamento para la existencia de dios se va a la
mierda, por eso las iglesias luchan todo lo que pueden contra el saber
científico que les quita fundamento.
P.- Pero, la cosmología está
cambiando cada día… se descubren nuevas estrellas, nuevos planetas,
aún no se sabe si en Marte hubo vida, etc.
R.- Las cosmologías pueden cambiar
y de hecho deben hacerlo en cada nueva ocasión en que se pueda
ampliar el conocimiento, teorías como la del Big Bang acaso serán
superadas en los años venideros; en cambio, las cosmogonías no
pueden cambiar, simplemente subsisten o mueren.
P.- Muchas veces se dice que el
verdadero dios de hoy en día es el dinero, incluso se apunta a la TV
o a los medios de comunicación. ¿Es acertado darles cualidades
divinas a estas creaciones humanas?
R.- Había religiones anteriores al
judaísmo y al cristianismo que hacían dioses de una piedra que les
llamaba la atención o les parecía extraña, de un animal, etc. El
dinero obviamente está idealizado, como la televisión, pero no pasan
de ser esos elementos cercanos y atractivos como piedras o animales.
Eso explica lo que a veces se dice, por razones difíciles de
explicar, de que hay una regresión del modo de pensar en la parte
más intelectual de esta sociedad. No en la científica, porque hay
dos culturas, la científica y la que no lo es. Un científico puede
leer a Cervantes y disfrutarlo, pero un novelista no podrá hacer
cálculo diferencial o comprender la matemática cuántica. Por eso es
normal que haya dos modos de pensar o de ver las cosas, lo que pasa es
que actualmente hay un rechazo de la razón que viene de los
filósofos posmodernos y que favorece que seamos capaces de hacer
equivalentes de dios a partir del dinero, de la televisión, de
determinados personajes, etc. Volvemos a épocas míticas y eso lo
están favoreciendo sin querer los posmodernos, de los que tenemos
algunos buenos representantes en España, como Agustín García Calvo.
P.- Muchas religiones también se
refieren al advenimiento de un mesías, ¿ese recurso es como la
zanahoria que se pone delante del burro?
R.- Mi opinión al respecto es que
hay que levantar la veda de la caza de mesías. Cuando aparece la idea
de que va a venir alguien que nos va a salvar, que nos va a resolver
los problemas, es cuando las religiones se vuelven realmente
peligrosas. Y es una idea que está latente en el pensamiento
posmoderno. Es mejor que nos salvemos nosotros mismos cada día.
P.- El Cielo está arriba y el
Infierno abajo, ¿por qué?
R.- Eso era antes, el Papa dijo hace
un año que el Cielo es "un estado del alma", con lo cual se
ha cargado toda la teología de la Edad Media de arriba abajo. El
Infierno ahora no está tan localizado.
P.- ¿Cuál es el sentido de la
vida?, que es otra de las incógnitas que las religiones pretenden
explicar.
R.- Si como sentido de la vida
entendemos el del Cosmos, de eso da buena cuenta la Teoría de la
Evolución, así como la Teoría del Caos. En cuanto al destino del
individuo, depende de cómo use sus capacidades para realizar algunas
de las posibilidades que tiene o que la naturaleza le ofrece, si es
consciente ello. Y, si no lo es, cree que hay una entidad superior que
lo dirige y por ahí se llega a dios.