El pueblo
ogiek de Kenia está resistiendo frente a un gobierno que parece
empecinado en destruir la selva donde tienen su hogar.
Los ogiek han vivido desde tiempos
inmemoriales en Mau, una selva de montaña que se eleva sobre el valle
del Rift en Kenia. Viven de la recolección de plantas silvestres y de
la caza, pero son conocidos, sobre todo, por su habilidad para extraer
miel de los panales situados en las copas de los árboles. Esta miel la
utilizan tanto para alimentarse como para comerciar con otros pueblos
vecinos que viven fuera de la selva. Algunos ogiek del interior bien
sólo de la caza y de la recolección; otros complementan la caza con
cultivos de subsistencia y algo de ganado. Para todos los ogiek, la
apicultura y la recolección de miel son fundamentales en su modo de
vida. Porque son un pueblo cazador-recolector son despreciados por sus
vecinos, que son ganaderos.
Mau, el hogar ancestral de los ogiek,
es un área protegida en virtud de la ley forestal de Kenia. Desde los
tiempos coloniales, los gobiernos han tratado de expulsarlos de la selva
bajo el pretexto de proteger el medio de las actividades de los
ogiek; este año las autoridades trataron de expulsarlos una vez más de
sus tierras. Hasta ahora, los ogiek siempre han conseguido regresar.
Pero ahora se enfrentan a una amenaza mucho peor.
El gobierno de Kenia ha abierto casi
60000 hectáreas de selva para uso privado. Quienes van a beneficiarse
en mayor medida no son los ogiek, sino dueños de empresas (plantaciones
de té, explotaciones madereras), junto con los colonos que llegaron de
otras partes del país. Tres importantes compañías madereras -Pan
African Paper Mills, Raiply Timber y Timsales Ltd - ya están operando
en la selva.
El permitir a los no indígenas
esntrar en la selva de Mau es, en realidad, parte de un plan más amplio
de captación de votos, basado en la apertura de una décima parte de
las selvas de kenia a la colonización por parte de alguna de las muchas
personas ;sin tierra: la selva Mau constituye una gran parte del
área total de la selva que se abriría. Lo trágico es que si los
planes del gobierno se realizan, los ogiek acabarán engrosando las
filas de los desposeídos y desaparecerán como pueblo. Estos planes
también son una grave amenaza para el medio, ya que la selva de Mau es
una zona fundamental de aprovisionamiento de agua. La sequía es ya
endémica en este país y los expertos coinciden en que la pérdida de
tierras selváticas agravará la situación, llegando a afectar también
a la vecina Tanzania.
En enero de 2001 la Asociación de
Asistencia a los Ogiek consiguió una orden del Tribuanl Supremo para
frenar la apertura de 35.000 hectáreas en Mau oriental, hasta conocer
la resolución de una demanda realizada por los ogiek en defensa de su
tierra en 1997. Las autoridades locales trataron, con amenazas e
intimidaciones, de forzar a los ogiek a retirar la demanda, pero ellos
se mantuvieron firmes; un anciano declaró: ninguna intimidación nos
disuadirá de exigir los derechos que Dios nos ha otorgado según la
Constitución. En un intento obvio de evitar responder a las
reclamaciones de los ogiek, el juicio
ha sido pospuesto. Sin embargo, los estudios topográficos de la tierra
en litigiohan continuado, en un desacato a la autoridad del Tribunal.
Una vez que Mau Oriental haya sido abierto, otras áreas ogiek correrán
la misma suerte.
En octubre de 2001, el ministro de
medio ambiente dio la orden de comenzar la apertura de estas tierras
selváticas, y existen informes que revelan que los madereros han
iniciado ya el desmonte sistemático de los senderos recién abiertos en
la selva. Este paso del gobierno keniano representa un desprecio a la
opinión pública internacional, a su propio sistema legal y a los
derechos de los ogiek en virtud del Derecho Internacional, y pone en
peligro la supervivencia de los ogiek como pueblo.
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