En la anterior legislatura, el Ayuntamiento
de Tomares (Sevilla), regido entonces por el PP y el PA, decide privatizar la
limpieza viaria y recogida de basuras, y ceder este servicio a la empresa
PILSA (perteneciente a la Fundación ONCE). Los hasta entonces trabajadores
del Ayuntamiento son cedidos a esta contrata, siendo cinco de ellos fijos
laborales del Ayuntamiento, y terminando todos ellos por perder la
vinculación con el Ayuntamiento de una forma fraudulenta, pasando a ser
trabajadores de PILSA. Fiándose entonces de promesas y palabras de diversos
políticos, estos empleados públicos fueron engañados. Llegan las últimas
elecciones municipales, y se hace cargo del Ayuntamiento una coalición
gobernada por el PSOE y por Izquierda Unida. En el 2003 terminaba el
contrato entre el Ayuntamiento y PILSA, y los trabajadores veían peligrar sus
puestos de trabajo. Eso sin contar que había una serie de arbitrariedades.
Por ejemplo, se había convertido en costumbre el terminar de trabajar, no
cuando llegase la hora de soltar mano, sino cuando se terminase la recogida de
la basura, durase las horas que durase. Por supuesto, de pagar estas horas de
más, nada de nada. Los salarios eran irrisorios llegando a cobrar algunos
meses nóminas de ochenta y noventa mil pesetas. Los camiones y herramientas
son vetustos, lentos y de poca capacidad, carecen de las herramientas
necesarias... Por estas cuestiones, hace ahora justo un año, cuatro
trabajadores deciden pasar por la CNT de Sevilla y afiliarse, para
preparar la lucha que se les avecina. Eligen la CNT, porque desconfían de los
sindicatos como CCOO, y piensan que CNT puede llevar un conflicto con más
soltura. El conocimiento que tienen de lo que es y cómo funciona la CNT, es
de oídas y vagas referencias. Se constituye la sección sindical, se
nombra un delegado y se comienzan a realizar reivindicaciones y reuniones.
Poco a poco se van afiliando más personas, hasta que toda la plantilla
(veinte personas) decide adscribirse ala CNT. No hay comité de empresa ni
elecciones sindicales. El procedimiento de toma de decisiones se realiza
mediante asambleas en el sindicato de la sección sindical. Y se comienzan a
mantener entrevistas con los responsables del Ayuntamiento, para averiguar
cuál va a ser el futuro de PILSA. La llegada de la CNT tanto a PILSA
como al Ayuntamiento, no fue celebrada con una fiesta por los responsables del
Consistorio y los directivos de PILSA. Hubo intentos de no reconocer la
sección, de pedir las actas de nuestras reuniones y otras peticiones absurdas
que fueron respondidas con nuestra acción sindical. Se colocó un tablón de
anuncios, y por la vía de los hechos se reconoce la existencia de la sección
sindical. El interlocutor de los empresarios tiene que ser la CNT,
porque la CNT son los trabajadores, y frente a eso, no hay discusión que
valga. Llegados a este punto, en el mes de enero Antonia Hierro (PSOE), y
la concejala de Medio Ambiente Cristina Pérez (PSOE), manifiestan su
intención de rescindir el contrato con PILSA, y afirman que van a
municipalizar de nuevo el servicio, sin explicar qué tipo de fórmula piensan
emplear: empresa pública, fundación, nueva contrata, ni qué va a pasar con
los trabajadores. La inquietud va creciendo. A los trabajadores se les
intenta dividir: se les cita individualmente; a unos se les ofrece una cosa
(ser fijos, volver al Ayuntamiento), a otros otra (contratos en otras
empresas, continuidad...), y se les pone por delante la baja voluntaria.
