Un
pensamiento sobre la técnica moderna
Ivan Ramone |
...Heidegger pretende denunciar el olvido de muchos aspectos fundamentales en esa cadena que se constituye socialmente (conocimiento objetivo-técnica-producción) y que revierte irremediablemente en lo social y en lo natural... | |
Los
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...Lo que deja, la sociedad transformada en espectáculo, es, cuando menos, un oscuro panorama para la acción contra el Estado...
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La
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...el 2 de mayo de 1936, se publica el primer número de MUJERES LIBRES...
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UN PENSAMIENTO SOBRE LA TÉCNICA MODERNA Comentando a M. Heidegger (La pregunta por la técnica Ed. Odós, Barcelona 1994)
Sin lugar a dudas, uno de los caracteres más específicos del ser humano es su relación con la técnica. Estamos acostumbrados a que, en los libros de historia, se nos plantee el paso a las sociedades del Neolítico como la primera gran revolución en la que el ser humano es capaz de hacer uso de una técnica (el arado) para hacer frente a la imprevisible Naturaleza. Ya no tiene que correr la suerte que le depare la despensa de la Naturaleza porque puede cultivar la tierra. Es el paso del nomadismo al sedentarismo: el ser humano, se dice, consigue mantener una estabilidad social, fundar los primeros núcleos de población.
Desde el comienzo de esa relación, encontramos, pues, que hay tres aspectos básicos que la modulan:
a) Lo social. La técnica surge de y para la vida en sociedad. Lo natural. La técnica siempre revierte en aspectos naturales, ya sean externos al ser humano (otros animales, la tierra de labor, los montes a explotar, el mar...) o internos a su naturaleza (procura de alimento y placeres).
Y, por último, lo técnico, como eje mediador entre lo social-natural y entre lo social-social (relaciones laborales, comunicativas,... dentro de la propia sociedad).
La forma en que se han modulado los tres aspectos de esa relación ha sido y es variable a lo largo de la historia. En algunos momentos, los tres vértices de esa relación pueden implicarse mutuamente para generar un producto híbrido; así entendemos que han evolucionado ciertas especies vegetales y animales, a través de un determinado tipo de técnica socio-cultural que incide en la selección natural, como es el caso de los animales domésticos o determinadas plantas de cultivo. Otras veces aparecen como enfrentados, como enemigos en lucha: la Naturaleza engendra males (terremotos, volcanes activos, tormentas, sequías,...) ante los que únicamente podemos defendernos mediante recursos técnicos; o cuando la técnica se escapa del control siendo ella la que depara esos males a la Naturaleza,... De momento, solamente se trata de distinguir aspectos de un mismo fenómeno con el fin de pensar, por un lado, cómo se modula esa relación en nuestro momento histórico, qué tipo de relación se establece (pág. 17), y, por otro lado, qué concepción del mundo implica, esto es, cómo se ven las cosas desde ahí (pág. 18).
(1). Desarrollemos la primera cuestión: ¿Qué tipo de relación es la que mantiene el ser humano con la técnica en la actualidad?
Heidegger es uno de los pensadores que con mayor radicalidad piensa esta relación. Para él la técnica de hoy día tiene un carácter muy distinto de la técnica de otros tiempos, al variar considerablemente la forma de relacionarse el aspecto técnico con el natural. Nos dice que la técnica moderna "provoca" a la Naturaleza con "la exigencia de suministrar energía que como tal pueda ser extraída y almacenada". Y sigue: "Pero, ¿no es esto válido también para el antiguo molino de viento? No. Sus aspas se mueven al viento, quedan confiadas de un modo inmediato al soplar de éste (...) A una región de tierra, en cambio, se la provoca para que saque carbón o mineral... De otro modo aparece el campo que cultivaba antes el labrador, cuando cultivar significaba aún abrigar y cuidar. El hacer del campesino no provoca al campo de labor. En la siembra del grano, entrega la sementera a las fuerzas de crecimiento y cobija su prosperar. Ahora, hasta el cultivo del campo ha sido arrastrado por la corriente de un cultivar de otro género, un cultivar (encargar) que emplaza a la Naturaleza. La emplaza en el sentido de la provocación. La agricultura es ahora industria mecanizada de la alimentación. Al aire se lo emplaza a que dé nitrógeno, al suelo a que dé minerales, al mineral a que dé, por ejemplo, uranio, a éste a que dé energía atómica,...".
