SIDA: Una incitación a la Rebelión
Jesús
García Blanca*
Ernesto Sábato. La Resistencia.
Uno de los efectos fundamentales de la Globalización es la extensión
infinita de la manipulación.
Una inmensa mayoría de habitantes del planeta se mueve permanentemente en un espacio falseado, prefabricado, controlado... manipulado.
En estas circunstancias, sólo una ruptura radical puede garantizar
una mínima salud mental, una razonable dosis de veracidad.
Decir lo que nadie dice es importante; decir lo que la maquinaria
del Mercado intenta ocultar es importante. Pero más importante aún es comenzar
a imaginar, a crear ese otro mundo en el que queremos vivir.
Según Kofi Annan, los cuatro retos fundamentales de la humanidad
son: la erradicación de la pobreza, la lucha contra el VIH/SIDA, la prevención
de conflictos mortales y la determinación de las causas de la violencia política.
“El hilo conductor de todos estos asuntos –declaró ante la Asamblea General
de las Naciones Unidas- es la necesidad de respetar los derechos humanos
fundamentales”.
Ambicioso programa. Falta saber de qué forma se las van a arreglar
las Naciones Unidas para solucionar los problemas que ellas mismas crean por
separado. O mejor dicho, agrupadas en Bandas depredadoras.
La actuación de la ONU como institución y de Annan como
Secretario General dando la espalda al pueblo saharahui, al palestino, al irakí,
al yugoslavo y recientemente al afgano frente a la Coalición Internacional del
Bien ofrecen un amplio margen para dudar de su sinceridad.
En cuanto a “la lucha contra el VIH/SIDA”, el “hilo
conductor” aparece claramente cortocircuitado. Veamos...
El
Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud, la UNICEF y otros poderes y
agencias internacionales pretenden que el test de VIH se realice a cada recién
nacido en todo el planeta.
Posiblemente
se termine imponiendo esta condición junto a un certificado de vacunación que
incluya una futura “vacuna del SIDA”. Estas dos etiquetas podrían
condicionar el respeto a los derechos fundamentales de las personas mediante
estrategias planificadas y ejecutadas por la Organización de Comercio Mundial y
los diferentes organismos dependientes de las Naciones Unidas.
El
test estaría ligado a lo que la OMS denomina TOD, Tratamiento Observado
Directamente, que rebasa ampliamente los límites del SIDA y que consiste no sólo
en vigilar que los pacientes toman sus fármacos, sino en encarcelar al que no
lo hace y aplicar tratamientos por la fuerza, incluso separando a los niños de
sus familias si se considera necesario.
El
mercado virtual de los productos derivados del VIH
En
Estados Unidos y en Canadá el tratamiento de AZT se aplica a la fuerza a madres
VIH positivas y a sus hijos. En España hay varios casos de familias a las que
se ha retirado la custodia de sus hijos por no administrarles los cócteles anti-VIH.
Pero
en la mayoría de los casos no hace falta presionar. Simplemente se les engaña,
se les oculta la información y se les hace firmar un documento en el que las
pacientes certifican que han sido informadas.
Este
es el territorio de la infamia.
Todo
vale con tal de asegurar el mercado de los productos derivados del Virus
Inexistente de Inmunodeficiencia Humana: test, mediciones de carga viral,
recuentos de defensas, seguimientos de adherencia al tratamiento, y por supuesto
los diferentes cócteles de productos antivirales ampliamente documentados como
tóxicos inmunodepresores.
Pero
la presión no se va a realizar únicamente a ciudadanos. Los países que
–como Sudáfrica- se nieguen a aplicar esta batería de medidas
estigmatizadoras pondrán en peligro las ayudas que reciben de organismos
internacionales.
Eso
para empezar. Porque el chantaje puede ir mucho más allá. Sobran ejemplos y
precedentes para imaginar lo que puede sucederles a los que se rebelen contra el
imperio. Desde el establecimiento
de embargos como los que pesan sobre Cuba o Irak, pasando por actuaciones estratégicas
a gran escala combinando el hostigamiento paramilitar con los últimos adelantos
en materia de destrucción químico-biológica al estilo del Plan Colombia;
hasta posibles intervenciones humanitarias como la perpetrada en Kosovo.
Daños
colaterales de la Farmafia
Ni
el mismísimo Deleuze hubiera podido sospechar que se iba a poner en marcha un
dispositivo de control tan perfectamente acorde con el horror de los tiempos.
En
los albores de la era virtual –que ha pasado definitivamente de largo por el
maravilloso sueño de Kubrick y su profecía del regreso al vientre sideral que
nos parió- se ha conseguido diseñar, construir e imponer un test de control
virtual que permitirá clasificar a toda la población del planeta y organizar
por medio del terror el mercado terapéutico: castigo a disidentes, utilización
de los ingenuos e imposición de costumbres civilizadas en todos los confines
del Imperio.