Además se les dice que tienen que elegir entre la CNT y el Ayuntamiento, y
que si prefieren a la CNT, "que la CNT os dé de comer". Les
aseguran a los trabajadores que el sindicato lo único que quiere es
publicidad y protagonismo, y que detrás de él hay "oscuros
intereses". El sindicato intenta mantener entonces reuniones con
los responsables del Ayuntamiento. Claridad en las propuestas del
Ayuntamiento: ninguna. A nuestras propuestas de negociación se suceden las
negativas. Antonia Hierro y Cristina Pérez no quieren saber nada de la
sección de CNT. Durante varias semanas se suceden asambleas, en las que
se ve claramente que cuando los trabajadores están unidos, es cuando
entienden que su única posibilidad de seguir trabajando está en estar
organizados en el sindicato, pues individualmente son débiles, y proclives a
resignarse a los chantajes de la alcaldesa. Hay dudas siempre sobre si es
conveniente o no convocar la huelga, hasta prácticamente el día anterior a
la convocatoria. Hay mucho miedo, muchos nervios y mucha presión en el
ambiente. Y a finales de enero, ante la ausencia de propuestas por parte
de la alcaldesa, ante las amenazas y chantajes, se decide en asamblea por
unanimidad, convocar una huelga indefinida en la limpieza con una serie de
reivindicaciones. La exigencia
fundamental es que si el Ayuntamiento rescinde el contrato con PILSA, los
trabajadores tengan que ser subrogados (recogidos, asumidos), bien por el
Ayuntamiento en una de sus empresas públicas, bien en otra contrata que elija
la alcaldesa. Se pide además que el contrato sea indefinido, que se cumplan
las condiciones que marca el convenio general de la limpieza pública,
homologación de los salarios con los de los empleados del Ayuntamiento, pago
de atrasos y horas extras realizadas, etc. Se insiste mucho en que el trabajo
ha de ser "digno". Mientras tanto, los acontecimientos se
precipitan, y a los dos trabajadores menos antiguos se les pone por delante
una baja voluntaria, ofreciéndoles otro contrato temporal en otra empresa,
diciéndoles que, como no la firmen inmediatamente, se quedan sin empleo.
Coaccionados, los trabajadores firman. Entre presiones de este tipo se
desenvuelven las asambleas, que con muchas dudas y vacilaciones -como ha
quedado dicho tenemos mucha inquietud- se deciden finalmente por ratificar la
huelga, poniéndose el preaviso el día cuatro de febrero: "El objetivo
de la huelga consiste en asegurar la continuidad en el empleo de toda la
plantilla, mediante los correspondientes contratos indefinidos, así como la
mejora de las condiciones laborales y el cumplimiento de la legislación
vigente". Una nueva reivindicación: que los dos despedidos vuelvan a la
plantilla de PILSA. A partir de este momento, la alcaldesa se niega en
redondo a negociar, afirmando que ella "no negocia bajo presión ni
coacción". La huelga la realizan pobres trabajadores -dice- contra una
empresa (PILSA) que los explota de manera miserable. Ella va a romper el
contrato con PILSA, y los trabajadores tendrán que ir a la bolsa de trabajo
si quieren concursar por un puesto. PILSA, por su parte, se niega a recoger el
preaviso de huelga diciendo que la huelga se la hagamos al Ayuntamiento cuando
éste
les rescinda la contrata, y que "el mismo día que empiece la huelga vais
todos a la calle".