Para Heidegger, lo técnico, que hasta la Revolución Industrial había sido modulado por los otros dos aspectos de la relación (lo social y lo natural), pasa a ocupar un plano más central, de tal manera que ahora es él el que rige la forma en que se ha de modular la relación. Así, la corriente del río Rin, por ejemplo, no aparece ya como algo natural que esté ahí, sino como algo emplazado por la central hidroeléctrica para que cumpla los propósitos de ésta: "La central hidroeléctrica está emplazada en la corriente del Rin. Emplaza a ésta en vistas a su presión hidráulica, que, a su vez, emplaza a las turbinas en vistas a que giren, y este movimiento giratorio hace girar aquella máquina, cuyo mecanismo produce la corriente eléctrica, en relación con la cual la central regional y su red están solicitadas para promover esta corriente. En la región de estas series, imbricadas unas con otras, de solicitación de energía eléctrica, la corriente del Rin aparece también como algo solicitado. La central hidroeléctrica no está construida en la corriente del Rin como el viejo puente de madera que desde hace siglos junta una orilla con otra. Es más bien la corriente la que está construida en la central. Ella es ahora lo que ahora es como corriente, a saber, suministradora de presión hidráulica, y lo es desde la esencia de la central (...) Pero, se replicará: el Rin sigue siendo la corriente de agua del paisaje. Es posible, pero ¿cómo? No de otro modo que como objeto para ser visitado, susceptible de ser solicitado por una agencia de viajes que ha hecho emplazar allí una industria de vacaciones" (pág. 18).
Lo técnico adquiere un protagonismo fundamental respecto a lo natural, de tal forma que no sólo cambia el paisaje, sino que éste aparece objetivado, cosificado, reducido a una mirada que es capaz de manipularlo según sus propósitos. Aunque irónicas, las palabras de Heidegger no son exageradas: a la Naturaleza no se le pide que sea lo que únicamente ella puede ser (sea lo que sea), sino que se la solicita para que produzca, para que genere, para que dé tal o cual materia. Y ello desde la propia forma de ser de la técnica moderna, pues no está conformada fuera del sistema económico de producción.
Pero ¿y ante lo social? Hoy no pueden olvidarse las protestas de los primeros obreros ingleses ante el denigrante trabajo que debían realizar. De ellos únicamente se pedía su fuerza de trabajo, esto es, se les solicitaba para producir. Algo que, hasta el presente, sólo ha sido reformado (ajustes salariales, reducción de la jornada laboral,...), pero no ha cambiado su forma primordial: hoy día, al obrero, al igual que a la Naturaleza, se le "provoca" para que produzca una determinada energía que se pueda almacenar (plusvalía, capital). El ser humano (el obrero de la fábrica, el funcionario burocratizado, el repartidor de pizzas,...) aparece igualmente solicitado por lo técnico y, en esa misma medida, cosificado, objetivado,.. Dice Heidegger: "Hoy en día, el guardabosques que en el bosque mide con exactitud la cantidad de madera cortada y que, a juzgar por lo que se ve, recorre los mismos caminos forestales que su abuelo, y del mismo modo como los recorría éste, tanto si lo sabe como si no, está emplazado y solicitado por la industria del aprovechamiento de la madera. Está solicitado a la solicitabilidad de celulosa, provocada a su vez por la necesidad de papel, emplazado por los periódicos y revistas ilustradas y puesto a la disposición de estos medios. Éstos emplazan, por su parte, a la opinión pública a engullir letra impresa a fin de que esa opinión sea susceptible de ser solicitada para conseguir una organización emplazada y solicitada de la opinión..."(pág. 20)
(2) Pero tampoco hay que olvidar que es el propio ser humano el que crea y hace uso de lo técnico. Es él mismo quien pone en juego esa forma de interaccionar con su entorno. ¿No ha escarmentado? -cabría preguntar-. Sin duda alguna, muchos son los movimientos sociales que actualmente tratan de hacer frente a ese poder desmesurado, hegemónico, de la técnica moderna. Pero aun así no se cae en la cuenta de lo fuertemente arraigada que está en nuestra interpretación del mundo , ese tipo de relación actual entre lo técnico, lo social y lo natural. Para percatarse de ello es necesario aproximarnos más a dicho fenómeno, ver dónde encuentra su fundamento más firme.