La industria química controla a los científicos comprándolos, intimidándolos y utilizando las poderosas armas de que dispone: medios de comunicación, publicaciones especializadas y responsables gubernamentales. Y pueden ir mucho más allá si alguien pone en peligro el negocio.
El
“derechos a envenenar” impunemente
Edward
Herman: “Obviamente, si los trabajadores
o los consumidores que usan un producto enferman y mueren por estar en contacto
con él, el artículo no se venderá, pero si los efectos dañinos no son
evidentes desde el primer momento, los fabricantes pueden ser capaces de
venderlos con gran provecho durante largo tiempo y, con un efectivo uso de la
ciencia basura empresarial y una sucesión de pleitos, pueden conseguir mantener
indefinidamente los beneficios por encima de los costes generados por las
demandas legales por los daños causados”.
En
el Montaje VIH/SIDA se ha conseguido transferir los efectos de los tratamientos
a la acción del VIH. Una vuelta de tuerca que ha logrado reducir enormemente
las demandas legales y desplazar hacia un culpable inexistente pero fuertemente
enraizado con las creencias modernas tanto los efectos a corto plazo de los fármacos
antivirales como los efectos a largo plazo de la agresión quimico-terapéutica
generalizada desde los años treinta y basada en un concepto irracional y
agresivo de la salud y la enfermedad.
Ernesto
Sábato: “la Ciencia, que iba a dar
solución a todos los problemas del cielo y de la tierra, había servido para
facilitar la concentración estatal y mientras por un lado la crisis epistemológica
atenuaba su arrogancia, por el otro se mostraba al servicio de la destrucción y
de la muerte”.
La
formulación más exacta y clara es Genocidio. Algo que viene impuesto por la
propia lógica del mercado y de la necesidad por cerrar el círculo de
contradicciones cada vez más evidentes.
Robert G. Murray, Doctor en Medicina: “Si
accidentalmente uno ingiere un veneno, la muerte es un accidente. Si se hace a
propósito, es un suicidio. Si uno envenena a otro a propósito es asesinato, a
no ser que lo ordene un tribunal, en cuyo caso es ejecución”.
La crudeza del planteamiento no es
caprichosa.
Los cócteles del VIH son tóxicos
celulares inmunodepresores que destruyen los centros vitales de producción de
energía y bloquean la actividad bioquímica celular. Solo las referencias
escuetas de los trabajos científicos que describen la toxicidad de estos
productos ocuparían decenas de páginas.
Añade el Dr. Murray: “¿Cómo se llama a esta clase de envenenamiento prescrito por el médico
y voluntariamente tomado por un paciente asustado y desinformado? Al ser
prescrito no es un accidente. Como el paciente no desea morir, no es suicidio.
Luego, a menos que un tribunal lo haya ordenado, estas muertes me parecen
asesinatos. Todo médico debe saber que estos fármacos son, con toda evidencia,
venenos mortales; el médico que no comprenda esto es incompetente o
negligente”.
Las
fronteras se disipan; las fronteras de lo humano y la capacidad para asimilar el
horror.
El miedo continúa siendo un motor fundamental de dominación. Y la
maquinaria mediática se emplea a fondo para renovar incesantemente nuevas
formas de temor, nuevas formas de terror.
Se ha producido una evolución desde el modelo panóptico de
control explícito al modelo informático de control implícito. En el primero
los enfermos –los diferentes- son encerrados; en el segundo la enfermedad se
asume como prótesis porque el encierro está afuera. En el primero, los
disidentes son machacados; en el segundo simplemente no existen porque la
censura en el régimen llamado “democrático” no puede ser explícita: no se
actúa sobre el que habla callándolo, sino sobre los que oyen y sobre los
canales de comunicación.
Más claro: se trata de aborregar a los oyentes mediante mensajes
cuanto más absurdos más efectivos y bloquear el acceso de los disidentes a los
canales de difusión creíbles –osea: a los Mass
Media del sistema.
En cabeza –en primera página- dos agentes generadores de
espanto: los microbios y los terroristas. Los nuevos virus, retrovirus y priones
causante de terribles enfermedades, y los nuevos terroristas internacionales,
fanáticos, fundamentalistas, integristas y kamikaces causantes de asesinatos
casi inverosímiles. Pandemias del horror. Pandemias terroristas.
No hay necesidad de aportar pruebas. Son ellos. Los microbios y los
terroristas. La culpabilidad se acepta como un acto de fe. En caso contrario,
pasas a engrosar la Lista Negra.
El Estado Clínico sentencia y ejecuta.
Elias Canetti:
“Los que
matan siguen siendo siempre los poderosos”.
