os
últimos días de noviembre marcaron el desmoronamiento hacia el abismo
de la economía argentina, el empujón final fue dado por el retiro del
circuito financiero de dieciocho mil millones de dólares por parte de
los grandes inversores, los mismos que durante la última década se
beneficiaron con todas las prerrogativas posibles para su bienestar
económico y que significó el mayor padecimiento para la clase
trabajadora que se recuerde, la cual, durante ese mismo periodo, vio
como avanzaba el desempleo y la pérdida de sus derechos.
Para salvaguardar a los banqueros,
socios indispensables del gobierno, al ser los únicos que le prestaban
dinero al Estado, hipotecando la vida de sus habitantes, pone en manos
de estos el manejo y la administración no sólo de la mayoría de los
depósitos presentes (considérese que únicamente se retiraron el 23%),
sino del futuro generado por los trabajadores, sea por sueldos,
comisiones u otro tipo de forma de cobrar un trabajo; llamándolo con el
patético nombre de "corralito"; como si hiciese falta dejar
bien definido quién tiene de hijo a quién.
Estas medidas tuvieron su mayor
impacto en la llamada clase media, ya bastante empobrecida, que, en
buena parte, depende del cuentapropismo y vio con estas medidas el fin
de su ubicación social; estos han sido los que generaron las protestas
más dolorosas para el gobierno, un cacerolazo de vecinos de Palermo lo
corroía más que el saqueo a un mercado en Villa Caraza, ya que sobre
estos primeros tenía su base de sustentabilidad política el gobierno
radical.
Cuando la protesta se hizo
incontrolable, el gobierno tuvo que irse, dejando lugar al posterior
paso de comedia generado por la designación e inmediata renuncia de una
seguidilla de presidentes en tiempo record, todo fiscalizado por los
"buenos muchachos" del Congreso Nacional, verdaderos piratas
modernos al servicio de sus propios intereses económicos. Poniendo el
broche de oro con la designación
del sátrapa de Duhalde, el mismo del que se sospechan manejos mafiosos
y enriquecimientos en tiempo record, ocupando la función pública.
Pero todo sea por la gobernabilidad,
la paz interior y evitar que el país caiga en la "anarquía",
como no se cansaron de repetir políticos y medios de comunicación,
buscando generar temor en esa misma gente que salió a protestar e
intentar con esto justificar la represión sangrienta que quisieron
sostener con los grupos manejados por la policía que realizaban
desmanes fuera de la protesta acotada a cambiar la política económica.
Nosotros, los militantes y adherentes
a la Federación Obrera Regional Argentina, pertenecemos a una
organización obrera que tiene como finalidad social el comunismo
anárquico y eso no significa que estemos todo el día rompiendo
vidrieras, eso es parte de lo que te quieren hacer creer esos mismos que
viven de la mentira para seguir manteniendo su bienestar económico
generado por el poder político que manejan.
Anarquía, por el contrario, significa
una nueva sociedad con una estructura horizontal, sin beneficios para
unos en detrimento de otros, donde cada uno por el solo hecho de
pertenecer a dicha sociedad puede decidir en el ámbito de la libre
asamblea sobre los temas económicos y cotidianos que se presenten.
Esta sociedad, que sólo era posible
en un marco de igualdad económica y social de todos sus componentes,
que trabajan en forma mancomunada para lograr satisfacer sus
necesidades, siempre con la base de la libre asociación, donde cada
hombre pueda disentir en el momento que lo crea conveniente, pudiéndose
revocar, si la mayoría lo desea, las resoluciones y acuerdos tomados
por otros hombres en tiempos anteriores.
A esto es a lo que le tienen miedo los
políticos, por eso mienten y tergiversan las cosas para generar temor
en una sociedad que ya no les cree y de esa forma mantener el actual
sistema de organización social que se encuentra en estado de
descomposición.