Van pasando los diez días de preaviso sin
que nadie del Ayuntamiento se digne negociar ni hablar con la sección
sindical. Durante toda la huelga, la alcaldesa repetirá cansinamente que no
negocia bajo presión. Pero es que tampoco ha negociado sin presión. Eso sí:
por lo visto ella piensa que sí puede coaccionar a quien le dé la gana. Los
trabajadores reciben un ultimátum por parte de Cristina Pérez, la concejala
de Medio Ambiente: "tenéis de plazo hasta el miércoles para desconvocar
la huelga, en caso contrario os podéis considerar todos despedidos". Ese
mismo miércoles por la mañana, los trabajadores de Tomares, ante el temor de
la amenaza y la sensación de incertidumbre, deciden desconvocarla. El
delegado de la Sección Sindical los convoca a una asamblea esa misma tarde a
la que asiste el Secretario General de la CNT de Sevilla. Este les informa de
que, una vez convocada la huelga no pueden ser despedidos, y les muestra una
copia del Convenio General de la Limpieza Pública, que, en su artículo 49,
dice que cuando se produce una rescisión, traspaso o rescate de una contrata,
los trabajadores tienen que ser adscritos (subrogados) a la nueva empresa o
entidad pública o privada; con lo cual no se está pidiendo sino que se
cumpla la ley. Les pide que recapaciten antes de tomar una decisión
definitiva. Los trabajadores razonan que desconvocar la huelga en ese momento
les deja en una situación de desamparo aún mayor, y recobran fuerzas de
nuevo y ganas de luchar y seguir adelante. Las dudas, el temor y la tentación
de abandonarlo todo ha presidido todo el proceso, antes y después de la
huelga. Las reuniones para la fijación de los servicios mínimos fueron
una farsa propia de sainete. La empresa pretendía que se hiciera todo el
trabajo, el Ayuntamiento decía que la poda de los árboles se podía retrasar
un mes y que ahí sí se podía hacer huelga, y cosas así. El Delegado del
Gobierno nos impone, finalmente, unos servicios mínimos de salir con la ruta
habitual día sí, día no, y se supone así que tenemos que limpiar la mitad
del pueblo un día, y la mitad otro. Nosotros decimos que en una huelga de
basuras, lo suyo es que haya basura en la calle, porque si no, no hay huelga.
Entrevista con CCOO
Toma también contacto con nosotros CCOO, y
nos proponen unir el conflicto de la
limpieza, a otro que padecen tres trabajadoras (sicóloga y trabajadoras
sociales), cuyas plazas han sido amortizadas. Se decidió en asamblea no unir
ambos conflictos por varios motivos:
1º.- Los acuerdos de la CNT establecen que
nuestra acción sindical ha de desarrollarse preferentemente en solitario,
porque la manera de aprender a andar, es yendo solos a los sitios.
2º.- Nuestro objetivo era conseguir la
unión de los trabajadores en torno a unas reivindicaciones sencillas y
conseguibles. Que entrase en liza otro sindicato con otra perspectiva, iba a
favorecer enfrentamientos, divisiones y complicaciones, y corríamos el riesgo
de romper nuestra frágil unidad, conseguida con grandes esfuerzos.
3º.- La huelga de limpieza, por sí sola,
creaba un fuerte problema en el Ayuntamiento, que podía ser empleado por CCOO
para presionar en favor de sus afiliadas a su manera. CCOO podía convocar
otra huelga con el personal del Ayuntamiento, o cuantos actos desease.
Nosotros iríamos a ayudar quienes quisiéramos, sin insignias ni emblemas a
sus actos, y queríamos que ellos hicieran lo mismo en los nuestros.
4º.- Los compañeros de la CNT de PILSA y
de la CNT en general, tenemos muchos motivos para desconfiar de CCOO. No es
nada personal contra ninguna persona en concreto, de cuántas han venido a
ofrecerse para ayudarnos. No tenemos problemas con los afiliados de CCOO, sino
con sus ejecutivas y con la política general de colaboración que plantean
con los intereses de los empresarios.
En general, la actitud de CCOO en la huelga
ha sido de abstención y correcta.
Desarrollo de la Huelga
Y así se llega al día 17 de febrero, el
primero de la huelga. En nuestras asambleas hemos decidido cumplir
escrupulosamente con los servicios mínimos, con las condiciones de seguridad
e higiene y con el horario laboral que marca el convenio. La noche del 18 de
febrero se hace el primer día de servicios mínimos, con un camión nuevo y
de doble capacidad de los habituales. La empresa manda a un encargado detrás
del camión grabando en vídeo la recogida de basura, y empezamos a trabajar.
Evidentemente, no se recoge ni el 10% de la basura prevista en una noche.
¿Por qué? Porque el trabajo se hace con ritmo, pero en condiciones de
seguridad y sin echar carreras, y porque cuando llega el final de la jornada,
no se sigue trabajando como se hacía antes. La alcaldesa exige entonces
que PILSA traiga un segundo camión por la mañana, con un notario que toma
acta de que el piquete impide la salida del camión. A continuación viene la
guardia civil amenazando, y los trabajadores no se dejan intimidar. Primer
enfrentamiento con la guardia civil y con la policía local, que se salda con
identificaciones, denuncias por coacciones contra nosotros, y muchas voces.
