|
Escupir a la cara única S.P. del C.N. Estaba resultando difícil encontrar entre mil artículos referidos a la realidad social que nos afecta a la clase trabajadora alguno disidente con el pensamiento único, pero se buscaba y se encontraba. Sin embargo, en esta ocasión, ni un solo articulista o periodista matiza o se pregunta sobre el último episodio de la repulsiva historia de la pulverización de nuestros derechos perpetrado por el cuadro de actores oficiales del Régimen: Se trata del Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva 2002 (AINC 2002). Este acuerdo falla básicamente por no haber contado entre los expertos por parte de los burosindicatos con algún psiquiatra especializado en confusión de identidad y personalidad, así como un experto en lógica. Hasta ahora, éstos conservaban en el discurso de su papel y en su vestimenta alguna reminiscencia demagógica de lo que dicen representar, aunque en los hechos, lógicamente, ni reminiscencia quedaba; mas, en este capítulo, la confusión de roles resulta tan absoluta que no hay ni una sola frase del texto que corresponda, a lo que expresaría un trabajador. Ya sólo hay un personaje: el seboso capital. En esta partida, solo juegan blancas y, claro, ganan. Y la pregunta que nos hacemos los que practicamos otro sindicalismo es .... ¿Qué opinan de esto sus afiliados? ¿ Existen sus afiliados? o ¿Son virtuales? ¿Qué opinarán de esta pantomima? ¿Qué hacen los que no están liberados (alguno habrá), que no les tiran el carnet a la cara por pura vergüenza y dignidad? Puede que el Doctor No les haya anestesiado. Y es que las previsiones más pesimistas sobre estos elementos se han quedado pero que muy cortas si se lee la Resolución del Comité ¿Confederal? Extraordinario de UGT, que recomienda firmar esto al destacar como un beneficio la menor conflictividad y la continuación con el proceso de regulación iniciado en 1978, ....., y que no intervenga el gobierno ¡! ¿para qué iba a intervenir más si el acuerdo solo recoge la propuesta de Rato, porque es la única que se ha puesto sobre la mesa? O ¿habría que decir sobre la cama? Qué mala memoria tiene la UGT que firmó la Reforma del 97 para fomentar el empleo, pero según un estudio propio (enero 2002) ha debido de ser para fomentar el temporal que ha crecido un 14% desde la misma, y pide por favor que no se encadenen contratos temporales ni se subcontrate. Actitud social muy propia de un sindicato de clase, la de firmar, luego lamentarse; darle el hacha al verdugo, agachar la cabeza y luego pedir que no te mate. También propone una serie de medidas para disuadir a los empresarios de contratar a trabajadores temporales. (Con el éxito de lo que firman mejor nos quedamos como estamos) y esto lo dice 15 días después de firmar el Acuerdo Interconfederal, que bendice la flexibilización de horarios, salarios, funciones, etc, ..... Claro que, en noviembre, también había dicho que aceptaría moderar sueldos a cambio de empleo o menor jornada, si ésa es su solución dorada contra la precariedad, parecen un poco liadillos estos chicos. Los mismos aprobaron una resolución por la que se (nos) comprometía a "una mayor moderación salarial" si había contrapartidas "ciertas y verificables en estabilidad de empleo o reducción del tiempo de trabajo". Pues no sabemos si se han enterado estos despistados de lo que han firmado, pero han aceptado eso y sin ninguna contrapartida verificable. Esa medicina ya estaba inventada: Todos los recortes para los trabajadores, ningún recorte o control de subida de precios, ni para los beneficios de las empresas. Con tantos expertos trabajando, aún no se han dado cuenta de que las cifras que más nos interesan -salarios y empleo- mejoran en los años en los que no ha habido ningún pacto, precisamente porque ha habido conflictividad, señal de que hay alguien al otro lado del hilo, tirando, naturalmente. La cosa es bien sencilla: firmar este acuerdo se traduce en que los buros CCOO y UGT, están, pues eso, de acuerdo con los principios del ultraneoliberalismo de Aznar como administrador de Cuevas y compañía, así como con todas las medidas antisociales emanadas de las directrices internacionales. El