EDITORIAL

Siempre pagan los mismos

S.P. del Comité Nacional

El ataque contra el corazón del poder económico y militar de la primera potencia mundial del día 11 de septiembre de 2001 pasará a la historia por la crisis generada ante la humillación y la sorpresa producida en el imperio y sus consecuencias.

A miles de kilómetros hemos visto lo que han querido que veamos. Hemos contemplado un millón de veces las mismas imágenes, pero no las imágenes recientes o en directo de los mismos escenarios. Nos han inoculado las imágenes de los niños palestinos celebrándolo, junto a imágenes de archivo de mediados de los noventa de musulmanes que se alegraban por algo.

Han insultado nuestra inteligencia anunciando que "los terroristas" tenían a mano los manuales técnicos para el manejo de las aeronaves y también que habían aparecido sus restos entre los escombros, cuando lamentablemente en los últimos días lo que van extrayendo son fragmentos que tendrán que identificar por el ADN y eso si las personas más próximas facilitan objetos personales para su comparación (recordemos que allí no tienen DNI).

No pasan desapercibidas las patéticas manifestaciones de los miembros de nuestro gobierno y de los de otros, anunciando que había sido un ataque contra la libertad y la democracia o que tenía que ver con la antiglobalización. Más bien el desconcierto ha sido producido por la globalización.

Es proverbial el papel que Estados Unidos lleva lustros desempeñando en las desestabilizaciones locales, con la impunidad de no sufrir sus consecuencias en casa. Cuando las consecuencias son en casa de los demás y cuando los inocentes que perecen son de otra nacionalidad, de otro color, con otra lengua, hablan de "efectos colaterales".

El balance de los efectos colaterales de las operaciones estadounidenses frente a las operaciones contra-estadounidenses es absolutamente asimétrico. Y no hablamos sólo de las operaciones militares, sino de las víctimas del mero ejercicio del capitalismo. El que juega con fuego, se quema.

La eventual intervención militar contra los supuestos responsables producirá, como siempre, muchas víctimas civiles y en cuanto a la posible respuesta de los talibanes, quien mejor conoce su capacidad bélica son los que les han suministrado armas y entrenamiento para su acceso y mantenimiento en el poder. El opaco tráfico de armas oculta entre sus clientes a los talibanes pero entre los proveedores oculta los nombres, probablemente, de los ahora indignados "gobiernos democráticos", todo ello financiado por el tráfico de drogas. (¿Nos recuerda otros casos?).

Se está justificando un ataque a Afganistán y se le llama lucha contra el terrorismo internacional. No hay quien crea que atacar masiva y militarmente a un país devastado por sus propios jefes sea una medida

antiterrorista. Ante esto la ONU no sólo está muda, sino que la reunión ordinaria convocada ha sido suspendida a instancias de EEUU.

Después de las víctimas civiles habrá víctimas económicas, entre las que nos contaremos. Se reforzarán los tribunales y los presupuestos de defensa e inteligencia. La carta blanca contra el terrorismo implicará un problema de derechos humanos allá donde existan disidentes (kurdos en Turquía, chechenos en Rusia, Sudán, Argelia, ..... ¿Nosotros?).

Países como Francia han empezado a matizar su ayuda: "la solidaridad humana, política y funcional no nos priva de nuestra libertad de apreciación, ni de nuestra soberanía".

Mientras tanto, aquí el gobierno español, como otros, se apresura a "hermanarse" con Bush y el PSOE no va a exigir el aval del Congreso para la implicación. Ambos se han inventado un clima ciudadano que no es real. Los sondeos de opinión no confirman, en absoluto, que la ciudadanía esté demasiado agobiada y que apruebe una participación en la represalia, por múltiples razones. Tranquilos, que estamos en buenas manos.

Ha tenido suerte el gobierno cuando se le iba a ver el plumero coincidiendo con la entrada en el euro, culpará de nuestra recesión a las consecuencias del 11 de septiembre.

Tendremos que estar pendientes de lo que se nos viene encima, como la criminalización de determinada cultura o extracto social cuando, si se confirma su responsabilidad, Osama Bin Laden es multimillonario y un producto netamente occidental o americano de la lucha contra la antigua URSS, es decir, nada representativo.

El fundamentalismo cristiano, el judío, .... y el ideológico-político, no sólo el islámico también han matado, y matan mucho.

Lo que ha sucedido el 11 de septiembre pone en evidencia todo un sistema económico y de defensa del mundo en el que vivimos donde nada parece lo que es y hasta que no reaccionemos organizadamente, tenemos la certeza de que decidan lo que decidan, .....

Arriba lucha antifascista

Perderemos siempre.