Los chóferes se negaron a salir porque consideraban que el teniente de la
guardia civil tenía que subir en la cabina del camión con ellos, y entonces
ese hombre se puso hecho una fiera, por la cosa de la indignidad de que el
uniforme de guardia civil pasease en el camión de la basura. Los esquiroles
se retiraron. La empresa intentó que los trabajadores siguieran
recogiendo la basura fuera de jornada, porque existía esa costumbre desde
siempre. Las carcajadas llegarían a San Juan de Aznalfarache.
El día 22 de febrero insiste la alcaldesa y
aparece por el pueblo a las seis de la tarde una flota de 9 camiones de la
empresa Ferrovial, con más de 50 esquiroles escoltados por un centenar de
guardias civiles y policías locales (cada camión actúa en una zona
diferente del pueblo de forma simultánea). En poco menos de tres horas
recogen 80.000 kg de residuos ante nuestra impotente protesta, por que nos
vimos desbordados. La alcaldesa afirma que no ha vulnerado el derecho a la
huelga, ya que dispone de un informe de sanidad que la insta a actuar ante la
aparición de "plagas de insectos", y ante el peligro para la salud
de los ciudadanos. Por nuestra parte, advertimos a Ferrovial de que
tomaremos medidas legales si los hechos se vuelven a
repetir. Posteriormente, nos reúne el Delegado de Trabajo afirmándonos
que está harto de la huelga, y que, como no lleguemos a un pronto acuerdo va
a dictar un laudo. Cuando nos explica cuál va a ser su laudo, nos quedamos
sorprendidos, porque prácticamente acepta todas nuestras reivindicaciones. Le
decimos que por nuestra parte no hay ningún problema en firmar, si lo hace el
Ayuntamiento. La Concejala Cristina Pérez se escurre diciendo que ella no
puede firmar porque "la huelga es contra PILSA, no contra el
Ayuntamiento". Luego, pensado fríamente, y consultando a nuestro
abogado, nos damos cuenta del engaño. Si el Ayuntamiento no cumple el laudo,
los despidos que realice serán improcedentes, y estaremos en la calle con una
indemnización misérrima. Así, que se le comunica al Delegado de Trabajo
(PSOE) a la una de la madrugada del día 24, que sintiéndolo mucho, no
podemos firmar ningún acuerdo, y que vamos a seguir con la huelga un tiempo.
Esa misma noche, arden algunos contenedores por causas desconocidas, y que
desde luego no tienen nada que ver con la CNT. Entre dimes y diretes
transcurre el mes de febrero y entramos en el de marzo con Tomares llena de
basura. Entre los actos que realizamos a lo largo de estos días, están
manifestaciones, recogidas de firmas, una marcha desde Tomares a Sevilla,
miles de panfletos, caceroladas, etc. Las manifestaciones nos animaron mucho,
porque juntamos a un nutrido grupo de más de trescientas personas, y la gente
vio que detrás de la CNT había una organización. También hay que
estar al quite, para contestar a las cartas que manda la alcaldesa a los
vecinos, en las que afirma, que hay un sindicato anarquista (la CNT) que
engaña a los trabajadores diciéndoles que pueden ser funcionarios sin hacer
oposiciones, y cosas así. Los medios de comunicación no nos hacen mucho
caso, aunque la huelga se deja notar. Los gatos están poniéndose gordos como
ponis, y los perros piensan que ha llegado el paraíso canino a
Tomares. El 6 de marzo recibimos una llamada de Ferrovial, que nos
comunica extraoficialmente que la alcaldesa va a romper el contrato con PILSA
(nuestra empresa), y que va a entregar la recogida de basura a Ferrovial (que
hizo de esquirol el 22 de febrero). Se ponen en contacto con nosotros y
comenzamos a negociar nuestras condiciones en la que, al parecer, va a ser
nuestra nueva empresa. Cuando estamos a punto de firmar el acuerdo, el
representante de Ferrovial nos cita en Sevilla, se ausenta durante dos horas,
al cabo de las cuales llama diciendo que está reunido con la alcaldesa, y que
no sabe cuánto va a tardar. Poco después, a eso de las ocho de la noche,
esta empresa da por concluidas las negociaciones, y no firma el acuerdo.
