Carta abierta al señor Ramonet
Habitualmente,
no escribo nunca a un periodista. Con 50 años pasados he aprendido
desde hace tiempo que la condición de periodista es ante todo la de un
asalariado aunque sea de lujo) que acata y obedece las ordenes de un
patrón de la prensa, que saca sus ganancias mitad de los subsidios
concedidos por los políticos (nuestros amos), y la otra mitad del
mercado por medio de la publicidad. Un periodista no es mas que un
ilusionista asalariado, encargado de transformar la vida en sucesos, la
indignación en resignación, y la verdad en silencio. No, yo no escribo
nunca a un periodista, ni a un juez, ni a un policía. Pero cada vez me
cuesta más soportar el espectáculo de ATTAC (esta izquierda virtual) y
la letanías lloronas diarias de su discípulo "Daniel Mermet-no-se-puede-hacer-nada"
en France Inter y sobre todo las múltiples intervenciones de sus
colegas del Monde Diplomatique y de ATTAC en todas las veladas burguesas
y educadas de las ciudades provincianas donde se debate en pretenciosos
monólogos sobre el porvenir del pueblo o de la humanidad, este fango
miserable incapaz de democracia (el paro, el norte-sur, el racismo, las
OGM, las ciudades dormitorios...). Podríamos ignoraros, dejaros hacer
vuestros salones, lecturas y charlas, entre vosotros, entre gentes bien,
nuevos ricos y asentados. Pero con la ayuda del éxito mediático, el
"concepto" de ciudadano (este "extremista del consenso
que no tiene opinión firme ni precisa sobre nada esencial y que por
consiguiente no saca ninguna conclusión sobre cualquier cosa que pueda
comprometerle") siendo política y financieramente portador (a
propósito, ¿cómo va el "Diplo"?), resulta que ahora vienen
a vender su camelo en la calle. Ya no hay una sola manifestación en la
que no se vea aparecer una octavilla de ATTAC o una pancarta
glorificando al ciudadano, ni problema social sin que se vea a uno de
sus discípulos anunciar sus objetivos en una pantalla de televisión
entre un escritor de un día y un economista "limpio". Se les
presenta como la bella izquierda, la pura, la responsable, la honrada,
la que habla de África en los barrios periféricos, que denuncia la
miseria, que fustiga la corrupción política y financiera... ¡La nueva
izquierda! Que tristeza, que mentira, que engaño, señor Ramonet!
Ciertamente tiene usted talento para
contar los cadáveres, pesar las fortunas, medir las ganancias, enumerar
a los dictadores, estimar los muertos, los moribundos y los mortales.
Usted y sus discípulos son los campeones de la economía del
sufrimiento y de la miseria. Sus libros de cuentas están al día. Es su
primera función. Enumerar el caos, el dolor, la injusticia, el robo y
el saqueo. ¡Dar miedo! El mensaje tiene que pasar: "El
mundo es un amplio caos cruel y
sanguinario, y Europa del oeste es un fino canal de paz, verde y
frágil, a veces herido pero preservado hasta hoy en día de las peores
vejaciones venidas de esos demonios eternos que atormentan a la
naturaleza humana".
Su segunda función es la evitar el
desorden, contener la revuelta, calmar a las tropas. Peor aun, de
policía de los conflictos. Con grandes gritos "Ciudadanos, a las
urnas ciudadanos", defendéis todo cuanto participa al saqueo de
este mundo y a su alienación.
Las elecciones primero. Cada vez el
mismo refrán. Frente a la malversación de la democracia y de los
bienes públicos por los clanes de políticos, llamáis a las urnas y al
control ciudadano. Soñáis incluso con un control ciudadano de la OMC
(Organización Mundial del Comercio), los que ha sido robados negociando
con sus ladrones para que el robo sea menos cruel. ¡Que bagatela!
Llenándoos la boca con la democracia no habéis cesado de loar los
meritos de las elecciones, del electo y de la representatividad. Como
cualquier burgués asentado, tenéis miedo de la cólera de los que
pringan, de los que revientan, de los que pagan con su vida vuestro
mundo de clase.
Luego la mercancía, piedra angular
del sistema capitalista. Con vuestra tasa Tobin, señor Ramonet, me hace
pensar en esas señoras de la caridad que, el domingo después de misa,
van a tirar el pan malo a sus pobres buenos. Durante la semana, estos
malditos pobres trabajan en la fabrica del banquero de su marido. La
tasa Tobin, es esto y aun peor. Ya que, aunque sea ínfimo el porcentaje
de tasación de las ganancias bursátiles, su coste acabará
repercutiendo siempre sobre el "ciudadano consumidor"...
perdón... el "ciudadano mercancía". Usted habla de la
mundialización con resignación, de la ganancia con resignación, de la
explotación con resignación. Pero dígame señor Ramonet, ¿necesita
el sol tanta pasta para brillar?
Es por todo esto que le escribo,
señor Ramonet. Para decirle alto y bien fuerte que son, usted y sus
discípulos, los aliados más preciosos del capitalismo. Denunciar la
explotación, está bien. Explicar que es inexorable, es defender el
capitalismo. Llamar a las urnas, es participar activamente en el
mantenimiento de este sistema, es asegurar su seguridad, la perennidad.
No es un progresista, ni un contestatario, ni siquiera un reformista, es
usted un servidor del capitalismo, un ilusionista... un periodista. Viva
la Social, señor Ramonet, podrá usted siempre contar nuestros muertos
!
Etienne D.
CNT AIT 7 rue St Rémésy 31000
TOULOUSE FRANCIA
Extraído del Combat Syndicaliste /
región Midi Pyrénées de la red de prensa de la CNT AIT