En cierta manera, la técnica de nuestro tiempo es fruto, entre otras cosas, de una determinada forma de pensar que se fragua en el s.XVII y se sustenta en la creencia de que a través de la física matemática se puede hacer calculable a la misma Naturaleza, seguir sus pasos y anticiparse a ella, ya que ella representa (vuelve a hacer presente) el mundo, esto es, lo hace figurar a través de sus ecuaciones, sus figuras y nomenclaturas tal y como es, o, al menos, tal y como podemos acordar (objetivamente) que es. De esta manera, lo que se puede representar siempre tiene el carácter de objeto, es decir, se presenta tal cual lo vemos, como "cosa" que está enfrente nuestra, o que sólo se hace presente para nuestra mente estudiosa. Ello ha dado pie al desarrollo no sólo de la técnica, sino a la creación de nuevas ciencias que se han ido sumando desde el s.XVIII a las anteriores para, independientemente unas de otras, conocer "objetivamente" una parcela concreta de la realidad y, de esa manera, desarrollar una técnica que intervenga de la mejor forma posible –y específica- en lo real. El problema no es que pretendan incidir en la realidad, sino cómo lo hacen. Pues bien, ya hemos dicho lo determinante que resulta en ellas concebir lo real (la cosa) como algo que es posible representar, hacer presente en la mente. Pero con ello no se cae en la cuenta de que lo exterior, la cosa que sea, ya sea un árbol o un río, el mar o el ser humano, etc..., no se deja reducir a un objeto o a una presencia mental. Lo exterior mantiene siempre un carácter irreductible, pues no es únicamente un objeto (algo que está enfrente), sino que tiene una relevancia, una importancia dentro de nuestro mundo (individual y colectivo), nos afecta en diversos aspectos, y tiene, asimismo, una vida propia que nos es, en primera y última instancia, extraña,... Por tanto, aquello que investiga la ciencia y que la técnica manipula no puede ser nunca algo que está simplemente "ante los ojos" o "ante la mente" como algo "objetivo", sino que es algo que también está "ante el tacto", "ante el oído", "ante el olfato", "ante el gusto",... en definitiva, ante nuestra capacidad de ser afectados y de actuar en consecuencia. Por tanto, estamos en interrelación permanente con un "entorno" que nos aborda o intentamos abordar, tocamos o nos toca, sentimos o nos siente, detestamos o nos detesta, nos alegra, nos inspira, nos hace pensar en él porque nos obsesiona, nos circunda llenando el mundo de sentido o sinsentido, pero que, en ninguno de los casos, se deja meramente objetivar, cosificar,... salvo a riesgo de la misma locura, pues la racionalización extrema no puede evitar que su propia sombra la acompañe: lo irracional, la locura..
La creencia de fondo que hace desarrollar la técnica es la que alumbra la forma en que interpretamos nuestro mundo y, como no puede ser de otra manera, la forma en que lo construimos. Este nuestro mundo aparece repleto de objetos creados bajo ese sino, y ello nos lleva, a su vez, a reforzar la interpretación "tecnificada" del mundo, donde se asume lo natural y lo social, y aquí reside el gran peligro, como algo destinado a la producción a través de la técnica. Parece que, sin más, la esencia de la Naturaleza (y todo lo que ella incluye) esté ya fijada, pero ¿qué, quién o quiénes determinan lo que sea la Naturaleza, lo que sea el ser humano,..?
Heidegger pretende denunciar el olvido de muchos aspectos fundamentales en esa cadena que se constituye socialmente (conocimiento objetivo-técnica-producción) y que revierte irremediablemente en lo social y en lo natural. Esos aspectos fundamentales, dice, pueden ser sacados del "estado de ocultamiento" al que son relegados al ser considerados como puros "objetos" de la mente. Para ello propone otras vías de conocimiento que ayudarían a romper con esa objetivación del mundo en un sentido amplio y comenzarían con la afirmación de que el mundo lo conocemos no sólo racionalmente sino, y en primer lugar, afectivamente, sensitivamente, intuitivamente, imaginativamente... Tales vías serían las abiertas por la experiencia estética, especialmente, para Heidegger, la poesía. Qué es lo que ella proporciona es algo que habría que ver más detenidamente en otro momento. Por el momento baste decir que en ella el sentimiento del mundo busca una salida, más o menos delirante, pero siempre desde la afirmación de su propia irreductibilidad.
Ivan Ramone |