Cuando pedimos explicaciones, no nos las dan. Mientras sufrimos el
plantón, varios camiones de recogida de basuras vienen desde San Juan de
Aznalfarache y Castilleja de la Cuesta requeridos por la alcaldesa. A los
esquiroles, el Ayuntamiento de Tomares les había engañado diciéndoles que
la huelga se había terminado. Rápidamente nos desplazamos todo el sindicato
desde Sevilla a Tomares y conseguimos que se retire el camión de Castilleja.
Cuando los chóferes ven el jaleo entre la guardia civil y nuestra gente,
dejan el trabajo. A continuación, esquiroles del Ayuntamiento de
Tomares enviados por la alcaldesa, toman el relevo y comienzan a recoger la
basura escoltados por la guardia civil y la policía municipal con dos
camiones. Las fuerzas de seguridad del Estado detienen a cuatro compañeros y
los meten en el calabozo de la comisaría de San Juan de Aznalfarache durante
varias horas. Otro compañero de los piquetes sufre una paliza. La mujer de
otro, embarazada, sufre una lipotimia y tiene que ser evacuada en ambulancia.
Los enfrentamientos se suceden, sin que nadie retroceda a pesar de la carga.
Los esquiroles están cada vez más nerviosos, y nosotros más irascibles.
Ante los múltiples conflictos, cada vez más diseminados por el pueblo -ya
que se evita un enfrentamiento directo-, la guardia civil recibe órdenes del
Delegado del Gobierno de retirarse, dejando sola a la fuerza de policía, que
es incapaz de reconducir la situación. Hay que destacar la incompetencia e
ineptitud de los esquiroles, que no pueden recoger los 200.000 kg de basura
acumulada debido a diversos problemas técnicos relacionados con la
dispersión de las bolsas y la inadecuada posición de muchos contenedores.
Para colmo de males, uno de los camiones de PILSA que estaba aparcado sin
recoger basura se incendió en extrañas circunstancias no imputables a
nosotros, y, a pesar de la "rápida intervención de los bomberos"
quedó inutilizado. A las tantas de la noche, la policía local se dirige a
uno de nuestros piquetes que tomaba tranquilamente el bocadillo, y les
comunica con muy malos modos "que la situación ha llegado a un punto
intolerable". Luego se van, dejándonos perplejos. Hemos tenido montones
de identificaciones por todo el pueblo, pero no han podido efectuar ni una
sola detención más. En cuanto acaba el atropello de los esquiroles,
finalizan los incidentes. Y así termina lo que el ABC llamó "una noche
caliente" y "batalla campal" en la que "el hedor de la
basura y el miedo se extendió por Tomares". Después de esto,
convocamos una rueda de prensa, advertimos a los esquiroles de que se
tomarían medidas jurídicas contra ellos, a las empresas de limpieza, que
serían denunciadas si osaban aparecer por Tomares, y un montón de dudas se
disiparon como por ensalmo, porque los trabajadores de PILSA y el sindicato de
Sevilla estábamos con el cabreo muy subido. Nadie desde ese día vuelve a
intentar recoger más basura en Tomares. La alcaldesa encuentra negativas por
todas partes a colaborar con ella en sus peticiones de camiones y policías
locales de otros municipios. Grandes empresas como Dragados y Agromán dicen
que van a esperar a que acabe la huelga. Cristina Pérez declara que: "de
momento no se va a recoger más basura, debido al mal ambiente que hay en el
pueblo". De repente, los medios de comunicación nos llaman a todas
horas para pedir información, y Ferrovial prepara una cita para el sábado 9
de marzo, pidiéndonos confidencialidad para no estropear las negociaciones.