cuento (chino) del desacuerdo Como era muy descarado, los primeros simularon estar en desacuerdo con algo (no han dicho en qué) con los segundos. En ese momento, el Gobierno aparece y dice que va a imponer algo (lo que se ha firmado después); entonces Cuevas, que hace de intermediario bueno, dice que aunque hay diferencias (no dice cuáles) está de acuerdo con los primeros en que no importa el contenido, el caso es que se haga por acuerdo. (Rato, mutis por el foro) (Aplausos de los primeros).Y fueron felices. Y en sólo cuatro semanas el enlace se firmó en el querido templo del CES. ¿Qué dice el acuerdo? Lo ilógico del acuerdo parte de la base de que hay que controlar y moderar más los salarios porque ello se traducirá en un mayor empleo, también se traducirá en un mayor empleo el aumento de productividad. Hay cláusulas de descuelgue mediante fórmulas de salario variable. Dedicadas a las empresas más afectadas por la crisis, se recuerda la obligación de incluir en los convenios de ámbito superior (sectoriales, autonómicos y provinciales) cláusulas de descuelgue (y eso que no había crisis). Su contenido debe precisar las condiciones para que no sea de obligado cumplimiento el régimen salarial pactado en aquellas empresas cuya estabilidad económica pueda verse dañada. Según los firmantes, ello reducirá la precariedad. Su eje es la moderación de los salarios como única fórmula para que la inestabilidad afecte lo menos posible a la creación de puestos de trabajo. Nadie entiende cómo se aumenta el empleo aumentando la productividad, como nadie entendía cómo se fomentaba el empleo facilitando el despido. Este acuerdo-condena que nos ha caído es heredero de los nefastos acuerdos de los años ochenta y sienta las bases para que más de 4.000 convenios a renovar, que afectan a seis millones de trabajadores, se cierren con una vergonzosa y abusiva moderación salarial y en un ambiente de amordazamiento social, ahorrando el trabajo al Gobierno. Esos interlocutores sociales, que hacen el trabajo del Gobierno, afirman (¡qué vista!) que el estado de la economía es de 'crisis de expectativas más que de crisis real', y sostienen que, en España, no hay recesión y que está afrontando mejor las dificultades que otros países. Según la CEOE y el Gobierno no nos tienen que preocupar las cláusulas de revisión, porque en un entorno de estabilidad de precios dichas claúsulas son cada vez menos importantes. Sin embargo, no ha habido en el 2001, ni la habrá en 2002, dicha estabilidad, pues, no sólo las empresas, sino el propio Gobierno hacen que se dispare la inflación al subir precios y tasas. Ni el propio Gobierno se cree sus propias previsiones, como señala la poco sospechosa Confederación Empresarial Vasca, Confebask, quien reclamó al Ministerio de Trabajo que el proyecto de Orden de Cotizaciones de la Seguridad Social para 2002 circunscribiera el incremento de las bases mínimas de cotización al 2%, tasa de inflación prevista por el Gobierno, frente al 3% que se pretende. Esta patronal señaló que 'no existe razón que justifique' una subida superior a ese 2%, 'salvo que el Gobierno no crea en sus propias previsiones', y exige al Gobierno que aplique los mismos baremos que los signatarios del Acuerdo Interconfederal'. A la avalancha de subida de precios constante en el último semestre hay que añadir la clásica del 1 de enero, especialmente en los principales servicios como transportes, y en particular de los urbanos (en Madrid, 7%), por encima de la inflación prevista del 2%, también se actualizan los impuestos. El Estado espera obtener ingresos adicionales a costa de los impuestos especiales sobre el alcohol, el tabaco y los carburantes, mientras que se crean nuevas tasas como la que gravará el transporte ferroviario: esa es su idea de contener la inflación. En el terreno del IRPF, tanto la tarifa como las deducciones del impuesto sobre la renta se mantienen congeladas. La no actualización con la inflación supone que se pagará más por este impuesto, vía tarifa (los aumentos de sueldos no implican una mejora de poder adquisitivo, pero tributan proporcionalmente más) y deducciones (las cantidades que se descuentan pierden valor