Ese es el auténtico
bioterrorismo. La amenaza que se cierne sobre
millones de seres humanos y que es recordada constantemente en los medios: para
tal fecha nosecuantos miles de niños habrán muerto de SIDA en África; en tal
año habrá en el mundo tropecientos millones de infectados por el VIH... y así
sucesivamente. Terror. Sin pruebas. Terrorismo.
En las presentes circunstancias –un Estado de Sitio virtual- la
desobediencia no es un derecho como decía Thoreau- es un mecanismo de
supervivencia.
Pensar es desobedecer. Ayudar a pensar es fomentar la
desobediencia, la rebelión. Y proteger la vida y los derechos fundamentales de
los que se habla por ahí Arriba sabiendo perfectamente que son sólo palabras.
Arriba –en las instituciones, sesiones, ministerios, gabinetes, cumbres y demás
contubernios- son sólo palabras. La posibilidad de que se transformen en
hechos, en vida, está aquí Abajo. Y no nos faltan instrumentos.
Como escribe Carlo Fabretti, “ahora tenemos la Red”. Pero la
Red por sí sola no va sacarnos las castañas del fuego. Somos nosotros los que
tenemos que librar la batalla contra la inercia.
Ese es el desafío. Y asumir el desafío marca la frontera.
Algunos no tienen muy claro de que lado están. Ni siquiera tienen
claro por donde pasa la línea divisoria del horror. Quizá por eso es tan difícil
moverlos. El horror paraliza incluso a los que sospechan la trama de la
Conspiración.
Y en el caso del SIDA, la situación roza los límites de lo
grotesco: de un lado tenemos que los propios perpetradores de la versión
oficial, no sólo no se la creen –aunque sí la hacen creer- sino que aportan
argumentos para desmentirla. El caso extremo, Luc Montagnier, el “descubridor
del VIH” dice –con luz y taquígrafos- que no aisló ningún virus y que no
estableció que fuese la causa del SIDA.
Pero aún más preocupante es la otra cara de la parodia: la enorme
cantidad de (supuestos) “disidentes del sistema” que aceptan a pie juntillas
y defienden con uñas y dientes una de las mentiras más infames, torpemente
ideada y peor mantenida de los últimos siglos: la pandemia SIDA.
Resulta patético ver como gentes capaces de movilizar energías y
ardor guerrero contra la globalización, el racismo, la censura, el pensamiento
único o la contaminación electromagnética, se dejan atrapar con pasmosa
facilidad por la Religión de la Ciencia, la Fe en el Progreso, los 10
Mandamientos de la Tecnología y el Catecismo de los Circuitos Informáticos a
pesar de que todos sabemos que al otro lado de la línea está el Gran Capital.
Voltaire: “en un Estado
intolerante, el Príncipe es un verdugo a sueldo del sacerdote”.
En el Estado Neoliberal, el Príncipe es un verdugo a sueldo de las multinacionales.
Es abominable que el límite de la autodestrucción pueda
retroceder indefinidamente amparando a una banda criminal que cotiza en bolsa.
El combate decisivo se está librando ante nuestras narices. Para eludir las
trampas, buscar la raíz de los problemas. Profundizar, ahondar, escarbar bajo
la superficie: radicalizar. En lo profundo de la tierra, en lo profundo de la
selva, está el secreto de cada cosa, de cada ser, de cada palabra, de cada
gesto: las razones para la Resistencia.
No es la tolerancia lo que nos salvará en los confines del
Imperio. Escribamos entre todos el Tratado
sobre la Rebeldía.
Almuñecar, 1 de diciembre de 2001.
* Jesús García Blanca
forma parte de la Junta Directiva de la ONG-ONL Plural-21 Asociación para el
cuidado de la vida en un planeta vivo. Viene trabajando en el problema SIDA
desde 1994 en contacto con afectados, familiares, asociaciones, instituciones, médicos,
científicos y abogados. Coincidiendo con el Día Mundial del SIDA 2001 ha
enviado un escrito al Fiscal General del Estado planteando que actuaciones del
Ministerio de Sanidad español en materia de SIDA podrían ser delitos
tipificados en el nuevo Código Penal. El escrito y otros artículos sobre salud
y SIDA pueden encontrarse en www.cadizrebelde.com..
Plural-21 está organizando –en
colaboración con asociaciones, instituciones y ONGs de varios países- el
Primer Encuentro Mundial por la Vida, que reunirá en Barcelona entre el 5 y el
14 de julio del 2002 a personas y colectivos que se esfuerzan por preservar,
defender, cuidar, recuperar, cualquiera de los aspectos de la Vida, en
particular la salud y la enfermedad de los seres vivos y del planeta. Para más
información o para participar en la organización del Encuentro: plural-21@plural-21.org.
Contacto con el autor: kefet@eresmas.com