Damos la conformidad, y esa misma mañana se reúnen en la localidad de Camas
con la CNT Antonia Hierro (PSOE, la que no negocia bajo presión), y el
gerente de Ferrovial (el que no da explicaciones). En un par de horas, se
firma un acuerdo que puede ser calificado de victoria total: readmisión de
los dos despedidos, readmisión de un trabajador sin contrato, contratos
indefinidos para 21 trabajadores (hay un chaval sin contrato que no ha estado
en la huelga y que no es afiliado, que metemos en el lote), cláusula de
blindaje de contrato durante un año a partir de la firma del acuerdo, salario
a nivel del Convenio del Ayuntamiento, partida presupuestaria adicional para
igualar los salarios de los trabajadores a los del Ayuntamiento,
reconocimiento del Convenio de Limpieza, que, en su artículo 49, establece la
obligación de subrogar a los trabajadores en caso de cambio de contrata o
municipalización del servicio, el Ayuntamiento no dará un duro a PILSA
mientras ésta no pague su deuda de salarios y horas a los trabajadores.
Doblamos el sueldo, vacaciones, días de libre disposición... De lo único
que Ferrovial no se hace cargo es del pago de los días de huelga. Se firma el
acuerdo. De inmediato, la alcaldesa convoca un pleno extraordinario, y lee el
acuerdo que es ratificado punto por punto. Se aprueba en el Pleno y se le pone
el sello del Ayuntamiento. A las preguntas del PA de por qué ha realizado el
contrato con Ferrovial y no con otra empresa, responde la alcaldesa que
"otras empresas, al saber que CNT estaba detrás, se negaban a tratar el
tema, y que sólo Ferrovial ha podido llegar a un acuerdo con el
sindicato". Que ella le ha preguntado a los trabajadores si estarían
contentos de trabajar con Ferrovial, y ellos han contestado que sí. A
continuación, se desconvoca la huelga. Antonia Hierro queda así en muy buen
lugar de cara a la opinión pública. A nosotros, que la alcaldesa quede en
buen o mal lugar, nos da exactamente igual. Queríamos ganar, no desgastar al
PSOE. Terminamos este apartado con una mención especial a dos personas
que se han destacado: el secretario general del SOV de Sevilla, y el
Secretario de Acción Sindical del SOV de Sevilla. Sin su dedicación, sin el
abandono de sus vidas personales durante muchos días, esta aventura no
hubiera terminado tan bien. También gracias a toda la CNT de la Península y
de Canarias (que han desarrollado desde allí campañas de solidaridad con los
trabajadores de Tomares), y a todos los compañeros y compañeras que se
desplazaron hasta Tomares desde puntos de Andalucía y de lugares tan alejados
como Madrid, para hacer su aportación a la lucha.
La actitud de Izquierda Unida.
Hay que mencionar la actividad de esta
coalición a lo largo del conflicto. Apoyo a los trabajadores por parte de
Izquierda Unida de Tomares: ninguno. El concejal Juan Bretones de IU, forma
parte del equipo de gobierno de Antonia Hierro, llevando la responsabilidad de
cultura. Esta persona estuvo informada del contenido de todas las
reivindicaciones, y sin embargo se limitó a ser el eco de las mentiras de la
alcaldesa. ¿Qué más hace Juan Bretones para acabar con la huelga a favor de
los trabajadores?: nada.
El artículo de Garantía en las condiciones
laborales
Este artículo, originalmente, fue pensado
para evitar posibles represalias, y en su apartado primero decía:
"Cuando un trabajador sea despedido sin causa justificada y en el juzgado
de lo social se declare el despido improcedente o nulo, la empresa tendrá la
obligación inexcusable de readmitir al trabajador con todos sus derechos y
retribuciones que estuviera percibiendo antes del momento del despido".
