Guerra social en Bolivia |
Tras la caída del sangriento General Banzer en agosto, asumió el poder el vicepresidente Quiroga, para quien los medios locales construyeron una campaña de mercadeo diseñada a embaucar a los incautos con una promesa de mejores días - algo imposible en el capitalismo. Su fracaso se ha patentizado en la denodada lucha que lleva acabo el proletariado boliviano y que se ha intensificado desde inicios del 2000. No ha cesado de acudir a la acción directa resistiendo al avasallamiento que el estado ha emprendido usando de las más extremas medidas capitalistas aplicadas en la historia. Cuando el gobierno apostaba a embaucar con promesas a los trabajadores, estos han reaccionado con una intensa movilización, siendo brutalmente avasallados por el estado. El siguiente texto brevemente refleja el panorama actual. MINEROS ESTREMECEN AL PODER POLÍTICO. Miles de mineros provenientes de diversas regiones de Bolivia iniciaron movilizaciones en pleno centro político del país desde el cinco de noviembre. Durante cuatro días marcharon por el centro de la ciudad haciendo explosionar potentes cargas de dinamita, exigiendo mejores condiciones laborales al gobierno, el cuál temeroso por la sólida organización de estos y su determinación se apresuró a conceder la mayoría de las pretensiones mineras. El pasado mes de junio una movilización mucho mayor le arrancó al gobierno del entonces Gral. Banzer promesas similares, en gran parte por ello. El máximo dirigente minero decía Retornamos a las minas, pero no satisfechos porque la lucha de clases sigue, el sistema capitalista reina en el mundo, la apropiación de nuestro trabajo permanece... vamos a volver. Son mas de 55 mil obreros los que dependen directamente de la minería chica y mediana, no cuentan con seguridad social e industrial alguna y se hallan al borde del desempleo ante el avance de las multinacionales mineras. EL CHAPARE: ZONA DE GUERRA. El Chapare es una región tropical en el corazón de Bolivia, que alberga a más de 35 mil familias indígenas dedicadas al cultivo de coca para satisfacer la demanda del consumo tradicional y cuyo excedente es usado por las mafias del narcotráfico en la elaboración de cocaína. Contrariamente a lo que se pueda creer el cultivo de coca no es un buen negocio, aproximadamente el ingreso anual de cada familia es de mil dólares al año. En un país semiindustrializado es la única alternativa para poder sobrevivir. La erradicación de la coca es un objetivo político del gobierno de los Estados Unidos. Respaldar ese objetivo, en Bolivia, ha sido para la mayor parte de los gobiernos, un medio a través del cual buscaron alcanzar otros fines: encubrimiento, relevancia política, impunidad, etc. El propósito (de la erradicación) tiene poco que ver con las drogas, la salud pública, la protección de la población más vulnerable, y, en cambio, mucho que ver con estrategias de poder, con resultados extraordinarios en cuanto a las asignaciones presupuestarias para las burocracias nacionales e internacionales, pero con muy pocos avances en la eliminación de las drogas. La historia muestra desplazamientos y sustituciones de unas drogas por otras, y su presencia, como elemento recreativo o ritual, en prácticamente todas las sociedades. Ahora la cocaína ha empezado a ser desplazada de los mercados ilegales por estimulantes artificiales que se fabrican dentro de los Estados Unidos, y ya solamente está siendo consumida por unos 5 millones de estadounidenses. Para los "narcos" de la cocaína el negocio está en caída, no solamente por estos cambios en el consumo, sino también porque están vendiendo la droga cada vez más pura y más barata. A pesar de todo ello, el gobierno ha emprendido una campaña bélica contra las 35 mil familias cultivadoras de coca, desde hace tres semanas el Chapare ha sido ocupado por 10 mil soldados y policías (el gobierno dice 6 mil), que están actuando como un verdadero ejercito de ocupación. Allanamientos, torturas sistemáticas, detenciones ilegales, secuestros, silenciamiento de radios sindicales son la constante. Los heridos ya suman mas de media centena, muchos de ellos graves. Hasta el momento conocemos de dos victimas mortales. El campesinado se ha armado de piedras y palos para combatir a las armas de fuego del estado y a partir del 6 de noviembre ha iniciado un bloqueo carretero en el principal tramo del país, pero la ocupación militar de éste ha obligado a los campesinos a realizar bloqueos relámpagos y apuntar por el desgaste del ejército que ya enseña muestras de cansancio. El movimiento cocalero ha advertido: ¡Kausachum coca, walluchum yankees! Cato o colombianización, coca o muerte. MASACRAN A CAMPESINOS SIN TIERRA. La madrugada del 8 de noviembre fue testigo en el sudeste boliviano de una masacre llevada por paramilitares contra campesinos del MST Movimiento Sin Tierra. Las tierras cultivables son escasas en la región por lo que la hacienda Pananti, que no cumplía función social alguna con sus 1.000 hectáreas, fue tomada hace dos años por unas 180 familias de campesinos del Movimiento Sin Tierra, viviendo allá desde entonces. Hace algunos meses una incursión de mercenarios apaleó brutalmente a varios campesinos, en los últimos días un campamento de paramilitares se instalo en la región, hecho que fue denunciado pero ignorado por el gobierno. Ello permitió que en la madrugada del 8 de octubre, cerca de 40 paramilitares financiados por ganaderos y terratenientes, emboscaran a mas de 250 campesinos disparando indiscriminadamente y a quemarropa. Con el saldo de 12 campesinos asesinados (6 según el gobierno) con certeros tiros en el pecho, lo que hace presumir la presencia de francotiradores. Otros 20 campesinos resultaron heridos, 14 de ellos con impactos de bala en el abdomen y los brazos. En la masacre, un grupo de campesinos logró defenderse y ultimó a golpes a uno de los agresores, aparentemente un terrateniente. Los hechos sucedieron ante la actitud pasiva y cómplice de policías y militares de élite designados en la región. Como consecuencia de ello el MST rompió las negociaciones con el Ejecutivo y ha convocado al bloqueo nacional de caminos en protesta por la masacre y en apoyo a los cocaleros del Chapare. Más aún, el dirigente del MST, Angel Durán, visiblemente nervioso y afectado por los muertos dijo: Hemos instruido armarse y responder para vengar la sangre derramada. Aseguró que quienes actuaron en la matanza son paramilitares armados por la Policía y los militares. El MST surgió hace un año en el departamento de Tarija donde la presencia de latifundios contrasta con la situación de alquiler de tierras, de explotación de peones y jornaleros que viven en condiciones de semiesclavitud. El movimiento se ha extendido a varios departamentos del país y no sólo se nutre de campesinos e indígenas, sino también de sectores desplazados como mineros, albañiles, etc. El objetivo es ocupar los latifundios improductivos con núcleos de trabajadores sin tierra, actualmente existen 18, el más grande, con 200 familias, fue atacado en la víspera. Varios sectores laborales se han solidarizado con los campesinos y a la vez llevan a cabo luchas particulares importantes, tal es el caso de los trabajadores de la aviación, los profesores, los estudiantes universitarios, que, ante la iniciativa del gobierno de acabar con la autonomía, han salido a las calles de la ciudad de La Paz a enfrentarse con la policía. En la ciudad de Sucre, el estado ha optado por cerrar la universidad publica. Según declaraciones del dirigente de los cultivadores de coca, movimientos indígenas y agrarios de toda Latinoamérica se aprestan a realizar la toma física de cada embajada boliviana en el hemisferio. Juventudes Libertarias, Bolivia |