con la inflación). Y hasta el IVA de un artículo de primera necesidad para los hogares más modestos como es el butano pasará del 7% actual al 16%, haciendo que suba 117 ptas. de golpe. Lo que significa Con ser miserable el contenido de este acuerdo, lo más grave es que se carga literalmente un principio básico de la regulación laboral en este país, como es la vinculación al Convenio Colectivo, con lo cual se deja el campo expedito para lo que quiera disponer la empresa. La negociación de este acuerdo interconfederal para 2002 supone recuperar el modelo iniciado en 1980 por la CEOE y UGT, que también suscribieron el último, el Acuerdo Económico y Social (AES), en 1984. CCOO respaldó el del año 1983. Su objetivo era el compromiso de "paz social", contribuir al control de la inflación y salvar el poder adquisitivo de los trabajadores. Su resultado, en cuanto a la paz social, ha sido el desmantelamiento de la capacidad de respuesta y de organización de la clase trabajadora, y, en cuanto a la salvación del poder adquisitivo de la misma, estos acuerdos supusieron el mayor empeoramiento de la misma, al actualizarse los salarios sistemáticamente varios puntos por debajo del nivel real de inflación. Además, estos acuerdos han dejado otras perlas en cuanto a jornada, contratación, movilidad o flexibilidad interna y, en definitiva, suponen aplicar las directrices coyunturales que le apetezcan al Banco de España. Obviamente, el Gobierno impulsa ese tipo de pactos, por sus inmejorables resultados en moderación salarial, aunque está induciendo un nuevo diseño de la negociación colectiva procedente de las cloacas de los gabinetes de estudios económicos y recomendado por los expertos del Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo al Gobierno español como un paso en la liberalización de los mercados. (de nuevo, la globalización). Ya advertíamos que la entrada en el euro nos había supuesto grandes descalabros, pero que el mantenimiento en la misma nos iba a traer muchos más. La primera en la frente nos la llevamos con este acuerdo, que relaja las obligaciones del empresario y endurece las del trabajador, eliminando la cobertura del convenio, al permitir el descuelgue empresarial, congela o reduce los salarios, aumenta los conceptos salariales variables (graciables por chantaje), aumenta la temporalidad, el contrato a tiempo parcial, indefine la jornada y la función, .... Este tipo de acuerdos, si bien están recogidos en el Estatuto de los Trabajadores, terminará obligando a la modificación del mismo, constituyendo un paso más del proceso iniciado en 1997, por todos los esfuerzos, principalmente de CCOO, dirigidos a debilitar los convenios provinciales y de empresa en favor de los estatales, aunque los primeros son referencia para el 54% de los trabajadores. La excusa es que los estatales serían más fuertes, pero la realidad es que se procura la desarticulación de unidades de negociación con capacidad de presión más directa, distanciando a los trabajadores/as del sector con la negociación de su convenio, tanto espacial como temporalmente (se están firmando por periodos mas largos cada vez), al tiempo que se asegura poder intervenir y sacar tajada por ello, creando monopolios de negociación. Ello muestra, por un lado, la debilidad de la capacidad de movilización de los mal llamados sindicatos mayoritarios, situación creada por ellos mismos, ante su práctica continuada de venta y burocratización desvinculante del resto de trabajadores y de su propia base; y, por otro lado, muestra el canto del cisne de un tipo de sindicalismo al que no le queda nada por hipotecar y perder, inútil para hacer frente a las nueva situación en las relaciones laborales como producto de la aplicación del ultraneoliberalismo, dado que está basado en una configuración de empresa y sector productivo, que es ya producto del pasado, como prueba la edad media de sus afiliados y la nula presencia, precisamente en los sectores emergentes. Es fácil el análisis, claro el camino que no hay que seguir, tenemos la herramienta, pues vamos a mostrarla. Y si ves a alguien apático, no le des vitaminas, dale a leer el AINC-2002, saca músculo.
|