En el mes de
Mayo del pasado año, la Dirección de SUESA contrató los servicios de
un Ingeniero Técnico. Esta relación laboral ha sido rota
unilateralmente por la Dirección el 19 de septiembre. La forma en
que se ha producido esta ruptura ha vuelto a poner sobre la mesa el poco
tacto que caracteriza a los Prebostes de la empresa.
Un despido es una situación ingrata
ante la que algunos patrones, que son quienes tienen la sartén por el
mango, adoptan la postura de mostrar una chulería que empalaga. De ahí
que el resultado no sea habitualmente amistoso y, en función de un
cúmulo de factores, pueda derivar hacia tensiones de gran calibre.
Una parte de la Plana Mayor de
SUESA informó al Ingeniero Técnico, el referido día, de que se le
ofrecía marcharse voluntariamente en el plazo de quince días. En otras
palabras, autodespedirse. Lógicamente la respuesta fue negativa. Como
medida, se le aplicó el segundo plan que consistía en despedirle
inmediatamente, en principio de forma verbal, con lo que tenía que
abandonar la empresa. Éstas son cuatro pinceladas de cómo ha sucedido,
sin entrar en curiosos detalles que dejamos para otra ocasión, si fuese
necesario comentarlos.
Cuando la Dirección contrató al
Ingeniero Técnico, éste se presentó ante alguno de los trabajadores
del taller como el futuro sustituto de Mariano García Mata (cada vez
más próximo a su futura jubilación), comenzando su labor como
Director de Fabricación y poniéndose poco a poco al día en relación
al proceso de elaboración y obtención final de los diferentes
productos que se fabrican en SUESA, es decir, ir responsabilizándose
del Área de Calidad, asumiendo progresivamente el Área de
Producción-Compras-Comercial e ir colaborando activamente en la
gestión de la empresa. Le habían ofrecido, según la Dirección, un
atractivo reto donde se daban posibilidades reales de desarrollo
personal y profesional.
Lo de "sustituto" no se lo
inventó él, simplemente fue lo que le prometieron en la entrevista
previa a formar parte de la plantilla, entendiendo tal palabra en el
sentido de ocupar el cargo directivo, no la impresentable conducta del
Caudillo. Es indudable que algún día Mariano García Mata tendrá que
delegar sus funciones en alguien y para cuando llegue ese momento
querrá tenerlo todo muy pero que muy atado (tan atado como se lo dejó
el vago de Franco al vago de Juancar). Ese momento no ha llegado
todavía. No es nuestro trabajo profetizar, por eso ignoramos cómo se
realizará todo el traspaso de funciones, teniendo en cuenta que estamos
hablando de un personaje que desconfía incluso de sus más allegados.
Parte de los que llevamos unos cuantos
años en esta empresa, tras conocer semejante promesa hecha al Ingeniero
Técnico, vacía de contenido real, esbozamos una leve sonrisa. Nos
costaba creerlo. Independientemente de la batalla que le hubiesen
contado en los despachos, lo que se percibía en SUESA era que, por
aquel entonces, la Dirección se veía acuciada por la obtención del
Certificado de Calidad ISO como principal escollo a solventar. Nadie de
la Cúpula estaba en condiciones de afrontarlo, hacía falta
alguien que pusiese en orden todo el potaje burocrático para poder
optar al ansiado certificado y ahí es donde, desde nuestro punto de
vista, encaja el Ingeniero Técnico y las verdaderas intenciones de la
Dirección, que no eran otras que utilizarle por un interés exclusivo
adornado de falsa palabrería.
Una vez obtenido el Certificado de
Calidad, ordenados, corregidos y pulidos unos cuantos flecos, ha sido
cuestión de tiempo desprenderse de él.
Según la carta entregada al Ingeniero
Técnico, el despido se fundamenta en "la disminución continuada y
voluntaria de rendimiento en el desempeño de las funciones que le han
sido encomendadas por la empresa, habiéndose comprobado que en los
últimos tiempos ha hecho usted una clara dejación de las
responsabilidades que comporta su puesto de trabajo de Responsable de
Producción, lo que ha dado lugar a que las mismas hayan tenido que ser
asumidas por otras personas, realizando dichos trabajos, dando lugar a
retrasos en la toma de decisiones y su consiguiente reflejo en la
producción con claro perjuicio para la empresa. A nuestro entender,
esta conducta, supone una falta muy grave en el desempeño del trabajo
encomendado, causando un grave perjuicio a la empresa".
No es el momento ni el lugar para
meternos en materia filosófica pero hay que reconocer que hablar de
bajo rendimiento causa hilaridad al ser utilizado por la Dirección como
excusa para despedir, cuando quien menos rinde en la empresa es
curiosamente la propia Dirección.
Consumados ya los hechos surgen
rumores en el taller que tratan de justificar la decisión del despido;
rumores filtrados intencionadamente desde la Dirección y que por una
cuestión de simple higiene mental no vamos a nombrar aquí, pero sí
queremos hacer constar que es vergonzante que exista algún trabajador
que otorgue validez a esas estupideces. Si tan definitorios son esos
motivos... ¿por qué no figuran claramente plasmados en la carta de
despido?, porque no son tales o su defensa en un hipotético juicio por
despido podría no tener ninguna posibilidad de prosperar, aparte de ser
el hazmerreír de la sala. Se enmascara la falsedad del motivo del
despido con alguna de las ambiguas causas que fija la legislación
laboral, atando bien los cabos para que el juez, de llegar a juicio,
como mucho, pueda declararlo improcedente. De ser así, la
indemnización a recibir por el Ingeniero Técnico es suficientemente
baja como para que los Estrategas de la empresa no tengan
problemas en solventar la situación.
El asunto ha sido cerrado con un
acuerdo económico en el Acto de Conciliación celebrado el 25 de
Octubre.
Buena estrategia. A veces da la
sensación de que la Dirección piensa, pero no nos gustan sus
pensamientos.
Extraído de Aquí Mando Yo
nº12
Boletín Secc.Sindical CNT en Suesa