Se
nos dice que existen instancias y formas de pedir aquello que creemos
justo. Que poseemos medios que habilitan maneras y modos de actuación
para que cada ciudadano/a pueda ser escuchado. Que podemos intervenir en
lo directamente concerniente a nuestras vidas... No puede ser de otra
manera, estamos en una DEMOCRACIA... Pero, al parecer, al rector de la
Universidad Hispalense no le consta o no está de acuerdo con ello.
De otra manera, no se explica que
decenas de estudiantes tengan que verse obligados a llamar la atención
ciudadana, acampando durante meses en la vía pública para ser recibidos.
Pretendían que fueran escuchadas sus quejas, sus propuestas, sus deseos,
sus exigencias como personas que quieren tener un mínimo de control sobre
sus vidas. Un encuentro que, como vemos cada día en otros que se producen
en distintos ámbitos sociales, no suele obligar a nada y no tarda en caer
en el olvido. No es más que una cuestión de mantener ante la ciudadanía
la careta de la Democracia, una mera cuestión de revivir el espejismo de
que se tienen derechos y de que a los ciudadanos se los escucha.
Al rector de la Universidad de Sevilla
no le hace falta ni siquiera este trámite. Ante el clima de
criminalización de los movimientos sociales no necesita mantener esa
ilusión en sus estudiantes. El/la que piense de manera distinta de como
tiene que pensar es mecánicamente ignorado/a. Y si osara moverse o
protestar lo más mínimo, será criminalizado: podemos decir que posee
contactos con los "okupas" que están en "contacto"
con el entorno abertzale, que, a su vez, están en estrecha relación con
la misma banda terrorista, los cuales conocen de cerca a Ben Laden... O
cualquier otra cosa.
Y si a esos/esas estudiantes se les
ocurre plantarse ante el Rector de cualquier manera (incluso rompiendo
alguna puerta antigua), eso se convierte en un hecho de terrorismo puro y
duro. Nada de presunto. Se ofende a la Universidad, al rector, a los
decanos, a la roja y gualda y al pollo... de Morón. Y todo por utilizar
un talante tan antidemocrático como el del propio Rector.
En este país, la Democracia sólo puede
ser ejercida e invocada por aquellos/as que detentan algún tipo de poder.
Todos y todas y los/las demás no somos más que servidores de estas leyes
de papel.
Resulta muy hipócrita que la
bienpensante y muy cristiana sociedad sevillana, la andaluza y española
también, se escandalice por la rotura de unas puertas de madera de siglos
pasados y no se inmute ante el futuro tenebroso de unas vidas que encaran
el siglo que estrenamos. Es una paradoja pedir maneras democráticas a
unos jóvenes que sólo conocen la autoridad incuestionable dentro de la
misma Universidad, y que, ante sus primeras "peticiones
democráticas" de entrevista con el rector, recibieron la más
cerrada de las negativas, desalojo policial incluido. Y luego tachan su
acción de acto vandálico, cuando es nada más y nada menos que un puro
acto político. ¿Acaso no recuerda ya nadie cómo hemos llegado a estas
cotas, cada día más bajas, de bienestar?.
Y después hablamos de la
radicalización de la sociedad, en general, y de los jóvenes, en
particular. Y así está el patio, calentando motores para la cumbre del
mes de Junio
Ateneo Libertario Eliseo Reclús