Hace tiempo me fijé en una carta al director del periódico El País que hablaba del esfuerzo que le ha costado al ministerio de defensa cubrir las plazas previstas para el nuevo ejército profesional. Donde se planteaba como solución para dicho problema que se ofrezca un sueldo y unas garantías de "trabajo" del que carecen otros oficios. O sea, que se le aplique una Reforma Laboral muy distinta de la que van a sufrir los gremios restantes. Ahora bien, eso sí, siempre en pro de la defensa estatal. Y es que hay que estar preparados por si vuelven los veinticinco mil ecuatorianos repatriados y se encierran en huelga de hambre en nuestras iglesias para protestar porque fueron deportados con un Plan fantasma, concebido para aplicarlo a cinco mil personas que luego podrían volver y de las cuales, resulta que sólo se les permitirá regresar a dos mil.

Otro caso que me llamó la atención, fue que si bien la caravana zapatista que llegó a México D.F. para reiniciar el diálogo con Fox, expresó su satisfacción al encontrar allí a multitud de estudiantes, observadores internacionales e intelectuales dispuestos a mostrar su apoyo, las comunidades indígenas no lo ven con tan buenos ojos. El pueblo zapatista considera que muchas veces, los colectivos afines, apoyan de una forma muy superficial y que no se puede confiar plenamente en ellos.

Estos comentarios, que, en primera estancia, podrían parecer extraños e incluso ofensivos, no lo son en absoluto para quien haya intentado estar al corriente de la lucha zapatista durantes estos años. Mucha gente y ONGs llegan a Chiapas con el lema "Hagamos de esto nuestra lucha". Y cuando se encuentran con que los indígenas siguen con su vida cotidiana sin agradecerles a cada momento que estén allí y que no consideran sus propuestas como el camino que les llevará a la salvación, se decepcionan y empiezan a incordiar, criticándolo todo y exigiendo que se les tenga en cuenta. Y eso que el primer manifiesto zapatista, ya dice que quien no sepa cómo ayudar a la comunidad zapatista, vuelva a su país y monte allí "su revolución" con "su gente". Pero, en fin, supongo que siempre es más fácil adherirse a una gran causa, aunque no nos incumba directamente, que funcionar por nosotros mismos.

También hay que tener cuidado de que no nos ocurra como en South Park, donde unos críos confunden la libertad con expresar su rebeldía diciendo tacos a cada momento y adoptando una actitud de indiferencia y superioridad frente a los demás. Esto escandaliza a sus madres de tal forma que adoptan una postura de rotunda intransigencia lo que desemboca en que los USA declaran la guerra a Canadá. Creo que esta película que no pretende más que poner en tela de juicio los valores y la política que promueven los USA es una profunda crítica que podemos aplicarnos a nosotros mismos.

Muchas veces nos empeñamos en demostrar que nuestro punto de vista es el bueno, cueste lo que cueste y sin tener en cuenta a los demás. Y esto puede llevar a algo bastante diferente de la lucha solidaria.

Así que, sea como sea, sigamos luchando, pero eso sí, con respeto, con mucho respeto.

Auschwitz no fue un resbalón de la civilización, un paso en falso de Occidente, un extravío de la Razón Moderna, una enfermedad por fin superada del Capitalismo, lacra de unos hombres borrados felizmente de la Historia- sino una referencia que atraviesa el espesor del tiempo y mira hacia el futuro, que nos acompaña y casi nos guía, llevándose sospechosamente bien con el corazón y la sangre de nuestros regímenes democráticos. Auschwitz fue un signo de lo que cabe esperar de nuestra cultura: el exterminio global de la Diferencia. Habrá, y de hecho ya se están dando) otras Persecuciones de la alteridad, otros Aniquilamientos otros Holocaustos mientras nosotros, cada día más instalados en la conformidad y en la indistinción, individuos misteriosamente dóciles, cerraremos impasibles los ojos...

Considero que las democracias liberales avanzan, por caminos inéditos hacia un modelo de sociedad y de gestión política que, a falta de un término mejor, denominaría neo-fascismo o fascismo de nuevo cuño. Esta formación socio-política se caracterizaría, en lo exterior, por la beligerancia (afán de hegemonía universal) y, en lo interior, por una enigmática e inquietante docilidad de la población (letargo del criticismo y la disidencia), circunstancia que haría casi innecesario el actual aparato de represión física al ejercer cada hombre, en suficiente medida, como un policía de sí mismo. Por compartir con los antiguos fascismos de Alemania e Italia estos dos rasgos expansionismo exterior y ausencia de resistencia interna-, quizás esa sociedad de mañana confirme la incomodante intuición de P. Sloterdijk, para quien vivimos (ten la eterna víspera de aquello que ya ha sucedido". Víspera de un horror que recordamos y con el que probablemente acabaremos hermanándonos...

Quisiera subrayar la responsabilidad de la Escuela en este adocenamiento planetario del carácter; su implicación en la forja de la Subjetividad Única, una forma global de Consciencia -sustancialmente igual a sí misma a lo largo de los cinco continentes replegada sobre el asentimiento mecánico y el pánico a diferir. Quisiera apuntar, contra el cotidiano trabajo homogeneizador de las Escuelas, los Hogares, los Empleos y los Gobiernos, una intempestiva defensa de la no-colaboración y de la Fuga, de la Existencia Irregular y de la Vida Nómada. Me gustaría abogar por el Peligro, ya que pronto no habrá nada más temible que el hecho de vivir a salvo.