De haber conseguido que se firmara sin
límite de tiempo hubiera sido el mayor triunfo imaginable, ante las continuas
amenazas por parte del Ayuntamiento y la empresa PILSA de despedir a los
trabajadores por el solo hecho de organizarse para plantarles cara y haber
acudido a la CNT. Precisamente, en esta cláusula es donde hemos encontrado
una mayor resistencia a la hora de negociar, y fue decisión de los
trabajadores en huelga rebajar su duración en el tiempo para no arriesgar lo
que ya se había conseguido, añadiéndose al artículo la siguiente frase:
"Esta obligación de la Empresa se establece durante el plazo de UN AÑO
desde la firma del presente acuerdo".
La sección sindical de CNT en la empresa
Ferrovial de Tomares, seguirá luchando para conseguir de manera indefinida,
que sea el trabajador el que pueda optar por la readmisión o la
indemnización en caso de que se produzca un despido nulo o improcedente, y
que sea de obligado cumplimiento para todas las empresas públicas o privadas
que realicen en un futuro el servicio de la limpieza pública en Tomares.
Invitamos asimismo a toda la Confederación a reflexionar sobre el alcance de
este artículo, pues supone un freno al despido libre que en la práctica se
lleva a cabo con la actual legislación.
Conclusión
1º.- Esta lucha NO ESTABA GANADA DESDE EL
PRIMER DIA, hemos estado a punto de perderla en varias ocasiones. El marco de
relaciones laborales español, es un negro cuadro de derrota para los
trabajadores. Quien piense que esto era fácil, o que estaba ganado, se
equivoca totalmente. En España casi todas las huelgas se pierden. Únase a
eso las divisiones entre los trabajadores, las peleas casi continuas por
quién hace más y quién hace menos, quién lucha y quién se aprovecha de la
lucha, el verte solo porque todo el mundo está viendo el partido, la
desconfianza entre unos y otros... Que un sindicato como la CNT, que no quiere
subvenciones, que no tiene liberados, sin representación en elecciones
sindicales ni comités de empresa, haya convocado una huelga que ha durado 20
días, y la haya ganado, demuestra que nuestros métodos –el apoyo mutuo y
la acción directa- es el camino a seguir. Es un varapalo a CGT, a CCOO, a
UGT, a todo el sindicalismo que colabora con la patronal y el Estado, a todos
esos burosindicatos que nutridos por subvenciones son incapaces de ofrecer
resultados que no sean cursos de formación, servicios jurídicos y cosecha de
liberados. CNT no es la excepción, es la regla a seguir. Hay que dimitir de
los comités de empresa, hay que renunciar a las subvenciones y a los fondos
de formación, hay que mandar al puesto de trabajo a todos los burócratas
sindicales. El sindicalismo tiene que estar en la pobreza.
2º.- Somos un sindicato. Ni somos
marginales, ni grupúsculo. Para ser un sindicato no hace falta más que
entrar en conflicto. Se dice que CNT sólo es eficaz para luchar en casos de
despidos de trabajadores subcontratados por ETTs, en empresas de poco pelo...
Bueno, pues lidiar con el Ayuntamiento de Tomares, con PILSA y con Ferrovial,
no es moco de pavo.
3º.- Respondemos en situaciones difíciles:
no hemos vuelto la cara ni una sola vez; hemos crecido con la represión;
hemos evitado detenciones y hemos sido incontrolables. No porque seamos muy
valientes -que no lo somos-, o porque estemos muy bien organizados -ojalá
fuera así-, sino porque somos la CNT.
4º.- Las reivindicaciones realizadas eran
realistas y obtenibles. Pedir en el Aljarafe contratos indefinidos con
cláusula de readmisión y salarios a nivel de convenio, puede sonar a locura,
pero es algo perfectamente asumible por el Ayuntamiento y la empresa.
5º.- No somos tan tontos como para que esto
se nos suba a la cabeza. Hemos ganado una escaramuza en un cuadro general de
desastre sindical. Queda todo por hacer.
6º.- Los miembros del Comité Sindical han
sido decisivos a la hora de coordinar y negociar. Se demuestra la importancia
de que el comité funcione bien para que el conflicto salga adelante.
7º.- Esta es una victoria del modelo de
sindicato de la CNT. Victoria de los trabajadores que aguantaron la huelga.
Victoria extensible a toda la CNT de España y a todo el mundo libertario.